Sacar un top 10 es tarea dura, aunque si esto fuera el mayor de mis problemas, apaga y vámonos. Así que, incluyendo algunos y desechando a otros de la lista con no poco dolor, aunque guardándolos en mi corazón (dicen que estas fechas son para decir cosas tiernas y tal, ¿no?) he acabado y redondeado la mía con mis álbumes preferidos de este año. Podéis encontrar todo tipo de cosas, y para todos los gustos, aunque para no faltar a la verdad, y como era esperable, la mitad es heavy metal.
De modo que, sin más dilación, los dejo a su disposición. Que empiece la acción:
10- Opeth – Pale Communion (ver reseña)
En el honorífico último puesto, una de las bandas que más han mutado su sonido y causado polémica. Con un metal extremo muy personal y progresivo que disfruté como Hulk en la fiesta de San Patricio, apenas me han dado tiempo a empaparme de todas sus brutalidades (hace poco más de un año que los conozco) cuando ya me encuentro con sus dos últimos discos en el que el paso hacia el rock progresivo se hace más que patente. No se me malinterprete, porque yo disfruto a los clásicos del rock prog setentero, por lo que el nuevo estilo de Opeth no debería echarme atrás, si bien sus discos más cañeros me calaron muy hondo. Dicho esto, sí, por supuesto, es un gran trabajo, por algo está en la lista. Sus arreglos cuidados, sus melodías melancólicas pero frescas y la sólida voz del tito Migue hacen de la escucha un camino plagado de curvas y momentazos.
9- Edgar Allan Poe – Legado de Una Tragedia 2
Edgar Allan Poe, proyecto de Joaquín Padilla y Jacobo García, miembros provenientes del grupo de pop rock Iguana Tango (¿acaso creíais que el espíritu de Poe se había reencarnado en una especie de “aristogato” negro y vagaba por el mundo purgando los pecados mediante sus musicales maullidos?) vuelve a reunir en su proyecto a varios grandes músicos de la escena nacional que no voy a mencionar por cuestiones prácticas, pues son más de 40, (solo decir que el papel de Poe lo vuelve a encarnar Leo Jiménez, y yo con eso me doy con una sartén en la frente) en un álbum que narrará el periplo de Poe por el infierno de Dante en el que descubrirá maldades inimaginables de la mano de grandes composiciones de grandilocuente ópera metal, combinando estilos como el hard rock, power metal, metal melódico y sinfónico.
8- Eluveitie – Origins
Ah, sí, los Elu y su famosa capacidad de entretener y emocionar a sus fans con sus brutales a la par que coreras composiciones. A estas alturas del cuento, no mentiría si dijera que la mayoría de los grupos de folk metal con voz melódica me parecen iguales, por lo que me atraen más los estilos que mezclan las voces guturales, ya sea death o black folk. Si bien el nivel de brutalidad siempre se ve aplacado por instrumentos tradicionales celtas, además de violines, flautas y otros. Eluveitie se encuentra entre los grupos de la escena que me parecen más frescos e interesantes. Grande es su capacidad de sacar discos a porrillo sin mácula, con composiciones variadas y trabajadas, y combinando a la perfección las dos caras de la moneda, la melodías folclóricas (no confundir con el folclore de la Pantoja) versus la potencia death-melódica de sus guitarras y su vocalista, y este álbum no es la excepción.
7- Sabaton – Heroes
Sabaton se encarga de aportarnos nuestra dosis de heavy metal-épico-bélico-machaca-nazis. ¿Hay mejor forma de definirlo? Que venga alguien y lo haga. Pudiera ser que tras hartos discos tratando el mismo tema, con ligeros abordajes a otras guerras y épocas, aunque nunca saliendo del ámbito, la fórmula ya se hubiera agotado. Pero no, porque cuando una historia esta musicalizada con tanto esmero como el que ponen estos chicos en todas sus canciones, parece imposible que algo falle. Desde Normandía hasta Stalingrado, poniéndose en la piel tanto de vencedores como de vencidos, lo cual es realmente loable, su metal de composiciones coreras y riffs rápidos y afilados nunca se oxidará, y su homenaje a los caídos y sus lecciones de historia seguirán siempre en el punto de mira.
6- Accept – Blind Rage (ver reseña)
La furia del toro salvaje es siempre insalvable, y creo que ya lo dejé bien claro cuando hice la reseña, por lo que aquí solo queda decir, que si aún no se ha escuchado este disco, se haga. La sombra del señor UDO, pese a su baja estatura, es tremendamente alargada, pero los últimos tres discos sin él han demostrado que la formación sigue tan sólida como siempre y sin ánimos de querer dejar de romper paredes a golpes sónicos. Para qué usar un martillo si se puede usar una guitarra, que es más divertido, ¿verdad?
5- Red Zone Rider – Red Zone Rider
Red Zone Rider es el proyecto en el que participa el virtuoso guitarrista Vinnie Moore, hacha que consiguió enamorarme con su Mind’s Eye del 86, cuya carrera en solitario estaba marcada por composiciones instrumentales neoclásicas al estilo shredder pero con clase y melodía. Sin embargo, mucho tiempo ha pasado desde entonces, y lo que sorprende de este disco es el cambio de estilo experimentado por Vinnie, que ha pasado a un blues rock potente, aunque sin poder dejar del todo su anterior estilo neoclásico, volviéndole el venazo sobre todo en los solos. Un disco potente, melódico, de raíces bluseras, ganchero y con un voceras impresionante. Rien ne va plus?
