De las tres listas que he realizado este año, ésta es con diferencia la que más complicada me ha resultado de definir. No tanto en cuanto a qué discos entraban (aunque se han quedado fuera unos cuantos que fácilmente se habrían hecho con un hueco) sino más bien del orden. Exceptuando al que lidera el ranking, siendo con diferencia el álbum que más me ha sorprendido y calado, a los demás los tengo más o menos en la misma estima, y han subido y bajado hasta asentarse en el orden que encontraréis a continuación. He intentado que fuera una lista variada, pero la verdad es que el progresivo se ha convertido en el señor indiscutible de 2014, como no tardaréis en apreciar.
Bien, después de hablaros sobre mis trabajos favoritos del panorama nacional y de la electrónica, os dejo con mi top 10 internacional.
10. Architects – Lost Forever // Lost Together (ver reseña)
El último disco de la banda inglesa de mathcore/metalcore debía entrar sí o sí en el top. Continuando por donde lo dejaron en «Daybreaker», pero recuperando alguno de sus aspectos más matemáticos de «Hollow Crown», en «Lost Forever // Lost Together» Architects se marcan un disco brutal en todos los sentidos. Hay espacio para riffs agresivos, atmósferas oscuras y las letras ácidas y cargadas de contenido por las que han optado en sus últimos trabajos, a mi gusto muy acertadamente. «Naysayer», primer adelanto del LP, es perfecto para acercarte al álbum.
9. J Mascis – Tied to a Star (ver reseña)
El veterano dinosaurio del noise-rock nos ha ofrecido este año un nuevo disco de su proyecto en solitario. En este J Mascis nos ofrece junto a su guitarra acústica una colección de temas de folk sencillos, en los cuales su voz se convierte en el principal atractivo, sin menospreciar el papel más secundario que juega la guitarra. Además, también tienen su espacio sus clásicos solos. J Mascis se ha convertido en uno de mis guitarristas de rock predilectos (dentro de este estilo), doblegando las notas a voluntad de una forma soberbia. En «Tied to a Star» no estan al nivel de Dinosaur Jr., pero enriquecen los temas. «Better Plane» es mi favorita personal, además de ser uno de los cortes que más he reproducido este año.
8. Opeth – Pale Communion (ver reseña)
Me encuentro entre los firmes defensores de la evolución musical de Opeth, más por la filosofía artística que representa que por la propia música. «Heritage» es un disco que me gusta, pero mentiría si negara que me sabe a poco comparado con sus anteriores trabajos. «Pale Communion» es un disco increíble, bajo mi punto de vista superior a «Heritage» y «Watershed», manteniendo el estilo en el que se enmarcan actualmente pero conteniendo la esencia que define el sonido de los suecos. Innegable es mi añoranza por su etapa de death progresivo, pero mientras se mantengan fieles a sus inquietudes musicales y continuen ofreciéndonos trabajos como éste, no habrá quejas por mi parte. Si no lo habéis escuchado todavía, comenzad por «River», los solos de guitarra no tienen desperdicio.
7. Skyharbor – Guiding Lights (ver reseña)
A Skyharbor los conocía únicamente de oídas, por contar con Daniel Tompkins, vocalista de Tesseract, al micrófono. A raíz de enterarme que publicaban nuevo disco, y que encima contaban en el primer tema con colaboración de Mark Holcomb, me decidí a darles una oportunidad. A primera escucha me quedé muy gratamente sorprendido, aunque con las sucesivas reproducciones me dio la impresión de ser un álbum algo desequilibrado en cuanto a la calidad de los temas. A pesar de esto, cortes como «Allure», «Evolution», «Guiding Lights» o «The Constant» me parecen suficientes para darle una valoración notable al LP y hacerle un hueco en la lista. El primer corte que escuché fue «Allure», y os recomiendo que hagáis lo mismo.
6. Mastodon – Once More ‘Round the Sun (ver reseña)
Mastodon han demostrado a lo largo de su carrera que el conformismo no es algo que vaya con ellos, lo cual se ha acentuado especialmente después de que publicaran «Crack the Skye», su obra cumbre, abandonando desde entonces sus largas y complejas composiciones para apostar por un estilo más directo. Personalmente «The Hunter» me encantó, pero su último trabajo, «Once More ‘Round the Sun», me ha calado más. Continúa en la linea de su predecesor, pero recuperando elementos propios de su etapa progresiva, de su periodo sludge, e incluso añadiendo algunos detalles que podrían parecer hasta algo math. Si no habeis escuchado todavía nada de los mastodontes resulta un acertado punto de partida, siendo «The Motherload» no solo uno de los puntos álgidos del álbum, sino uno de los mejores temazos de 2014.
