A principios del mes pasado, el viernes 10 de Octubre, tocaba ya descubrir cómo es la O2 Academy, la sala de conciertos más importante de Bristol, ciudad donde actualmente me encuentro ubicada como ya mencionaba en mi anterior artículo. Una sala bastante grande, capacidad para unas 2500 personas, a dos niveles y con sitios reservados a personas de movilidad reducida y en la que, con un poquito de suerte, puedes aprovecharte y colocarte en buena posición como pude hacer yo. Eso de no ser alta es un inconveniente a la hora de disfrutar de un buen directo, tristemente.
La cita prometía y muchísimo, Opeth junto a Alcest como apoyo, dando comienzo ese mismo día a la que es su actual gira europea “Pale Communion Europe 2014”. Después de leer el comunicado que dejó Mikael Åkerfeldt en la página web oficial cuatro días antes, nos podíamos esperar cualquier cosa. Y así fue, salí conmocionada y rebosando energía hasta por las orejas, algo que ya me esperaba pero sólo hasta cierto punto y en seguida sabréis por qué.
A pesar de haber tenido la oportunidad de ver en directo en distintas ocasiones a los suecos a lo largo de los últimos años (Wacken, Costa de fuego, Summer Breeze), ésta era la primera, al fin, que los disfrutaría en sala, y es ahí donde, en realidad, se aprecia la calidad y la grandeza de una banda. Desde luego, poco o nada hace falta para darse cuenta con los de Estocolmo.
Esta vez asistía con otros tres amigos y desde las 18.00 horas nos encontrábamos en puertas bajo la lluvia, sin paraguas para variar, pero por lo menos no hacía mucho frío. A y media pasadas la cola empezó a moverse y al poco nos encontrábamos dentro. Aquello se empezó a llenar paulatinamente aunque cuando comenzaron a tocar los franceses Alcest a las 19:45, aún se visualizaban bastantes lagunas, quizás por falta de tiempo después del trabajo al tratarse de un viernes o simplemente parte de la audiencia decidió tomarse la cita con calma, como casi siempre acaba pasando con los grupos teloneros.
Pero hay que remarcar lo siguiente: Alcest no es un grupo cualquiera ni mucho menos. Llevan una cierta trayectoria que aunque corta, es muy intensa, y su talento y evolución musical les ha hecho tomar posiciones y su importancia dentro de la escena progresiva más oscura es ya más que tangible. Además, para nada debemos obviar el panorama musical que ha ido emergiendo desde Francia en los últimos años como pueden ser Gojira, Hacride, Hypon5e o los mismos Alcest.
A pesar de que en los directos podemos ver a cuatro jóvenes encima del escenario, en verdad el proyecto Alcest se engendró como solo por Neige (Stéphane Paut) y que, después de algunos cambios, desde 2009 se ha incorporado a la batería el denominado Winterhalter. Con inicios black metaleros muy atmosféricos, con el tiempo ha dado lugar a un post-metal progresivo de voz limpia o que otros preferien ubicarlos en la escena Shoegaze, siempre con letras en francés, y tal vez sonido menos oscuro.
La actuación fue muy buena. Buenísima. El sonido empezó no siendo perfecto con la voz algo baja pero con el paso de los minutos fue mejorando y con la elección de entrar con “Opale” de su último trabajo, Shelter, publicado este mismo año 2014, realmente se creó un ambiente absolutamente mágico. El bajista Andria, miembro sólo para las performances live como el guitarrista Zero, tuvo un pequeño percance al final del segundo corte y tuvo que correr a cambiar instrumento así que estuvimos todos un poco a la expectativa mientras afinaba cuerdas. Las cosas del directo, aunque el chico fue bastante rápido.
Ya tenía conocimiento de la poca interacción de Neige con el público y en esta ocasión no fue menos. Para su defensa debo de manifestar que probablemente sea su propia forma de ser, de carácter más bien introvertido y de pocas palabras pero con unas maneras muy humildes. Muchas veces más vale que sea así, chapeau.
A eso de las 19:30 cerraron con “Délivrance”, también del último álbum, después de haber tocado un total de seis canciones de entre los cuatro que tienen editados. Desde luego fue una buena muestra de todo lo que nos pueden ofrecer estos franceses hasta el momento. A la hora de dejarlo todo listo y libre, me sorprendió ver que fueron ellos mismos quienes se encargaron de recogerlo todo.
1. Opale
2. Là où naissent les couleurs nouvelles
3. Autre temps
4. Les Iris
5. Percées de lumière
6. Délivrance
Turno de los ya veteranos Opeth quienes como sobradamente ya sabemos todos, empezaron confeccionando Death Metal progresivo de gusto exquisito y que el Damnation, álbum publicado en el 2003, marcó un antes y un después evolucionando poco a poco -obviando Ghost Reveries (2005)- hacia una faceta más rockera. Siempre prog, sin dudarlo un segundo.
