Para hoy he preferido dejar un poco de lado los géneros en que suelo moverme con más frecuencia para tratar uno que en los últimos años se encuentra en auge, como es el dubstep. Hace años no me cortaba en mostrar públicamente mi rechazo a este género, especialmente mi aversión a los grandes productores y Djs como Skrillex (esto último lo mantengo actualmente), que metieron de pleno el género en el mainstream. Con esto lograron sobre todo dos cosas, conseguir relacionar el sonido característico del dubstep directamente con su propuesta, monopolizándolo de cara a los profanos en el género. Y la otra, ganarse millones de fans entre la gente más «alternativa». Sin embargo, como todo en esta vida, a veces, si decides apartarte un poco de lo que sigue la mayoría, encontrarás cosas sorprendentes. Y no confundáis esto con una postura hipster. Con esto pretendo reflejar la profunda degradación cultural que vivimos (no solo en la música, también en el cine, literatura, gastronomía, videojuegos…), donde predomina el consumo rápido y la baja calidad, y la imposición de una cultura sobre las demás. Pero ciñámonos a lo importante, que es la canción.
Podría haber elegido otro productor, lo fácil hubiera sido ir a Seven Lions para redactar este post, pero me decidí por Arkasia ya que ocupa ese lugar especial que pertenece a los que te abren la mente a un nuevo género. Con su canción «Pandemonium» me di cuenta de que condenar a toda la electrónica porque no me gustara lo que sonaba en la radio era totalmente injusto, así fue como poco a poco fui descubriendo una faceta de la música que me resultaba totalmente desconocida, y que tenía mucho que aportarme. El sonido de Arkasia se caracteriza por pertenecer a la vertiente más melódica del dubstep, incluyendo a veces arreglos orquestales que le dan bastante personalidad (aunque también tiene temas que se enmarcan dentro del sonido más agresivo y enfocado al drop del género), usando a menudo samples de determinados documentales o discursos para aportar una mayor profundidad. El tema elegido, «Angel«, fue compuesto en honor a la abuela de Arkasia cuando falleció, a la cual había estado muy unido. En la canción encontramos su faceta más melódica, apoyándose en la sabia decisión de contar con CoMa para el aspecto vocal (de lejos mi vocalista favorita de electrónica), que no necesita ni letra, siendo su voz más que suficiente para llevar la canción a un nuevo nivel. En este caso las frases que se escuchan a lo largo del tema están extraídas del documental «DMT – La molécula espíritu». Para finalizar ahondemos un poco en el trasfondo de la canción, ¿qué es la DMT?
La DMT (Dimeltiltriptamina) es una sustancia que se encuentra en la naturaleza, en numerosas plantas y animales, y que en numerosas culturas, tanto indígenas como modernas, se ingería por sus potentes efectos psicodélicos (se encuentra en el famoso brebaje conocido como «ayahuasca»). Su consumo fue expandido durante el movimiento hippie de los años 60, lo cual queda reflejado en el documental, y entre los efectos que producia se encuentran sensaciones extracorporeas, entrar en comunicación con determinados entes, viajar a ciudades futuristas… Una curiosidad respecto a esta sustancia es que nuestro propio organismo la produce en la glándula pineal, y se supone que es la causante de las experiencias extrasensoriales que viven muchos fanáticos religiosos. Todavía se desconoce cual es exactamente la función que encuentra en nuestro organismo, pero se especula que esta relacionada con nuestras etapas oníricas y enfermedades como la esquizofrenia. El documental me dejo un sabor agridulce, ya que al final aportan pocas conclusiones serias, centrándose más en sus efectos psicodélicos y posibles teorías espirituales, pero la verdad es que resulta un tema muy interesante sobre el que aun queda mucho que decir.