Nightwish es de esas bandas que genera sentimientos muy encontrados y polariza mucho a la gente a la hora de acercarse a su música. Por un lado se encuentra el bando de fans incondicionales, férreos seguidores de su discografía y acérrimos defensores ante los que critican a los fineses por un motivo u otro. En el otro extremo se posicionan los que aprovechan la mínima oportunidad para crucificar a la agrupación de Tuomas Holopainen, con unos argumentos que la mayoría de las veces se encuentran fundamentados en prejuicios. Esto último lo hacemos todos (incluido un servidor) con más de una banda, juzgando sin apenas haber escuchado. En este caso, yo me posiciono en una humilde posición intermedia, siendo seguidor desde hace bastante tiempo de la formación de metal sinfónico, pero estando bastante alejado de cualquier tipo de fanatismo.
Hará fácilmente siete u ocho años desde aquel día que escuché «Deep Silent Complete» y comencé mis andaduras por el universo musical de Nightwish. A pesar de ser un género que nunca me ha llamado demasiado, y de lo mucho que han evolucionado mis gustos desde entonces, Nightwish se encuentra entre esos grupos que, aunque pase el tiempo, siguen manteniéndose a mi lado como fieles compañeros de viaje. No sé exactamente qué es lo que tienen, lo que les hace diferentes del resto y consigue captar mi atención, pero desde luego la música que componen en muchos casos me parece más que digna de mención.
Son bastantes conocidos los cambios de formación que han ido sufriendo a lo largo de los años, y la forma en que han ido dividiendo a su base de seguidores. Tarja Turunen, soprano y carismática frontwoman que guió la primera etapa de la banda, fue expulsada por Tuomas en 2005, después de la gira del que es probablemente uno de sus mejores trabajos, «Once». A pesar de los 10 años que han transcurrido, parte de sus fans parecen no haber superado este evento, siendo un cliché bastante repetido que Nightwish murió con la salida de la cantante finlandesa. Con la entrada de Anette Olzon, el grupo se reinventó, dándose unos aires por momentos algo poperos, pero que personalmente me parecieron acertados. «Imaginaerum» me resulta una verdadera joya en su discografía, habiendo encontrado en él una simbiosis perfecta en un disco rico y variado.
En 2012 la vocalista sueca abandonó al grupo, dando paso a la etapa que nos ocupa ahora. Floor Jansen, ex-After Forever, se hizo cargo del micrófono durante el resto de la gira de «Imaginaerum», siendo finalmente anunciada como reemplazo oficial en 2013. Sin necesidad de haber escuchado material de estudio con ella, y basándome en los vídeos de directo de la edición del Wacken de ese año, tenía más que claro que Floor Jansen no era solo la mejor sustituta posible, sino que era la mejor cantante de Nightwish hasta la fecha. Esto último es subjetivo y debatible, pero aquéllos que nieguen el talento de la cantante holandesa necesitan quitarse la venda que cubre sus ojos. Se me hace difícil escuchar sus versiones en vivo de «Ever Dream» y «Ghost Love Score» sin que se me ponga la carne de gallina.
Tristemente el único cambio no se daría al micrófono, debiendo retirarse temporalmente Jukka Nevalainen debido a sus problemas de insomnio que le hacían bastante difícil llevar el ritmo propio de una vida en la carretera, ocupando su lugar a las baquetas Kai Hahto de Wintersun. Troy Donockley, que ya había colaborado anteriormente con instrumentación de viento, pasa a ser miembro a tiempo completo. Así queda definida la nueva composición de la banda junto a los veteranos Tuomas, Marco Hietala y Emppu Vuorinen.
Y con este contexto Nightwish nos ofrecen el que es su octavo trabajo de estudio, «Endless Forms Most Beautiful«. El título, que en un principio me pareció bastante feo, se debe al concepto en torno al cual gira el álbum, relacionado con la obra de Charles Darwin y su teoría de la evolución, lo cual consiguió que lo encontrase al final bastante más interesante. «Elan» fue el corte de adelanto, que escuchado de una forma aislada no me creó demasiadas expectativas. Pero ya sabía que tocaba esperar a escucharlo entero para sacar conclusiones en condiciones.
A grandes rasgos, «Endless Forms Most Beautiful» me parece un buen disco. Si hay algo que está sabiendo hacer muy bien Tuomas a la hora de dirigir la evolución de la banda, es el no pecar de continuista. El fichaje de Anette ya fue una muestra de ello, demostrando que pretendía explorar otra faceta de la banda. Con Floor era lógico que en mayor o menor medida pretendieran desmarcarse de lo expuesto en los dos discos anteriores, gracias a la variedad de registros con que cuenta y la calidad de los mismos. Quizás no se haya desatado al máximo de sus posibilidades, pero temas como «Weak Fantasy» o «Yours is and Empty Hope» dejan ver su lado más abrasivo, mientras que en la balada «Our Decades in the Sun», de mis favoritas, atrae casi todo el protagonismo. No será técnicamente tan impresionante como Tarja, pero sin duda me transmite mucho más.
Instrumentalmente el disco tampoco se queda atrás. El corte inicial, «Shudder Before the Beautiful», nos muestra a Emppu y Tuomas desatados en un diálogo de solos interesantes, que me traen reminiscencias de su primer disco y esa fantástica «Astral Romance». El teclado tiene algunos momentos realmente brillantes a lo largo del tracklist, quedándome especialmente con los del tramo final en la instrumental «The Eyes of Sharbat Gula» y «The Greatest Show on Earth». La entrada de Troy también ha supuesto la presencia de detalles folk, siendo muestra de ello la segunda mitad de «My Walden» (imagino que el título es una referencia a la obra de Henry David-Thoreau). En el caso de las seis cuerdas, si Emppu en el anterior disco ya nos demostró con «Slow, Love, Slow» que tenía una vena bastante blusera, aquí la ha consolidado, compaginando los solos y riffs marca de la casa con algún punteo en esta línea que resulta delicioso y le da colorido al disco. La presencia de guitarras acústicas, aunque sea en un segundo plano y menos inspiradas que en anteriores trabajos, se sigue agradeciendo.
En el lado negativo, el principal fallo que veo es la ligera ausencia de Marco Hietala al micrófono. Pese a desempeñar un rol algo más secundario en la tónica general de la banda, la voz de Marco es uno de los elementos más potentes que tiene el grupo, a la altura de la de las distintas frontwomans, y en «Endless Forms Most Beautiful» queda relegada a momentos muy puntuales (la segunda parte de «Weak Fantasy» es uno de ellos), algunos de los cuales son simplemente coros. El otro es Tuomas. Del mismo modo que la mayor parte de lo que brilla en Nightwish es gracias a su genialidad creativa, y demuestra ser bastante hábil al teclado, por momentos termina desarrollando estructuras y melodías de toques ligeramente circenses que resulta difícil tomarse en serio. En otros discos esto era más acuciado, pero los primeros segundos de «Yours is an Empty Hope» es buena muestra de ello. O el uso en ocasiones excesivo de los coros y elementos extraños. Por ejemplo, «The Greatest Show on Earth», en sus 23:58 minutos, recoge algunas de las mejores melodías de piano y momentos de Floor al micrófono del álbum, al mismo tiempo que cae en lo bizarro en algunas secciones, como con las grabaciones de animales, metidas con calzador y quedando a mi parecer un poco fuera de lugar musicalmente hablando.
Resumiendo, «Endless Forms Most Beautiful» nos muestra a unos Nightwish revitalizados, a los que aún les queda bastante que decir. Es uno de los discos más sosegados de su carrera, aunque no por ello falto de energía, pero a pesar de que me ha dejado muy buen sabor de boca en comparación con las expectativas que tenía, tengo la sensación de que no han dicho todo lo que podían. Floor es capaz de mucho más, Marco ha brillado por su ausencia, y algunos de los cortes se desarrollan siguiendo unas pautas demasiado similares. Confío en que una vez publiquen su sucesor, en perspectiva lo vea como «Dark Passion Play», un buen disco de transición antes de que la banda se sienta realmente cómoda con los cambios. El tiempo dirá.
Una respuesta a “Nightwish – Endless Forms Most Beautiful”