Este 2015 nos trae buenas sorpresas dentro del avant-garde metal, con los lanzamientos de Dødheimsgard, Arcturus, Solefald o A Forest of Stars, nombres a tener en cuenta para aquellos ansiosos de un viaje de errátil recorrido pero feliz final. Hoy daremos cuenta de los primeros, Dødheimsgard, con su nuevo álbum titulado «A Umbra Omega».
Lo primero que hay que decir sobre el álbum es que uno puede saltarse directamente su horita de ejercicio diaria. En serio, deja las anfetas, ya no las necesitarás. Luego ya si eres músico y consigues tocar una cover de una de las canciones directamente te puedes considerar un semidiós. Y es que si lo que estás buscando es algo totalmente fuera de los cánones de la música actual… bueno, o de cualquier tipo de música, puedes pinchar este disco y te vas a sentir bien a gusto. Por supuesto, esto no es algo malo, ni mucho menos. Ahora veremos por qué.
Pero me olvidaba de la banda. ¿Qué sabemos de ella, aparte de su mentada condición deífica? Pues sabemos que proviene de un bonito país muy lejano, (lejano para nosotros, para ellos es cercano, porque ya están allí) llamado Noruega. Respecto a los músicos, todo el mérito se lo lleva el líder de la banda Yusaf Parzef, pues aparte de él solo encontramos al batería John Vooren y a Aldrahn, a quien no sé por qué sólo se le acreditan las letras de dos canciones aun formando parte de la banda, así como un bajista, Lars Emil, invitado para otras dos canciones.
Quizá valga la pena describir la voz de Parzef, ya que es algo incuestionablemente característico en su música. Pues bien, este puede recordar en unos momentos a un esquizofrénico bastante chillón y en otros a un tipo cansado después de una sesión de footing. O las dos, porque los esquizofrénicos también hacen footing. Posiblemente la voz le vaya que ni pintada a la música. Dios los cría y ellos se juntan.
Empiezan con una intro atmosférica inclasificable “The Love Divine”, porque los nombres de las canciones también deben molar. “Aphelion Void” se encarga de prender la mecha y ya la cosa es un no parar entre blast beats, berridos muy bien puestos, saxofones, cambios de ritmo locos y un piano exquisito, pasajes acústicos y otros más desenfrenados, combinándose todos estos elementos a la perfección.
Cuando comienza “God Protocol Axiom” ya te das cuenta que el álbum no va a tener estructura alguna, y lo que hemos escuchado en el anterior tema se va a repetir (si podemos hablar de repetición) en mayor o menor medida en las siguientes canciones. Canciones sin ningún patrón pero que de alguna forma se hilan entre sí de forma fantástica, y de una atmósfera opresiva e irreal.
“The Unlocking” sigue el camino marcado (de nuevo me contradigo a mí mismo, pues de camino marcado poco hay), y añade si es posible una mayor toxicidad a la atmósfera. A destacar el tétrico momentazo en 3:47, con esas desquiciadas frases junto al piano que te hacen esconderte debajo de la silla de puro canguelo. Veréis que apenas describo cada una de las canciones, porque si lo detallara mucho podría escribir un libro bastante gordo, como si el tostón que os estoy soltando no fuera suficiente. Pues bien, hoy va a ser la primera vez que no describa todas las canciones, así que os dejaré con las ganas de escucharlas todas, pues las dos últimas, “Architect of Darkness” y “Blue Moon Duel” no se quedan atrás ni flaquean en ningún momento frente a las otras.
Acabado el álbum, y si decidís volver a darle cera, viviréis la sensación de no tener ni idea de lo que estáis escuchando. Tan difícil es que estas canciones se os queden en la cabeza, que cada nueva escucha será un mundo y descubriréis algo nuevo. Al menos, esa es mi sensación. Y aunque las canciones duren un taco, eso no debería suponer un problema, ya que ninguna se hace pesada. De todas formas si lleváis tiempo leyendo este blog, que las canciones sean largas no debería sorprenderos.
Señoras y señores, aquí se ha creado algo único y memorable, ambos conceptos difíciles de conseguir. Porque su eclecticismo no está llevado a la máxima potencia solo para poder decir “no seguimos un patrón predeterminado, somos los más guays del universo, chúpate esa”, sino que todo tiene su motivo, todo fluye y está llevado a seguir la inspiración y la belleza, y en última instancia, a trascender.