Thirteen Senses ocupan un lugar muy especial en mi colección de discos. Esto se debe a que, habiéndolos descubierto en mi temprana adolescencia, han sobrevivido a la progresiva maduración de mis gustos musicales. Y esto tiene aún más mérito si tenemos en cuenta su estilo, ya que su britpop (bastante cercano al indie) no se encuentra para nada entre mis estilos predilectos. Aún recuerdo como en una de mis búsquedas en Youtube sin un objetivo definido acabé en un vídeo que tenía de fondo ese himno que es «Into the Fire«, y la forma en que me marco. El tema en cuestión había ganado bastante fama, ya que había sido incluido en dos capítulos de la serie americana «Anatomía de Grey», en uno de «Los 4400» y en el film «Sky fighters». Además, en 2011 volvió a ganar importancia, siendo la banda sonora de un vídeo viral sobre el levantamiento en contra del gobierno de Egipto. Sin embargo, la fama que recibió el corte no repercutió en el grupo, que a pesar de llevar en marcha desde 2001 (y con más canciones teniendo su espacio en series, como «Gone» en «Bones»), se han mantenido en un relativo anonimato hasta la fecha.
La banda liderada por Will South (encargado de voces, guitarra rítmica y teclados) lanzó su primer disco en 2004, en la forma de ese perfecto debut que es «The Invitation». Un disco de dream pop discreto, a base de piano, guitarras limpias y melódicas y una voz aguda popera cargada de feeling. «Into the Fire», «Gone», «The Salt Wound Routine», «Last Forever» o «Automatic» son ejemplos perfectos, del que es uno de los discos con los que di mis primeros pasos serios en la música. La formación (que se ha mantenido estable desde el comienzo) la completan Tom Welham (guitarrista principal), Brendon James en la batería y Adam Wilson en el bajo, instrumento por el que siento particular debilidad en esta agrupación.
«Contact» vio la luz en 2007, suponiendo un ligero cambio estilístico, contando con temas más enérgicos que su predecesor. «All the Love in Your Hands», primer single, resume a grandes rasgos lo que encontraréis en él, aunque si tuviera que elegir mis favoritas son «Call Someone», «Follow Me» o «Under the Sun». Es un disco que tengo en gran estima por los recuerdos que van ligados a él, pero si nos limitamos a lo musical se encuentra por debajo de «The Invitation».
En 2011 volverían con el que es su penúltimo trabajo de estudio, «Crystal Sound». En este se desmarcaban un poco de su sonido de pop británico para acercarse a un indie más típico. Eso no quiere decir que dejaran de sonar a ellos mismos, pero si le dieron algo más de ritmo a su propuesta (entendido dentro de su característica tranquilidad). El bajo gana protagonismo en este disco, lo cual se agradece mucho. «The Loneliest Star», «Imagine Life», «Suddenly» o «I Saw Stars Dissapear» son temas enormes, subiendo el nivel marcado en «Contact», pero sin llegar a copar el marcado por su primer trabajo. Una cosa que me parece curioso de «Crystal Sound» es el elevadísimo nivel de sus bonus tracks, estando por encima de algunos de los que tuvieron cabida en el tracklist. «Send Myself to Sleep», «Concept» (probablemente mi corte preferido), o «Change the Atmosphere» hubieran tenido cabida como temas principales del CD sin problemas.
Ahora que os he presentado brevemente la corta discografía de esta agrupación (se que a los que conocéis mi faceta mas heavy os sorprenderá, pero que se le va a hacer, en mis oídos también hay cabida para el pop si es de calidad y buen gusto!) toca sumergirnos en el que es su último álbum, «A Strange Encounter«. Nuevamente cambian ligeramente su sonido, con unos resultados interesantes a la vez que cuestionables.
En «A Strange Encounter» es probablemente con el que han dado un giro más importante a su sonido. Y no tanto en el estilo de su música, sino en la forma en que lo plantean. Escuchando el álbum se encuentra la esencia de la banda, pero es un disco más lento, más apagado, suena a opuestamente a la energía que transmitía «Crystal Sounds» en cierto sentido. No se si ‘experimental’ es el término adecuado para el disco, pero cuanto menos no se ajusta a su propuesta más convencional. 39 minutos repartidos de forma bastante desigual en 10 cortes, con un uso un poco excesivo (tres más la intro) de interludios que no superan los dos minutos. Este es además el primer larga duración que van a ofrecer únicamente en version de descarga digital.
