Como canción de la semana, esta vez os traemos The Sound of Muzak de los británicos Porcupine Tree. Es un tema precioso que además de ser un clásico de la banda y un imprescindible en sus conciertos, resume a la perfección la filosofía que ha seguido siempre su líder Steven Wilson: una visión musical honesta, única y sin ninguna intención de comprometerse con los estándares del momento. Arriesgado tanto musicalmente como en el mensaje.
Al principio cuesta seguir el ritmo, pero aquí va el truco amigos, es un 7/4, intentadlo contando de siete en siete y las piezas encajarán. Pero lo verdaderamente interesante es el mensaje, que es, cuanto menos, inquietante. Nos habla de la situación actual de la música, donde la expresión del artista ha pasado a un segundo plano para que sea solamente un negocio. No nos engañemos, la música siempre ha sido un negocio, una forma de ganarse de la vida en la cual, obviamente el dinero es importante. El problema llega cuando (en mi humilde opinión), la música pasa a un segundo plano y el interés se centra estrictamente en lo económico. Eso no quiere decir que la música de la actualidad sea peor que la de hace unos años (decir eso sería vivir bastante desconectado), pero pone en muchas dificultades a los artistas para poder llegar a su público y anula todas las pretensiones como banda novel. Esto explica como en la era donde el tiempo y el dinero lo son (casi) todo, aparecen soluciones ingeniosas como los sellos independientes o los crowdfunding. Y todo sea dicho, aumenta nuestro interés en las bandas underground.
Re-escuchando el tema para escribir sobre él, algo me ha vuelto a la mente y quiero compartirlo con vosotros. Recuerdo con mucha nostalgia la época pre-internet en la que, como era más difícil acceder a la música (podías comprar, pero el dinero era finito; la otra opción era intercambiar con amigos, pero el catálogo tenía sus limitaciones), cada álbum que conseguías lo exprimías hasta tal punto que ya no lo leía la mini-cadena, o lo que era mejor, te sabías todos los detalles de cada tema, de los que te gustaban y de los que no, y a fuerza de escuchar, toda la música que tenías te la sabías de memoria. A día de hoy, es tan fácil el acceso a las bandas (y me alegro por ello, que se lo digan a mi «yo-del-pasado») que parece que tenemos prisa por escucharlas y saber si nos interesan o no. Si hace unos años hubiese tenido toda la música que quisiese a un solo click, tal vez no habría tenido la suficiente paciencia con ciertos grupos y los hubiera descartado antes de haber permitido que sus trabajos «creciesen en mí».
¿Os ocurre algo parecido? Animaos a compartirlo. Os dejo un vídeo del tema con su letra, merece la pena que la leáis.