Durante el último mes he tenido un poco parado el tema de las críticas de discos, y viendo el ritmo de lanzamientos interesantes que nos está dejando 2015 tanto en el ámbito nacional como internacional corresponde ponerse manos a la obra cuanto antes. Hoy os traigo un disco que escuché cuando salió pero no fue hasta agosto que le preste la atención que merecía. Y es que la escena catalana en particular está otorgándonos este año más de una joya.
Grupo integrado por miembros de otras bandas (siendo la participación de Falke de Foscor la que logro llamarme la atención), Soul Aside es una banda que desde luego está teniendo un buen año. Al hecho ya de por sí reseñable de haber lanzado su primer larga duración en abril, bautizado como “Canvas” (siendo su segundo trabajo discográfico tras su EP homónimo), hay que añadirle el mérito de haber actuado de teloneros de God is an Astronaut en su paso por Barcelona durante su gira europea (labor que también realizó El Altar del Holocausto en Madrid).
Desde la primera escucha se aprecia que el sonido del cuarteto está cuidado al milímetro, por lo que es difícil extrañarse al leer que ha sido grabado en Ultra Marinos Costa Brava, en el cual han visto la luz discos de Toundra o el impecable “Flores, Carne” de Viva Belgrado. Pero además de en la calidad de la producción también se nota en las composiciones mismas. La fórmula de Soul Aside se encuentra a medio camino entre el rock alternativo y el post-rock, habiendo encontrado un lugar propio entre los limpios cristalinos de Explosions in the Sky y las estructuras hipnóticas de A Perfect Circle.
Entremos en materia con el tracklist del LP. “Void” es la definición perfecta del estilo de la banda. Intro de post-rock pero con regustillo progresivo a lo A Perfect Circle o Porcupine Tree. Cuando citaba el rock alternativo como una de las etiquetas de su sonido otra de las bandas que se me venían a la cabeza es Radiohead, pues la estructura de alguno de los temas posee ese pequeño toque experimental. Unas guitarras impolutas y una base rítmica marcada guían el desarrollo de “Anamnesis”. La voz de Adam, sin ser espectacular, sí que consigue aportar algo de identidad al grupo, desmarcándolo más de las evidentes influencias post-rockeras.
“White Hole” es el temazo del álbum. Primer single y con diferencia el corte que más he escuchado de “Canvas”. Estructura y evolución sencillas, nada pretencioso, pero sin embargo es un tema redondo, con un uso muy efectivo tanto de la instrumentación como de la voz. Compacto y pegadizo, supone sin duda uno de los mejores momentos del disco, con un estribillo final para el recuerdo.
En “Lilith” comienza el bajo elaborando una sutil melodía sobre un acorde repetido, para dar paso al poco tiempo a una guitarra marca de la casa. El riff se va repitiendo con diferentes variaciones y progresiones, actuando como hilo conductor, siendo la batería la encargada de dotar de mayor intensidad al tema conforme va transcurriendo hasta desembocar en el punteo final. El bajo goza de especial presencia en “Smash”, creando un buen colchón de graves para el resto de instrumentación, pero conformando sin embargo uno de los temas menos inspirados del larga duración.
Los arpegios que dan comienzo a “Microglia” dan que pensar que nos encontramos ante uno de los temas más interesantes de “Canvas”, y conforme se reproduce no hace sino confirmarlo. Una de las piezas en las que se dejan entrever de forma más clara las influencias más progresivas y experimentales. La línea de bajo que marca el tema posee algo que me atrapa, tanto por su estructura como por su tono. No puede sonar mejor. Al principio no lo apreciaba tanto, pero a base de escuchas no puedo dejar de destacar la importantísima aportación de Edu Seaone a las cuatro cuerdas. Puede pasar desapercibido inicialmente, pero si prestas atención se nota que es su trabajo al bajo el que complementa las partes para darles el empuje y consistencia que necesitan en determinados momentos.
En la recta final nos esperan “Protectress” y “Lillim”. La primera, la más larga del disco con sus 6:49 minutos, va ganando fuerza conforme avanza su lento desarrollo. “Lillim” supone un cierre más que adecuado, conteniendo en su seno algunas de las mejores melodías de guitarra. “Canvas” es un trabajo notable, con mucha personalidad, un sonido pulido y ocho cortes que marcan ya un nivel de calidad al mismo tiempo que sirven de promesa de una banda que puede ir a más. Confiemos en que el futuro nos demuestre que estamos ante un grupo que tiene todavía mucho que decir.
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