Inocentemente creí que se trataría de un directo muy enfocado a su último larga duración – que por cierto, personalmente me gustó más Heritage (2011), el anterior a éste – o por lo menos, más bien dedicado a crear un ambiente suave propio de sus últimos trabajos. Pero cuán equivocada me encontraba, debí de prestar más atención al comunicado que dejó el cantante o quizás, tomarle más en serio de vez en cuando, como siempre está con sus particulares bromas… Para interactivos, uno como Mikael Åkerfeldt por favor.
Poco antes de las 20h el escenario se llenó de sombras sobre la lona que reproduce la portada del Pale Communion y entre aplausos y múltiples silbidos empezó a sonar “Eternal Rains Will Come”, la primera del disco, y que siguieron con “Cusp Of Eternity«, dos de las más cortas del nuevo. Pocos huecos entre el público ya, estábamos todos bien acompañados.
Todo en su sitio, normal y corriente, hasta que Mikael nos preguntó qué tal sonaban las nuevas canciones en directo y que esperaba que las estuviéramos disfrutando tanto como ellos. A continuación llegaban las sorpresas: “Bleak” del impresionante Blackwater Park (2001), “The Moor” que abre el mítico Still Life (1999) y “Advent”, de su segundo álbum Morningrise (1996) todas excepcionales de su época más antigua y que llevaban sin ser puestas en escena desde el año 2010. El público se volvió loco, centenares de melenas al vuelo, no me lo podía creer. Una gozada tremenda el retorno vivido hacia sus raíces más profundas, quizás algo menos para los amantes de la banda después de que el vínculo del grupo con Steven Wilson (Porcupine Tree) terminase por materializarse tiempo después.
Otra de las nuevas fue la siguiente, “Elysian Woes”, y última que decidieron presentarnos aquella noche pues las sorpresas no habían cesado aún. La preciosa y oscura “Windowpane” del Damnation (2003) seguida por “April Ethereal” de My Arms Your Hearse (1998). Posteriormente le tocó el turno a su ya archiconocidísima “The Devil’s Orchard” del Heritage (2011), la cual ha ido siendo tocada en cada concierto desde entonces.
Un par de las clásicas tardías, “The Lotus Eater” del Watershed (2008) y “The Grand Conjuration” del Ghost Reveries (2005) antes de desaparecer momentáneamente entre ensordecedores aplausos para volver con más fuerza si cabe: «Deliverance» del álbum homónimo (2002) fue la que cerraría el espectáculo y no habría podido ser mejor la elección, mi preferida donde las haya. Más de 13 minutos de puro placer con unos riffs 100% adictivos.
Todavía resuena en mi cabeza el episodio que nos contó Mikael sobre el concierto de la Pop band inglesa One Direction girlie teens oriented al que tuvo que asistir recientemente con su hija. “Esta canción no. Ésta va a ser que tampoco. Mira ésta es la única que se salva.” – le comentaba a ella. Fue muy gracioso por su forma tan suya de decir las cosas: totalmente serio pero con una sonrisa de oreja a oreja. Ése es Åkerfeldt. O cuando se oían voces y gritos al más puro estilo Opeth de entre la audiencia y al punto uno de ellos sobresalió y el jefe nos dijo: “A ver, repítelo que lo oiga bien” – “Vale, diría que es una chica, ¿verdad?”. Un personaje donde los haya, pero de los buenos. Nos reímos muchísimo con cada uno de sus comentarios, sobre todo con el de respetar a la dancing people, rifieréndose al final del concierto cuando debían de ir terminando pues a las 22:30 aquello tomaba forma de discoteca: “You’ve got to make way for the guys who want to dance, Dude! People want to dance – you have to respect the dancing people!”. Alucinante cómo se las gasta el sueco.
12 canciones de un total de 10 discos durante casi las dos horas rozando que duró el concierto, sólo el Orchid (1995) fue el que se echó en falta. Me pase días recordándolo todo, por lo impresionada y sorprendida que salí de allí. Todavía estoy así como que no me lo acabo de creer… ¡qué noche por Dios!
Con esto no sé lo que han pretendido decirnos Opeth pero tened por seguro que aquí hay todavía mucho por disfrutar, ya sea para los más entusiastas del progresivo o los más metalheads.
Y un regalo más: concierto especial en honor a su 25 Aniversario el 18 de octubre de 2015 en el Palladium de Londres en el que reproducirán al completo el Ghost Reveries. Entradas pre-sale ya sold out (las normales disponibles a partir de hoy), no era de extrañar. Y que la comunidad de esta banda magnífica y excepcional siga creciendo tanto como hasta ahora y por mucho tiempo más. Son grandes, muy grandes, exageradamente grandes.
1. Eternal Rains Will Come
2. Cusp of Eternity
3. Bleak
4. The Moor
5. Advent
6. Elysian Woes
7. Windowpane
8. April Ethereal
9. The Devil’s Orchard
10. The Lotus Eater
11. The Grand Conjuration
12. Deliverance
3 respuestas a “Crónica: Opeth + Alcest – «Pale Communion Europe 2014» en O2 Academy, Bristol”