Hace una semana murió uno de los grandes. Uno de los que merecerían ser recordados por todos, por lo que hizo, y por lo que fue. Su nombre es Jack Bruce, uno de los bajistas más influyentes en la historia de la música. Esta es su historia.
Su carrera comenzó a principio de los 60, tocando el contrabajo en algunas bandas de jazz y como consecuencia siendo expulsado de la academia de música en la que estudiaba… porque el jazz es cosa del diablo, ya sabéis, corrompe a los buenos chicos. Pronto comenzó a interesarse por el blues americano, y es que evocar la suave brisa del delta del Mississippi en una áspera y nebulosa noche inglesa, era un pensamiento incomparable, y como tal, completamente digno de ser realizado. Así que se unió a la banda Blues Incorporated, que por aquellos recién estrenados sesenta empezaba a traer y electrizar los ritmos depresivos pero conmovedoramente cálidos y emotivos del blues del otro lado del charco, juntando a muchos jóvenes fans de los alrededores, tales como los futuramente egregios Mick Jagger o Jimmy Page.
Tras pasar por una nueva banda donde ya tocó el bajo, la Graham Bond Quartet, formada por miembros de la Incorporated, y la John Mayall & the Bluesbrakers, finalmente dio el paso de oro, y formó, tocando el bajo y cantando, junto al guitarrista Eric Clapton y el batería Ginger Baker, el power trío Cream, banda que, junto a los Yardbirds, se encargó de elevar el blues americano al estatus de “blues británico” añadiendo la psicodelia roquera que subyugó a los posteriores adalides del rock progresivo. Fijaos que, aun contando solo con un par de años de existencia y cuatro discos, lograron influir y marcar las decurias posteriores y llegar tan frescos como una rosa hasta nuestros días.
Posteriormente a la ruptura de la banda, Bruce comenzó su carrera en solitario, al igual que sus otros dos compinches, dando a luz varios álbumes además de colaborar en distintas bandas, llegando a juntarse de nuevo con Baker y con el gran Gary Moore en el 93.
Para este homenaje me he decantado por una canción de la época de Bruce en Cream, ya que, valga su magnanimidad e influencia, es la que más conozco, pues debido a mi corta edad aún no he podido escuchar adecuadamente la carrera en solitario de este señor. El single «Sunshine of Your Love» pertenece al álbum «Disraeli Gears» del 67, y es una de sus más conocidas canciones, tan orgánica como si la hubiesen improvisado sobre la marcha. Imposible no ver su grandeza con ese pedazo de riff y los sutiles versos cantados por la nítida voz de Bruce. Atención al solo donde Jack y Eric se complementan como si fuesen una misma persona. Y por supuesto, cómo no fijarse en la cara de iluminado de Baker mientras se pasea por la batería como Pedro por su casa.
Por otro lado, el vídeo, que parece grabado por un diletante en materia fílmica, se disfruta mucho más si no se presta atención a los múltiples planos de la boca de Bruce y Clapton, que parecen ser acosados por el objetivo de la cámara. A pesar de ello, esta es una buena muestra de lo que se cocía por aquella época.
Descanse en paz, Jack Bruce, el sol seguirá brillando sobre su legado. Un sol por siempre fulgente. Porque su música nunca morirá.