«I Robot… The story of the rise of the machine and the decline of man, which paradoxically coincided with his discovery of the wheel… and a warning that his brief dominance of this planet will probably end, because man tried to create robot in his own image».
Hace más de dos milenios, en la cálida Atenas, el gran pensador y filósofo Platón decía lo siguiente de la música: parece que es provechosa para el que se sirve de ella junto con la razón, acompañado por las Musas, no para un placer irracional, como ocurre hoy, sino que las Musas nos la dieron como ayuda para arreglar y ajustar consigo la misma revolución disonante del alma nuestra. ¿Anacronismos?, ¡qué duda cabe!
Me he permitido hacer esta curiosa introducción para disertar y hablar del siguiente álbum que os traigo a continuación, ya que es uno de esos discos que al escucharlos de una manera activa enriquecen con creces, como diría Platón, el alma de uno mismo.
«I Robot» (1977), segundo disco de The Alan Parsons Project, con la discográfica Arista y junto a enormes músicos como Eric Woolfson (productor ejecutivo y teclados) o Ian Bairnson (guitarras) que afianzaron toda una serie de álbums y hits llenos de éxitos teniendo como clímax el archiconocido «Eye in the Sky». Y, por supuesto, Alan Parsons, uno de los ingenieros técnicos de sonido más innovadores, pioneros y perfeccionistas más importantes del género rock, quién desde los 19 años ya trabajaba en los míticos Abbey Road y acabó colaborando en el disco de los Beatles del mismo nombre y en el «Let it Be», como asistente de sonido.
Sin embargo, uno de los trabajos más reconocidos de Alan Parsons está ligado al grupo Pink Floyd en el cual, tras la colaboración en el desconocido «Atom Heart Mother», fue uno de los principales causantes del éxito del «The Dark Side of the Moon», siendo el ingeniero de sonido. En este momento, Alan pasó a tener cierto prestigio en el mundo musical.
Tras esto, él y su mánager Eric Woolfson, decidieron formar el The Alan Parsons Project, cuyo debut fue el «Tales of Mystery and Imagination» (1976), álbum dedicado a Edgar Allan Poe, que probablemente sea reseñado en Spreading the Sound, ya que es uno de los mejores discos de rock progresivos de la historia.
Así nos adentramos en un disco inspirado por las historias y relatos del conocido escritor Isaac Asimov, dónde se pone en entredicho la propia humanidad del hombre frente a las emociones de los robots. (En algunos pasajes parecen oírse reminiscencias vangelianas que recuerdan a Blade Runner, ¿o quizá debería ser al revés?)
Listado de Canciones: Lado A
- I Robot
El disco comienza con una impresionante y cuidada abertura donde la fuerza de los sintetizadores y el ingenio de Alan Parsons a la hora de trabajar el sonido, desde los movimientos de canales a la mezcla de instrumentos y voces, con una melodía más adelante que nos recuerda a «The Fall of House of Usher (IV. Pavane)» del anterior trabajo, tocada con el címbalo húngaro, nos hace entrar en ese mundo que crea y entreteje el mago Alan, en un limbo entre lo virtual y lo real, entre lo analógico y lo digital.
- I wouldn’t want to be like you
Con el surco del vinilo hundido y redondeado y la aguja bien gastada de tantas escuchas… plic… tic… un sintetizador cuyo reverb juega con nuestros altavoces, un ritmo de hit-hat que nos advierte de lo que está por llegar, un bajo acompañado de un cadencioso e in crescendo muteo de guitarra…, redoble y los pensamientos de un androide, acompañados de un estilo bastante funky, con toques de música disco (que ni más ni menos vendrían influidos por los éxitos de los Bee Gees en ese mismo tiempo), con un verso-estribillo muy pegadizo, y un solo de guitarra muy pulido y que habla por sí solo.
Esta canción es una de las más conocidas del disco, aunque también tiene muchos detractores porque carece de la complejidad característica de otros temas del álbum; sin embargo, podría pasar por ser un tema de Daft Punk en la actualidad. A continuación podéis ver el vídeo oficial de la canción, aunque la calidad es bastante pésima, con un pitch y velocidad mucho más bajo que la mezcla original, por lo que recomiendo la escucha de la versión original. Aun así, el vídeo no tiene desperdicio…
- Some other time
Esta canción, también de un marcado toque comercial, con aires de balada, se erige como otro de los grandes himnos de este disco, con un estribillo muy a lo Parsons y una letra que invita a la reflexión sobre la sociedad actual, la melancolía y los recuerdos de tiempos y lugares del pasado. El solo de la canción recuerdan a «Comfortably Numb» de Pink Floyd (de nuevo me pregunto: ¿no será al revés?) Una canción redonda, y una de las mejores del disco, sin duda.