4- Anathema – Distant Satellites (ver reseña)
Me parece que no voy a ser aquí el único en, y con razón, añadir a Anathema a la lista. ¿Por qué? Simple. Ellos siempre nos demuestran que para hacer buena música no es necesario embotar los sentidos con rápidos fraseos, torbellinos de notas o escalas imposibles, sino que la sencillez es una virtud maravillosa. Las grandes voces de Daniel y Lee junto a las dramáticas, emotivas e introspectivas atmósferas creadas por los instrumentos ensalzan a una banda madura y, pese a quien pese y guste a quien guste, alejada de sus comienzos.
3- Marty Friedman – Inferno
Marty Friedman, el guitarrista americano conocido por el speed neoclásico que realizaba junto a Jason Becker en Cacophony, pero sobre todo por su paso por la conocida banda de thrash metal Megadeth. Pero si creéis que de thrash o de speed va la cosa, mala asunción. En este Inferno encontraremos de todo y para todos, con una variedad asombrosa que va desde alocadas composiciones del jazz más pesado posible en “Meet Hook”, con duelos saxo-guitarra espectaculares, pasando por la rumba-thrash (sí, eso he dicho) “Wicked Panacea”, hasta un heavy con guitarras infladas de esteroides hasta las tejas. Composiciones tan irreverentes y desatadas como mágicas y melódicas. Ordo ab chaos. Entre sus puntos fuertes, varias colaboraciones, la más notable es su viejo amigo Jason Becker, que lo acompaña componiendo uno de los temas más desatados «Horrors«.
2- Devin Townsend – Z2 (Dark Matters)
Regresan las místicas e “improbabilísticas” aventuras del cómico extraterrestre amante del café, creado por el aún más improbable Devin Townsend, genio y adalid del reino del metal más cósmico e irreverente. Sus affaires con los más diversos estilos del rock y del metal, tanto en este proyecto como en su anterior banda, Strapping Young Lad, le han llevado a explorar casi todos los rincones del universo desconocido, pero en esta ocasión ha vuelto a llamar a su viejo amigo Ziltoid para una nueva odisea épica, donde personajes como Ziltoid, Captain Spectacular, los ridículos Poozers o el potencialmente armageddónico, aunque cuco y peludo como un pequeño gatito Planet Smasher (al estilo Galactus, el devorador de mundos, pero todo lo contrario), se verán envueltos en una trama interestelar musicalizada con maestría con el actual sonido teclístico, pesado pero tremendamente ganchero que Devin llega registrando desde su salida de la Strapping y un componente narrativo mucho mayor que en el primer álbum de Ziltoid.
Resalto la inclusión en la última canción del novedoso «Universal Choir», consistente en un coro formado por más de 2000 fans de Devin, que grabaron sus voces a petición del artista y las enviaron para incluirlas en algunos coros del álbum. Resumiendo, el último disco que he escuchado este año, y el segundo en la lista. ¿Casualidad? ¿Impulsividad? ¿Ah?
Nota: No es necesario haber escuchado el primer disco de Ziltoid para entender y disfrutar éste.
No meto en el mismo saco el Sky Blue (quizá debería haber dicho que es un disco doble). En primer lugar, porque no tiene nada que ver con la historia de Ziltoid, lo cual me hace pasar un poco de él. ¿Soy injusto? Sí. En segundo lugar, porque la dirección de este sigue más la estela del penúltimo Epicloud, que me parece muy superior. En conclusión, y como creo que puede considerarse el Z2 Dark Matters como un disco separado del Sky Blue, le doy el segundo puesto y me quedo tan ancho y tan pancho.
1- Judas Priest – Redeemer of Souls (ver reseña)
Judas Priest, los primeros de entre los ilustres “inlistados”, claro que no podría darles otro puesto que no fuera el primero ni aún queriendo. Mi cuerpo no respondería. Porque sacar un álbum de lo que mejor saben hacer, además de con una variedad asombrosa en todos sus tracks tras más de 40 añetes de actividad demuestra que en verdad son los dioses cuya divinidad la mayoría proclama. Un discazo tremendo el que se han calzado este año, y que ya reseñé en su momento, tras sus experimentaciones del 2008, que nos devuelve el acero templado con el pulso más firme del reino.
Mención Especial – Septic Flesh – Titan
Ya que dejarlos fuera de la lista habría sido cruel, me tomo la licencia de abrir una «mención especial», algo así como un onceavo puesto, a los griegos Septic Flesh, que vuelven al ruedo para demolernos con su nueva entrega Titan, en la que optan por volver a contratar a la filarmónica de Praga, ya famosa por sus escarceos con distintos artistas de metal extremo. ¿Resultado? Estructuras trabajadas, matices y vueltas de tuerca en un sonido en el que los instrumentos sinfónicos tienen tanto o más protagonismo que los eléctricos, al nivel de los mismísimos y apocalípticos Fleshgod Apocalypse. Aun así, el disco se hace un poco flojo hacia al final, donde parecen dejar el piloto automático enchufado, lo que les ha costado el estar casi fuera de la lista, cuyo cierre se hará efectivo en cuanto escriba estas últimas palabras. Estas palabras… que estoy escribiendo… en este momento. Ya.
Una respuesta a “Top 10 Discos del 2014 – seruli”