Esta semana vamos a ser breves con la canción de la semana. Aún estamos en shock con la muerte del gran Chris Squire, que falleció ayer a la edad de 67 años por un tipo raro de leucemia, a un escaso mes de haberlo anunciado.
Ayer nos dejó una de las personalidades más influyentes del rock progresivo; y no sólo eso, sino que participó en cada uno de los álbumes de Yes, desde el homónimo del 1969 hasta el Heaven & Earth, de 2014. Y por no hablar de su disco en solitario que muchos fans lo incluyen como parte de la discografía de Yes, debido a la multitud de colaboraciones: «Fish out of water» (¡imprescindible!)
No quiero hacer tampoco un análisis de su trayectoria musical ni de su particular forma de tocar el bajo, que ha pasado a la historia por saber darle un carácter más dominante que de costumbre a su emblemático Rickenbacker. Por eso, mi homenaje a Fish lo hago a través de Astral Traveller, una pieza un tanto psicodélica de su segundo disco, verdadero preludio de la música que en los años siguientes iban a crear.
Pero es muy curioso para mí ya que, el mismo grupo, Yes, cuando lo conocí con «Close to the Edge» no lo lograba entender; sin embargo, tras olvidarme de ellos y volver a escucharlo años después, me enamoré de toda su música. Investigué desde sus inocentes y puros inicios, antes de entrar Steve Howe en reemplazo de Peter Banks, quien pertenecía a la formación oficial y nos dejó dos discazos psicodélicos y con mucha fuerza, que lamentablemente estuvieron a la sombra de Led Zeppelin. También me sumergí en el Yes clásico de los 1970s, y hasta en el raro Yes de los 1980s con Trevor Rabin. Y ahora Chris nos ha dejado su prolífico legado, convirtiéndose en un viajero astral cuyos ecos musicales resonarán en el Cosmos infinitamente.
Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt