Sin ninguna duda, Caspian ha sido uno de esos pequeños grandes descubrimientos de este año que logran dejarme sin aliento cada vez que me pongo a escucharles, por no decir, probablemente, el más destacable. A veces melancólicos, otras más enérgicos, en su música se intuyen paisajes limpios y oscuros que invitan a la introspección creando una atmósfera de emociones que es apabullante.
Norteamericanos de cuna como tantísimas otras bandas de post-rock y post-metal, Massachusetts les vio nacer allá por el año 2003. Con un EP debut (‘You Are the Conductor’, 2005), otro EP posterior (‘Hymn for the Greatest Generation‘, 2013) y cuatro discos en el mercado (‘The Four Trees’, 2007; ‘Tertia’, 2009; ‘Waking Season’, 2012 -considerado mejor álbum de post-rock del año por la revista SPIN; ‘Dust and Disquiet’, 2015), su música de corte instrumental dentro de la escena menos visible y más underground no para de crecer y poco a poco se van dejando ver fuera de su tierra natal para nuestra gloria. Y no es de extrañar si somos conscientes de la exuberante calidad del sonido en su producción (Matt Bayles – Mastodon, Isis, MONO).
Me puse en serio con su magia poco después de escuchar en profundidad los adelantos de su reciente nuevo disco a finales de agosto (‘Dust and Disquiet’, septiembre 2015) y aunque ya tengo mis preferidas, sigo dudando entre cuál de dos de ellas supera una a la otra: “Arcs of Command”, cuyo final apoteósico y explosivo te deja borracho perdido entre tanta estrella en la cabeza, y “Echo and Abyss”, con una introducción y unos pasajes vocales que son verdaderamente sobrenaturales. Encontramos en este último álbum una dinámica de composición más madura si cabe con una balada acústica con letra («Run Dry«) que ha podido sorprender un poco.
A falta de la inclusión de Bristol en su todavía presente gira europea, tomé la decisión a última hora y rumiada en apenas una tarde de coger aquellos buses que me llevarían hasta la ciudad marítima de Brighton donde les pillaría por los pelos en lo que era su última fecha inglesa, viendo que ganas no me faltaban, disponía del tiempo para hacerlo y que afortunadamente quedaban unas pocas entradas dos días antes de aquel honorífico sábado. Y me dije: ¿y por qué no, no? 6 horas de trayecto sólo ida, qué más dará. Una experiencia con vuelta algo menos placentera porque desde que terminó el concierto sobre las 22h pasadas tuve que estar esperando por aquí y por allí hasta que mi primer bus de vuelta partiese a las 3:45 h de la madrugada. Así que mi iPod, mi música y mucha paciencia me salvarían entre tanta fauna de fiesta.
La sala The Green Door Store probablemente sea la menos lujosa presente en toda la ciudad, de look garajero no buscado, minúscula y donde prolifera el olor a humedad nada más pisarlo. Había impregnación de agua, sí, y también se habían saltado un mínimo de reforma para acondicionarlo más bien y mejor, pero hay características que renden a los ambientes peculiares y atractivos, a veces. No sé si éste sería el caso pero no me importó lo más mínimo. 150 personas de capacidad máxima que si no llegó a ser sold out, bien poco le faltó. No recuerdo haber sido partícipe de un concierto de carácter internacional tan sumamente privado. Y qué delicia.
Llegué apurando el tiempo, ojeé un poco por encima la mesa con el merchandising que traían y en seguida atravesé las cortinas que separaban el recinto del bar al escuchar que ya daban comienzo a eso de las 19:45h. Se trataba de la inglesa que les acompaña durante todo el tour UK/EU, Jo Quail, una sola mujer procedente de Londres y su handmade violoncelo electrónico.
Jo Quail y Caspian se conocieron en mayo de este año durante el Dunk!festival en Bélgica cuando después de verles actuar la invitaron a unirse a su gira que daría comienzo en noviembre. Su performance de música instrumental atmosférica de corte clásico contemporáneo muy oscuro, duró aproximadamente 40 minutos; tres de los cortes que preparó fueron de su segundo y último disco que lleva por título ‘Caldera’ (2014), mientras que uno de los otros dos, “Gold”, se trataría de una versión no final que incluirá en su próximo álbum, ‘Five Incantations’.
