En el artículo de hoy continuamos desgranando las novedades que nos va dejando el ámbito nacional en 2015. En esta ocasión nos centramos en un trío de Salamanca que si de algo no anda falto es de personalidad. El año pasado ya os comentaba en algún artículo que me sorprendía cómo poco a poco se iba conformando en España una sólida escena instrumental, donde la falta de un vocalista no supone traba alguna para poder conectar con el oyente. El ejemplo más evidente en el que todos pensamos al tratar este tema es Toundra, que están llegando a tener una cierta repercusión, o al menos más de la que se esperaría de un grupo de su estilo. Jardín de la Croix, Our Next Movement, Kermit, El Páramo… son algunas de las bandas de una extensa lista que va creciendo continuamente, y donde además la diversidad y experimentación están garantizadas.
Cuando te acercas a El Altar del Holocausto por primera vez lo que más te choca es la indumentaria que les caracteriza. Con reminiscencias a los atuendos propios de la semana santa, he de decir que el aire religioso que les rodea en un principio me hizo reticente a darles una escucha cuando me enteré de su existencia. Sin embargo, finalmente me desprendí de los prejuicios que pudieran causarme las connotaciones cristianas o católicas de la banda, y decidí aproximarme a su segundo disco, «S H ∃», dándole una oportunidad. De hecho muchas veces el arte debería de ser disfrutado simplemente por lo que es, aislándolo de todo lo demás, manteniendo la mente siempre abierta. Gracias a ser fiel a esta premisa he podido disfrutar del que es un disco realmente excelente.
La banda la conforman Skybite a la guitarra y el bajo, Reaper Model a las baquetas y Weasel Joe a la guitarra y piano, manteniendo los tres su identidad en el anonimato. A los pseudónimos y caras encubiertas hay que sumarle que en las entrevistas utilizan distorsionadores de voz, ayudando a fortalecer aún más el aura de misterio que los rodea. El sonido de la banda se mueve entre varios estilos, como pueden ser el post-rock o el doom, pero le achacaría a la oscuridad que reina en todas sus composiciones una ligera influencia del black-metal. «H E», su primer álbum, encierra a partes iguales guitarras ambientales y punteos post-rockeros con riffs pesados y agresivos desarrollados sobre un bajo sucio y profundo. Construyen atmósferas asfixiantes, tenebrosas, agobiantes, pero al mismo tiempo melancólicamente preciosas. El resultado la verdad es que me parece muy propio, puedo encontrar similitudes con otras bandas, claro, pero no se me ocurre ninguna agrupación que tenga una propuesta remotamente cercana. Y lo mejor es que con su siguiente trabajo han dado un paso de gigante.
«S H ∃» arranca con «† † †«, en la línea de por donde lo habían dejado con el último tema de «H E». Hay algo en la atmósfera y en la voz grabada que me trae reminiscencias a Agalloch, con una vibración similar a la que consiguen los norteamericanos en algún tema de «The Mantle». Aquí ya se vislumbra el que es el concepto del disco, estando dedicado a la virgen María. La verdad es que es un corte introductorio realmente inspirado. Le sigue «Eis Qui Sine Peccato Est Vestrum Primus In Illam Lapidem Mittat«, el primer tema que adelantaron, y donde ya se puede apreciar la evolución de los salmantinos. La propuesta en general se ha visto refinada, con un sonido más definido y pulido, lo cual además de su mayor madurez debe ser en buena medida causa de la producción. Pese a que su anterior trabajo también fue producido en los estudios Arcane Planet de Salamanca, «S H ∃» ha sido masterizado por Joe Lambert en JLM Mastering, de New Jersey, quien entre otras bandas ha trabajado con Russian Circles. El salto de calidad se ha notado bastante, desde luego.
El disco continúa con «Aunque Ande En Valle De Sombra, De Muerte, No Temeré Mal Alguno, Porque Tú Estarás Conmigo; Tu Vara y Tu Cayado Me Infundirán Aliento«. Desde luego la temática de los títulos (de los más largos que he visto nunca) es otro punto que ayuda aún más a que te sumerjas en la música de El Altar del Holocausto. Un tema de post-metal lento, con guitarras cristalinas y un bajo que le da la pesadez que los caracteriza. Hasta ahora el nivel ya está siendo alto, pero aún está por llegar mi corte favorito, «El Que Es Bueno, Es Libre Aún Cuando Sea Esclavo; El Que Es Malo, Es Esclavo Aunque Sea Rey«. En serio, las melodías de esta pieza no parecen de este mundo. La forma en que se van entrelazando los arpegios hasta llegar al punteo de guitarra principal se me hace inmejorable.
La recta final del disco la constituyen «Lucas I, 26-38» y «†V«. La primera lenta y oscura, llenándote de una sensación de embriagadora melancolía. La segunda despide el disco como merece, al ritmo de una percusión lenta y solemne, entrando poco después unas guitarras distorsionadas al estilo de ese post-doom que los caracteriza. Al final del corte incluso incluyen instrumentación de viento, dejándolo quizás todo listo para un futuro álbum que arranque con una canción llamada «V». ¿Quién sabe?
En lo que llevamos de año «S H ∃» se ha convertido directamente en mi disco favorito de 2015 a nivel nacional, aunque «Hidden Evolution» de Angelus Apatrida o «Revelations Adrift» de Eric Baule no quedan muy atrás. Lo que ha logrado el trío de Salamanca con este trabajo me parece que no tiene nada que envidiar a las bandas instrumentales de primera línea a nivel intenacional, de las cuales en España tenemos ya alguna, y otras en camino de serlo. Le tengo ya echado el ojo a la fecha que tienen en Sedaví para junio, espero poder comprobar que son perfectamente capaces de defenderlos en directo. Hasta entonces no me importará amenizar la espera escuchando sus dos discos. Vosotros deberíais hacer lo mismo.
Discazo. Uno de los discos del año sin duda. 100% recomendable