La luna se alza sobre la tierra y su hechizo ilumina los oscuros páramos de la existencia con chispas de marfil. Tu alma contempla la inabarcable sabiduría del cosmos… tu cuerpo se rinde, y se sumerge en las profundas olas del sueño. -¡Corten! Por favor, el actor no puede quedarse dormido mientras rodamos. Que le traigan algo de música para despejarlo. Moonspell estaría bien para la ocasión.-
Uaargh. Ya bien despierto me dispongo a hablaros del último álbum de los portugueses Moonspell, llamado «Extinct«. O mejor, primero de la banda, y luego del álbum, ¿vale? No hay mucho que decir, salvo que no se les puede encasillar. Pongamos como marco que hacen gothic metal, añadiendo elementos en cada disco que los hace únicos, black, folk, etc. El álbum que nos ocupa viene de la evolución sufrida con el anterior trabajo de los lunáticos, el «Omega White», trabajo de cadencia relajada y comercial (en contraposición con la otra cara de la misma moneda, «Alpha Noir», mucho más duro).
En la primera mitad, y la mejor, nos encontrarnos con la poderosa introducción «Breathe (Until We Are No More)», que nos da una muestra de cómo se irá desarrollando el disco, partes duras intercaladas en otras más refinadas, donde las orquestaciones se harán notar. Finaliza con un toque arábigo a lo Myrath u Orphaned Land que se repetirá en otras canciones, plasmado en una melodía para el recuerdo.
«Extinct» se muestra más brutal, apoyada por los acertados teclados de Pedro Paixao con algunos buenos growls de Fernando Ribeiro, los cuales por desgracia no son representativos y usará mucho más su voz limpia, que por otra parte no es moco de pavo. Y vuelta a las influencias árabes en «Medusalem», aquí mucho más obvias, cuyo sabor gana por goleada a la segunda parte del álbum. A todo esto, genial el estribillo.
Lo de la balada «Domina» ya no es de este mundo, esa melodía mística, etérea y delicada, el trabajo de Ricardo Amorim a la guitarra es soberbio, y el tono de la guitarra no podría ser más acertado. De lo mejorcito del disco, y de Moonspell.
A partir de aquí ya la cosa cambia, y si se han mantenido bastante tranquis hasta ahora, lo que queda va a ser más suave que las ubres de una vaca. Para los estándares de Moonspell digo. Por ejemplo en «The Last of Us», con la guitarra bien molona, pero la voz de Ribeiro insólitamente comercial, o «Funeral Bloom», no muy distinta de la anterior. «Malignia» mantiene el sabor oscuro e hipnótico, con el tono místico aportado por los teclados, y un gran eclecticismo vocal, pero sin llegar al nivel de las primeras.
Pocas sorpresas más, salvo la última canción, «La Baphomette», cantada en francés, y con un estilo… bueno, se podría decir que rompe los esquemas a lo grande. Básicamente una bizarrada en todas sus vertientes. Lo que yo he bautizado como jazz raruno. La letra, pese a ser más simple que un chusco de pan, se complementa muy bien con la música y es extrañamente poética. Muy buena forma de acabar.
Nuestros peculiares caballeros lusitanos nos han traído este año una pieza de alto calibre. Moñas para muchos, quizás, pero quien se lo pierda por eso se perderá muchas cosas, entre ella la increíble calidad compositiva de muchas de las canciones, su sutileza y delicadeza contrastada con los momentos de mayor intensidad, y los múltiples elementos que salpican y dan al mismo tiempo color y tristeza a cada minuto del álbum. A falta de una frase poderosa que concluya mi escrito, dejaré esta, que tampoco está tan mal.
Una respuesta a “Moonspell – Extinct”