Si el otro día traje la primera parte del «Keeper of the Seven Keys«, adivinad lo que viene ahora. Venga, ¿ya lo sabéis?… va, si hasta lo pone en el título. Exacto, «Keeper of the Seven Keys Part II«. El álbum por excelencia del power metal, el que recoge las mejores canciones, las más exitosas, conocidas e influyentes del estilo. Podrán salir cientos de clones de Helloween, pero nadie, repito, nadie… aunque todo es posible, en cuyo caso, digamos casi nadie, podrá igualar lo que hicieron en este álbum, y quizá en el anterior.
Y vean el marrón al que se enfrentaron sacando este álbum, pues si el primero ya les había hecho más populares que Jesús (el vecino de arriba), en este, solo un añito después de la primera parte, tenían que dar un empujoncito y superarse aún más, por mucho que este pueda considerarse hermano del primero. ¿Listos? Coged las siete llaves y disponeos a reemprender el viaje. Ah, y no las perdáis, que las necesitaremos todas para la última canción.
Como pre primer plato nos encontramos con la intro orquestada de rigor, “Invitation”, porque nos gusta que estas cosas empiecen con pompa (y circunstancia) ¿verdad? Pero la pompa se va pronto y se transforma en rapidez en “Eagle Fly Free”, que levanta el vuelo a toda mecha machacando con su potente ritmo, su bajo duro como una roca y su ácido a la par que esperanzador mensaje hacia la sociedad, siguiendo la estela de “Future World” de su anterior álbum. Bueno, resumiendo, un himnazo del copón. ¿Hace falta decir más? Si hasta tiene unos arreglos trompeteros más majos para el final. Y la espectacular outro con Kiske desgarrándose los pulmones. Vale, ya seguimos, que me emociono, y ya he dicho que no hacía falta decir más.
Pues eso, que viene «You Always Walk Alone», con una intro brutal y siguiendo la estela de la anterior, y «Rise and Fall», donde ya se arma el despiporre máximo. A todas las bandas se les va la pinza en muchas canciones, pero esta es la canción loca más cuerda que he visto. Más loca-cuerda que el Quijote, oye. Y es que por mucho cachondeo y diversión que le hayan querido imprimir al corte, les ha seguido saliendo un tema apoteósico. Y sin quererlo. Pues ya ves. Rise, fuuiii, fall, fiiuuu.
Y esperad, que si de cachondeo hablamos aún nos queda “Dr. Stein”, donde el insano humor de las calabazas se pone de relieve con las travesuras del Doctor Stein, que no tiene otra cosa que hacer que clonar a sus sexis ayudantes, crear políticos en su laboratorio y demás cosas raras. Eso sí, la calidad, me parece a mí, se mantiene siempre al nivel de la primera canción. Con una composición alocada y melódica, carne de concierto “pa los restos”. Aún con Andi Deris como cantante.
Más seria y calmada se presenta “We Got the Right”, con ese riff demasiado épico para nuestro cuerpo, y los juegos vocales de Kiske, que le da la fuerza que le falta a la canción, al no ser demasiado potente. La apoteosis llega en el puente hacia el solo, donde Kiske se hace acompañar por unos coros, pese a lo poco que los necesita, para darle la puntilla y que Kai y Weikath puedan recrearse en con sus juegos guitarreros. Levantemonos todos y exclamemos, “Stand up, you people, to save the world as good as you can!… Fight for your rights!”
“Save us” nos sacude el culo con los ingredientes que nos gustan, gran melodía, estribillo por las nubes, y solos de aupa. Te quiero Hansen… como compositor, quiero decir. Nada raro. A los demás también, claro, pero no tanto. Que no se pongan celosos. “March of Time” sigue con los deliciosos juegos vocales a los que Kiske ya nos tiene acostumbrados junto a una base rítmica en la que debería sobresalir el fantástico riff, que se oye un poco apagado, pero que le vamos a hacer. Hansen, ¿ya te he dicho que te quiero? Estribillo imparable, rivalizando con el de «Eagle Fly Free». Nos vemos en la siguiente.
Anda, ya está aquí la siguiente. “I Want Out”. Himno. Punto. Ya sé que he dicho esa palabra mucho hoy, pero no tengo a mano el diccionario de sinónimos (léase Wordreference). Te he dicho que te quiero, Hansen, pero en serio, pase lo de la ironía del título, pero ¿tantas ganas tenías de irte que no podías esperar a sacar un disco más? Anyway, atentos al “Leave me alone” del final… menudo portento el Michael.
La homónima, “Keeper of the Seven Keys” es lo mejor que ha sacado Helloween, en mi humilde opinión. Todo lo que una gran canción debe ser condensado en 13 livianos minutos, que al final acaban siendo tan rápidos como yo saliendo de clase en cuanto dan la hora. Make yourself ready for the lords of the black, pardillo, porque no te van a dar respiro. Me permito citar a Homer Simpson para describiros con sencillez lo que os vais a encontrar aquí, “Aterradores descensos, vertiginosas subidas, relajados intermedios”, todo eso y más tendréis en una de las composiciones más esplendidas que he escuchado nunca. Por no hablar de la parte instrumental a mitad de canción que se encarga de llevar la narración, cambiando de ritmo conforme cambia la melodía, hasta acabar con las siete llaves del tirón. Armaos de tranquilidad, sentaos en vuestro “reposanalgas” favorito, abríos una birra y dejaos llevar por los procelosos siete mares plagados de prístinos monstruos que se nos describen en esta gran odisea.
Que me quedo sin aliento. Y eso que no estoy hablando. Un diez para uno de los discos que coloco bajo la almohada cuando me voy a dormir. Aunque no literalmente, que no soy fetichista. Pero me entendéis, ¿no? Os guste el género o no, aunque si os gusta ya lo habréis escuchado, no os podéis perder este álbum y el anterior. Piedras angulares y objeto de obsesión de todo grupo de power europeo que viniera después, y un pedazo de historia del metal.