5. Anathema – Distant Satellites (ver reseña)
El álbum que esperaba con más ganas este año, no me faltan razones para justificar el porqué de que los ingleses sean mi banda favorita. Anathema son capaces de crear las composiciones más emotivas y cargadas de melancolía que he escuchado hasta la fecha, llevando la capacidad de transmitir a través de la música a un nivel difícil de igualar. «Distant Satellites» es un discazo, disfrutable de principio a fin y, sencillamente, como todo lo que hacen, precioso. Sin embargo, con el ojo crítico de alguien que lleva tiempo siguiéndoles la pista y se conoce su discografía al dedillo, tiene puntos débiles. La primera mitad del álbum es continuista respecto a «Weather Systems», pero sin alcanzar el nivel de temas como las dos partes de «Untouchable»; la segunda los muestra experimentando con electrónica, con aciertos espectaculares como el corte homónimo, y otros menos sólidos como «You’re not Alone». Este desequilibrio, y mi mayor nivel de exigencia, los colocan en esta posición moderada del top.
4. Animals as Leaders – The Joy of Motion (ver reseña)
El metal progresivo de corriente más moderna se ha convertido en el protagonista de la lista, contando con tres representantes en ella. Si el séptimo puesto era para Skyharbor, la banda liderada por Tosin Abasi se ha ganado a pulso estar en el cuarto puesto del ranking, con ese álbum delicioso bautizado como «The Joy of Motion». En él cogen el virtuosismo que los caracteriza, como queda reflejado en sus dos trabajos anteriores, acentuando la influencia del jazz-fusion en sus composiciones. Técnica y feeling se dan la mano, siendo una muestra de ello «Ka$cade», con ese solo de guitarra que muestra la enorme habilidad de Tosin para dejarnos anonadados con su dominio de las ocho cuerdas al mismo tiempo que nos pone la piel de gallina, pues cada nota vale su peso en oro.
3. Insomnium – Shadows of the Dying Sun (ver reseña)
El death melódico se encuentra entre esos estilos que, pese a gustarme, no termino de escuchar en profundidad. Este año he hecho parte de mis deberes descubriendo a Insomnium, que con su último disco, «Shadows of the Dying Sun», me han enamorado a primera escucha. Despiadado y hermoso al mismo tiempo, los fineses se han marcado un álbum soberbio, desde los solos al brutal trabajo del vocalista a los guturales, pasando por la batería en los cortes más extremos como «Black Heart Rebellion». Muy destacables también las guitarras melódicas de fondo, creando un contraste con sus melodías paralelas a la voz. El corte homónimo resume la epicidad de «Shadows of the Dying Sun», de los mejores estribillos que he escuchado en mucho tiempo.
2. The Contortionist – Language (ver reseña)
Hace tiempo que me sonaba el nombre de The Contortionist, pero no llegué a darles una oportunidad ya que los relacionaba con la escena deathcore americana, la cual personalmente no me resulta muy atractiva. Sin embargo, cuando adelantaron «Language I: Intuition» no pude evitar darle una escucha por probar, y solo con la intro cargada de delay ya me convencieron. Le he dado muchísimas escuchas al disco, y no ha hecho sino que crecer continuamente, «Language» es sin duda una obra maestra. No llegaría a decir que ha marcado un antes y un después para mí, como dice Chuso en su reseña, pero sí que se ha ganado un más que merecido segundo puesto. Lo lógico es recomendaros que comencéis por las dos partes de «Language», pero voy a ser menos predecible y animaros a escuchar «Thrive», de mis favoritas.
1. Sólstafir – Ótta (ver reseña)
No imaginaba que lo que era simple curiosidad por ver qué estilo tocaba la banda que se encontraban teloneando Obsidian Kingdom en su gira europea iba a terminar descubriéndome un discazo como «Ótta». Sólstafir es una banda islandesa que practica post-metal, aunque con un sonido muy peculiar. Teniendo sus raíces en el viking metal, han ido desarrollándose hasta convertirse en una versión heavy de sus compatriotas Sigur Ros, por describirlos a grandes rasgos de manera injusta. Pues su música va mucho más allá. Guitarras que construyen atmósferas a través de capas de sonido al más puro estilo post-rock, al mismo tiempo que elaboran discretos solos y licks demoledores, como en «Non». Un teclado discreto pero cuya presencia resulta imprescindible, una batería simple pero efectiva, y un vocalista inmejorable, que con su voz calmada o algo desgarrada según el momento (cantando todo en islandés) completa una propuesta única. No os recomiendo canción, os aconsejo que que lo degustéis de principio a fin, que os perdáis en los fiordos y desiertos helados de la tierra de los islandeses, pues es imposible no sentirse trasladado a tales parajes durante la experiencia que supone escuchar «Ótta».
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