Con el presente artículo toca cerrar la temporada de novedades de electrónica de 2014. Ha sido un año interesante, en el que he añadido bastantes artistas a mi repertorio, otros que ya conocía se han consagrado con sus últimos trabajos, y alguno que otro ha supuesto una pequeña decepción respecto a las expectativas previstas. No he podido hablar de todos los que me gustaría, pero la mayoría de los discos que me han gustado se han hecho con su pequeño espacio entre los artículos del blog. Pese a no ser mi principal atracción dentro del amplio espectro de estilos musicales, varios géneros de electrónica han ido poco a poco conquistándome, pasando de considerarme un renegado de esta vertiente musical a un profundo seguidor.
El artista sobre el que os voy a hablar hoy es al mismo tiempo un nuevo descubrimiento y un viejo conocido. Tal vez el nombre de Kiasmos no os diga nada, pero si os digo que uno de los dos músicos que se encuentra detrás de dicho proyecto es el islandés Ólafur Arnalds tal vez os suene. De hecho hace unos meses os hablé de su álbum de 2013, «For Now I’m Winter», absolutamente imprescindible para los amantes de la música ambiental.
Kiasmos combina el estilo compositivo más clásico de Ólafur Arnalds y el de Janus Rasmussen, artista de las Islas Faroe que se encuentra detrás del grupo de electro-pop Bloodgroup. Ya habían trabajado en un par de temas juntos (en 2012 vería la luz su EP «Thrown», formado por dos cortes y un remix de ambos) y tocado en directo en varios festivales, pero no ha sido hasta 2014 que se han decidido a dar rienda suelta a su creatividad, canalizando su interés mutuo en la electrónica en el primer larga duración de Kiasmos, de título homónimo.
Un detalle sobre el proceso de grabación, que se aprecia con facilidad al escuchar el álbum, es que no se ha seguido el proceso típico del género, ni se han valido de las mismas herramientas. Contando con la experiencia de Ólafur, y con el margen de acción que les daba tener estudio propio, compusieron y grabaron con una batería real, un piano y un cuarteto de cuerda, a lo que ya se le sumaron los elementos propios de la electrónica. Es gracias a esto que «Kiasmos» desprende una mayor «calidez» (por describirlo de alguna forma) en su sonido a lo que es típico en los trabajos de este tipo. Obviamente no son pionero en estos, en los dos EPs que ha sacado Crywolf este mismo año, «Angels» y «Runaway», se pueden apreciar guitarras acústicas entre otros instrumentos, por citar otro caso. Pero la verdad es que se nota que el dúo tiene experiencia, habiendo logrado un resultado más que notable.
«Kiasmos» está conformado por 8 cortes, durando en total 50 minutos. Al escucharlo puedes sentir como te sumerges en las atmósferas, pudiendo nadar en ellas y perderte fácilmente. Se pueden encontrar similitudes en sus composiciones con las de Ólafur en solitario, pero desde una aproximación bastante diferente. No dudo que escucharla en alguno de los directos de su gira actual debe de ser una experiencia muy absorbente y altamente disfrutable. Es el tipo de música que muchas veces desearía escuchar al salir de noche, no con el objetivo de bailar, sino de tomar algo y disfrutar de buenas conversaciones, ya que es una música que puede mantenerse en segundo plano pero al mismo tiempo tiene mucho que aportar.
Respecto a los cortes, «Lit» y «Held» suenan como si fueran uno prácticamente, iniciando a la perfección al oyente en el contexto del disco y lo que está por venir. «Looped» es de mis favoritas, haciendo honor a su nombre y progresando en una continua suma de matices, ganando interés con su desarrollo. «Swayed» introduce elementos más rítmicos, con alguna melodía destacable. «Thrown» está rescatada de su anterior EP, siendo una de las más largas e interesantes. «Dragged» y «Bent» se mantienen en la línea de las piezas anteriores, encargándose de cerrar el disco la acertada «Burnt».
El LP debut de Kiasmos vuelve a demostrarme el alto nivel y versatilidad como compositor de Ólafur Arnalds, y a reafirmar mi teoría sobre la calidad de los músicos islandeses. Es un disco que calara hondo en los amantes de la electrónica ambiental, aunque poseyendo también unos ritmos marcados que le dan una mayor vida en determinados momentos, pero sin desviarse de su objetivo principal, que es el de envolver y atrapar al oyente. A algunos quizás se les pueda hacer lento o repetitivo, pero la verdad es que a mí me parece un trabajo muy acertado, habiéndose ganado a última hora un puesto entre mis álbumes favoritos de electrónica de 2014.
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