- Breakdown
Un comienzo típico de una canción comercial y un final típico de novela distópica: una rebelión de androides, interpretada por una orquesta y coral dirigida por Andrew Powell, que hacen de «Breakdown» otra de las míticas canciones de este disco, donde se vuelve a hacer patente la contradicción a la que están expuestos los androides, el sentir como humanos y, al mismo tiempo, el rechazo de los instintos y pasiones más bajas de los hombres.
- Don’t let it show
La aguja está llegando al centro del vinilo y suena esta hermosa y melodiosa voz, acompañada de un órgano tubular y una trompeta pícolo que arregla hasta la llegada de la batería, donde el teclado y los sintetizadores se vuelven predominantes. La cadencia de la música nos lleva, como las olas del mar, a través de las plegarias de este androide para infundir, al final de la canción, la fuerza que necesitamos para no revelar nuestra identidad, con un estilo que recuerda vagamente al que podríamos escuchar en grupos clásicos de rock progresivo como Kansas.
Lado B
- The Voice
Le damos la vuelta al vinilo y nos asalta un vigilante y repetitivo bajo, que comienza a ser iluminado por una guitarra y sintetizadores que nos llevan la mente directamente al «Money» y al estilo predominante del «Dark Side» de Pink Floyd. Asimismo, la voz de Steve Harley recuerda vagamente a Greg Lake de ELP. A parte de destacar los sucesivos y magistrales arreglos que se dan a lo largo de la canción y el estilo neodisco – funky, es importante remarcar el uso del vocoder, que ya usó Alan Parsons en anteriores trabajos, como la canción «The Raven» (hay que recordar que fue uno de los pioneros y de los que popularizó la técnica de modulación vocal). Someone is watching you… he’s gonna get you!
- Nucleus
La siguiente pieza podría estar incluída en cualquier banda sonora o disco en solitario del maestro Vangelis, debido al uso del sintetizador y la armonía “semi” jazz fussion, que logran crear una atmósfera de tensión y agobio, perfecto para la canción que viene a continuación.
- Day after day (the show must go on)
En la siguiente canción de Pink Floyd… no, no. Perdón, no estamos con el «The Wall» de Pink Floyd, aunque lo cierto es que nos recuerda muchísimo. Hasta casi confundimos la voz de Jack Harris con la de David Gilmour, por no decir que «The show must go on» es otra canción del «The Wall» que, curiosamente, se publicó en el 1979 (2 años más tarde que este disco). Por tanto, es difícil decir quién influyó a quién, aunque los movimientos armónicos y las voces corales los podemos escuchar ampliamente en ambos discos de los Floyd, tanto en el «The Dark Side of the Moon» y «The Wall».
- Total eclipse
Eclipse total, o la banda sonora de películas como «Psicosis», de serie B o cualquiera de las protagonizadas por Vincent Prize basadas en las historias de Edgar Allan Poe. En este corte, muy similar a la primera parte de «The fall of house of Usher» podemos degustar de primera mano el amplio bagaje y conocimiento musical del maestro Parsons.
- Genesis ch.1. v.32
El verso 32 del capítulo I del Génesis (cuyo capítulo sólo consta de 31) no es más que el inicio de una nueva era, del final de la humanidad, del pecado de jugar a ser dioses, de crear unos robots a imagen y semejanza. Preciosa, egregia, triste y justa balada con la que se cierra el álbum y ante la cual nos deja pensativos, reflexivos… ¿algún día, en el futuro, resonará esta misma canción para no ser nunca más escuchada por nosotros, sino por ellos, los robots?
En resumen, un disco muy completo y, a mi parecer, adelantado a su época en cuanto a sonoridad y algunos aspectos del estilo. Un disco para los amantes del género sci-fi o para los que lo escuchen se hagan amantes de él, donde pensamiento, filosofía y ritmo se cogen de la mano, para hacer de la música aquello que decía Platón. Pero ya no es solo el poder de la música, es el poder del arte y su carácter multiforme, plasmado en libros, canciones o en cine como en este caso. Espero que disfrutéis tanto, o más, de lo que lo he hecho yo. Eso sí, ¡escucha obligatoria en vinilo!
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