Probablemente la razón por la que la banda ha decidido optar por este camino diferente se debe a la ausencia de todo tipo de presión. Su debut tuvo relativo éxito, pero los dos siguientes fueron totalmente ignorados por la crítica a pesar de su nivel más que notable. En «A Strange Encounter» carece de cortes que pudieran servir de singles, lo cual siempre había predominado en su discografía. Es su trabajo más cohesionado a su vez, todas las canciones sirven a un propósito superior a si mismas: el álbum.
«A Brief History» abre el disco de una forma bastante acertada, y diferente a lo que nos tienen acostumbrados, ya que es una pieza instrumental. Una guitarra y ambientes más que familiares, pero a su vez con una nota distintiva. Le sigue uno de los temas más fuertes del LP. «Stars Make Progress» es uno de los puntos álgidos, con una inusual (para la banda) duración de 7 minutos y medio, en una progresión que a partir del tercer minuto nos ofrece un momento más que destacable, para continuar posteriormente su desarrollo.
El tema homónimo sigue una estructura a base de piano y acústica que nos hace retroceder a sus cortes más clásicos. Sencillo, y funciona. El cuarto y quinto tema son dos de los interludios, siendo el primero, «Lost», instrumental. He de reconocer que aunque la intención es buena (dar coherencia al discurrir del disco), dan ligeramente la sensación de ser canciones a medio hacer que no terminan de cuajar. El disco realmente no las necesita, le hubieran favorecido más otra canción de largo desarrollo. Pero se agradece la innovación.
«The Hour» funciona mejor que su predecesor, tal vez porque la banda gana cuando Will South ocupa su papel en el micrófono. «In Lunar Light» presenta discretos arreglos orquestales, a los que la guitarra arpegiada y el piano ayudan a desarrollarse. Estructura cercana a sus canciones de trabajos previos, pero encajada en la atmósfera del presente trabajo. «Gathered Here A Stranger» constituye otra de las piezas más sólidas de «A Stranger Encounter», la voz de Will nos acompaña durante la mitad del tema respaldada por las notas de la guitarra acústica y el piano, para después continuar en un tímido y lento crescendo instrumental.
«Here and Now» es el último de los interludios, y probablemente el mejor de ellos, sirviendo para unir el corte anterior con la que es para mi la mejor canción del disco. «Waves» continúa por donde lo deja el tema previo con un bajo lento y muy marcado, al que se le van sumando progresivamente guitarra, voz y piano, en otra progresión de las que predominan en este trabajo. En el 1:54 parece que se acerca al clímax, pero no, hay que esperar un poco para disfrutar del mejor momento del disco. La banda demuestra que, dentro de los riesgos que han corrido con este álbum, muchos convertidos en errores, también ha habido aciertos, y bastante remarcables. La melodía de la guitarra eléctrica al final, marca de la casa, contribuye a embellecer más el tema.
Y el disco termina como empezó, con una instrumental, «In Time». El esfuerzo que nos ofrecen los ingleses en este 2014 ha resultado en ser la más ambiciosa de su discografía. Pero hay que ser realistas, y la ambición, el esfuerzo o la experimentación no garantizan buenos resultados. Y «A Strange Encounter», sin ser un mal disco, tiene una estructura y un desequilibrio entre los cortes que no apoya la buena intención creativa de la banda. Se nota que en este trabajo han tirado ya la toalla con cualquier expectativa comercial, ofreciéndonos música cargada de sinceridad y sin pretensiones. Tal vez estas críticas estén arraigadas en los años que llevo escuchando a la banda, conociéndoles y sabiendo que tienen la capacidad para ofrecer algo mejor. Pero quedémonos con lo más positivo. La banda ha decidido reinventarse a la hora de afrontar la música, manteniendo estilo y esencia, pero sin embargo cambiando la propuesta. Confío en que no haya que esperar demasiado para el siguiente trabajo, y que la evidente madurez que desprende su cuarto disco se vea mejor canalizada de cara al futuro.