Le pongo la etiqueta de metal progresivo y me quedo tan ancho, pero si queréis etiquetarlo de otra forma por mi bien. Welcome, ladies and gentlemen, al apasionante mundo de las obras conceptuales bien hechas. Por bien hechas me refiero a que no se recae simplemente en una narración larga y tediosa que enmascare la falta de originalidad en lo musical. Por bien hechas me refiero a que no se saca un álbum conceptual por el mero hecho de ponerlo luego en el currículum y pavonearte frente al resto de bandas. Por bien hechas me refiero a obras en las que la música va de la mano de lo que ocurre en la historia, y no es un revoltijo de ideas entremezcladas sin ton ni son. Porroponpón.
A todo esto, ¿conocéis «Ziltoid The Omniscient«, de Devin Townsend?, porque me viene que ni pintado para esta anáfora tan bonita del primer párrafo. El caso es que este álbum le sirvió a Devin para deshacerse un tanto de la atmósfera de su brutal banda Strapping Young Lad, cuyo último álbum había aparecido un año antes, y cambiar de aires creativos hacia lo que el cuerpo le pedía en esos momentos, que era, ni más ni menos, que un homenaje a la cutre-ciencia ficción, con una banda sonora innegablemente épica, claro está.
Voy a permitirme contaros un ligero spoiler, lo que antes se conocía con menor infamia como “desvelar el argumento”, porque al fin y al cabo no os desvelo nada, ya que apenas hay narración al final de cada tema, quedando la historia como trampolín para lo que de verdad importa, que es la música. Empero, la historia no es que sea muy compleja, pero sí original.
Dice así. Es que se era un marcianito. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. Aunque el color de la piel no importa, ¿verdad? Y no se le ocurrió mejor idea que asaltar la tierra a menos que se le entregara la “taza de café definitiva”. Café negro, para más inri. Dado que el café le resultó “fétido”, comenzó un intercambio de dimes y diretes entre el adalid terrícola, Captain Spectacular, y el mismo Ziltoid, alabado como el “4th dimensional guitar hero”. Así de sencillo.
En el apartado musical, nos vamos a encontrar algo muy distinto a lo hecho en la Strapping, aunque con reminiscencias extremas, aparte de los aportes melódicos y mezcla estilística de su etapa solista. Digo etapa, aunque la verdad es que esta se solapaba con sus andanzas con la Strapping, porque si por algo se ha caracterizado este hombre es por ser productivo. Más que eso, multi-productivo, llegando a poder sacar perfectamente un álbum por año, o dos, si sus inquietudes artísticas eran demasiado acuciantes.
Todo empieza con la pequeña intro «ZTO», donde Ziltoid planta sus condiciones a los terrícolas entre los cósmicos coros que serán su marca, dejando «By Your Command» para encargarse de la espectacularidad y el colorido, una sola canción que forma una ópera en sí misma, con estructuras progresivas y coros provenientes de todos los rincones del multiverso. Dado que no se han satisfecho sus hedonistas demandas cafeínicas, propone preparar de inmediato el ataque bajo unos ritmos y coros marciales. «Hold your position. Ziltoid! Here comes!»
Esto derivará y enlazará con soltura en «Ziltoidia Ataxx!!!», una rítmica orgía a la par humorística y brutal. Con una batería y unos guitarrazos de órdago, y contando además con, atención, ¡un solo de guitarra! Bastante peculiar el solo, pero oye, aún es más raro ver un unicornio. Salvo si estás bien cocido, como parece que lo estaba Devin. Todo se explica por sí mismo.
«Solar Winds» es un tema que quedará para la eternidad, y mi favorito del álbum junto a «By your command». Y es que escuchar a Captain Spectacular narrar sus introspectivos pensamientos mientras contempla el infinito desde su nave intergaláctica a ritmo de la opresiva atmósfera que se desarrolla durante el tema, te hace viajar hasta su mente y su corazón a la velocidad de la luz. Y es una sensación impagable. Atención a la parte final donde cobra protagonismo la batería en un in crescendo junto a los sintetizadores. Parece mentira que, valga la ironía, la batería sea de mentirijillas. ¿He comentado que todo el disco ha sido grabado por Devin y nadie más que él? Sin banda, ni músicos de estudio, ni leches.
Igualmente introspectivas se muestran «Hiperdrive» y «N9», resaltando un poco más la primera con su atmósfera calmada y unos ligeros y brillantes toques electrónicos, y la segunda por su diversidad y sus cambios de ritmo y melodía. Les sigue «Planet Smasher», otro tema que sabe destacar con luz propia, que comienza con un sencillo diálogo musicalizado para convertirse en una joya en bruto, pero que muy bruta, cuando el Planet Smasher despierta y entra en la conversación con su voz gutural capaz de destruir una galaxia de un plumazo. Por desgracia, y suerte para los humanos, el Planet Smasher, dado su odio por los musicales, rechaza a Ziltoid, quien decide hacer una visita al «Omnidimensional Creator», un tipo bastante majo, en el interludio homónimo, que desemboca en «Color World», un nada colorido mundo donde la atmósfera teclística juega con el doble bombo en un tremendo inicio, que se calma para dar paso a una guitarra y una voz limpias y sentidas.
«The Greys» nos trae la esperanza en forma de una voz muy melódica y pop, contrastada con unos riffazos de aupa, y sirve como perfecto colofón para esta historia, que acaba de rematar su ridículo final, «Tall Latte», cuyo inimaginable absurdo solo podía ser imaginado por el mismo Devin.
Ziltoid the Omniscient es una obra muy personal, y pese a su fondo cómico y su histriónico desarrollo, se entrevé su trascendentalismo, en forma de belleza, de eclecticismo, de heterodoxa locura, pero sobre esto, de extraordinaria genialidad.
2 respuestas a “Devin Townsend – Ziltoid The Omniscient”