Me encantó verla en acción. Todo el mundo en silencio no perdiéndose detalle de cada movimiento: dedos, manos, brazos, pies. Arco, pedales, distorsión. Fue exquisito y no me puedo estar sin poneros un tema para que la conozcáis desde ya.
1. Laurus
2. Salamander
3. South West Night
4. Gold
5. Adder Stone
Salí a refrescarme un poco con una cerveza y estaban los Caspian sentados en una mesa alta cerca del merchandising. Philip Jamieson me miró y al poco rato se embarcaron rumbo al escenario al igual que yo.
A las nueve menos cuarto comenzaron Caspian con un buen tema reciente, “Darkfield”, uno de mis tres preferidos dentro del ‘Dust and Disquiet’ (2015). Una canción que es potente de por sí pero óptima como introducción por la superposición de sonidos calmados que se dan al inicio. Seguirían con otro tema nuevo de mis predilectos y que no puede ser otro que “Echo and Abyss”. Las guitarras aquí son una auténtica locura y las voces de Philip y Erin tan suaves y desgarradoras al mismo tiempo que te sobrecogen de una manera sorprendente. Lástima que no haya modo de saber cuáles son las letras exactas porque no han quedado plasmadas en su artwork ni páginas oficiales. Es realmente complicado entenderles, una pena muy grande para los adictos a leer como yo.
Siguieron con una de las dos canciones representantes del ‘Tertia’ (2009), “Of Foam and Wave”, que quizás yo me hubiese decantado por otros como “Ghosts of the Garden City” o “La Cerva”. “Ríoseco” fue la próxima de las nuevas, un tema lento en sus primeros minutos pero que va adquiriendo cuerpo y consistencia durante los dos últimos minutos que son gloria bendita.
“The Dove” y “ASA” son temas que encontramos en su primer disco ‘The Four Trees’ (2007) y que yo escuché tan sólo un par de veces antes del concierto. Desde luego Caspian han ido mejorando indudablemente con los años.
El ‘Waking Season’ (2012) ya se hacía de rogar y qué mejor manera que con la maravilla de “Halls of the Summer” y su parte de teclados y sintetizadores. Una burrada que con dificultad cero te hace rozar el mismísimo cielo. Cuántas veces tuve que cerrar los ojos… “Gone in Bloom and Bough” del mismo álbum fue la siguiente pero yo eché en falta más bien “Fire Made Flesh” que al parecer sí tocaron en otras localidades o “Porcellous”. Era mi primer concierto de Caspian –y espero ansiosa que hayan muchos más–, dejadme soñarlo perfecto aunque ya podéis imaginaros que sería de 2 horas de duración por lo menos.
Le llegaba el turno a otra de mis imprescindibles del ‘Dust and Disquiet’ y que no puede ser otra que “Arcs of Command”. Con decir que es buenísima me quedaría corta, tenéis que escucharla y juzgar por vosotros mismos. Con “Sycamore” (‘Tertia’) se despedían, una canción de la que es difícil no enamorarse y con la que suelen acabar todos sus conciertos. El motivo es muy fácil, 9 minutos de puro placer sosegado que con el juego tan impecable con el que cuenta la batería les da pie a abandonar guitarras y bajo e ir desmontándola llevándose las piezas hasta formar una hilera sobre el escenario de tambores y platos que te deja atónito con tanta fuerza y primor. Fue una experiencia abrumadora verles a todos con las baquetas en las manos.
Caspian, mi pequeño gran tesoro de 2015. Hora y media de concierto que se me pasó como una buena canción de más de 7 minutos – en nada. Quedaros con ellos e id en su busca en cuanto podáis al igual que hice yo, porque una experiencia de esa magnitud tan emotiva no defrauda.
1. Darkfield
2. Echo and Abyss
3. Of Foam and Wave
4. Ríoseco
5. The Dove
6. ASA
7. Halls of the Summer
8. Gone in Bloom and Bough
9. Arcs of Command
10. Sycamore
2 respuestas a “Crónica: Caspian + Jo Quail en The Green Door Store, Brighton – 07/11/15”