Conocía la existencia de Agent Fresco desde el año pasado, pero era una de esas bandas que por lo que fuera se quedaron en la lista de pendientes hasta bastante después. La participación de su excelente cantante, Arnór Dan, en el último disco en solitario de Ólafur Arnalds, “For Now I’m Winter”, o más adelante colaborando en la BSO de la serie Broadchurch (y hace poco en una colaboración con Yōko Kanno), era motivo más que suficiente para tenerlos en el punto de mira. Y a esto hay que sumarle el hecho de que son islandeses, lo que muchas veces parece que por sí mismo ya implique cotas de calidad bastante altas.
Al trabajo de Arnór Dan hay que sumarle el de Hrafnkell Örn a las baquetas, Vignir Rafn al bajo y Þórarinn Guðnason a la guitarra y piano. El estilo del cuarteto es difícil de encuadrar, pues es un rock muy ecléctico y variado que bebe de géneros muy distintos. Hay toques de rock alternativo, math-rock, post-hardcore… pero todo en su justa medida y de forma muy coherente. “Destrier” supone su segundo trabajo discográfico, después del más que notable “A Long Time Listening” de 2011.
Los elementos principales que a mi parecer hacen brillar la fórmula de Agent Fresco son tres: la fina voz de Arnór Dan, técnica pero emotiva, y la causante de que les estén lloviendo tantas comparaciones con Leprous (personalmente veo el parecido bastante cogido por los pelos); la brutal demostración de buen gusto y saber hacer que realiza Hrafnkell Örn a la batería, sabiendo realzar cada uno de los temas, aportando muchos matices; y por último, la forma en que son capaces de mezclar pianos minimalistas con riffs de guitarra simples pero demoledores, en un perfecto equilibrio.
“Let Them See Us” es la encargada de abrir, pero personalmente me gusta entenderla como la primera mitad de “Dark Water”, ya que ambas fluyen de forma tan natural que me parece casi imprescindible escucharlas juntas. La primera se basa en atmósferas a base de piano, batería y programaciones, mientras la voz poco a poco nos va introduciendo en lo que nos aguarda en “Destrier”. La melodía de piano del final da pie al inicio de “Dark Water”, la cual es un ejemplo claro de lo que exponía en el párrafo anterior. Uno de los temas más sólidos del LP sin duda.
La batería del principio de “Pyre” es puro groove, que junto a las líneas de voz que se marca Arnór son la apuesta para un tema redondo. “Destrier”, tema homónimo, tiene algunas melodías que me recuerdan a las que se pueden encontrar en el debut del cuarteto islandés. Pese a durar solo dos minutos hacen buen uso de ellos, habiendo hueco para un pequeño break de guitarra seguida de un piano ensoñador. Merito tiene la gracia con la que Agent Fresco consigue jugar con elementos que muchas veces pueden parecer contradictorios, pero cuadran a la perfección.
Al escuchar “Wait For Me” cuando publicaron el vídeo junto a la historia que había detrás, he de decir que a pesar del trasfondo emotivo, no me gustó. Sin embargo, entendida dentro del contexto del álbum, me sorprende cómo ha cambiado mi perspectiva sobre la misma, ya que me parece un muy buen corte.
Instrumentalmente “Howls” podría ser un corte liviano de post-hardcore, pero el registro de la voz y las atmósferas le restan agresividad. A diferencia de en el primer álbum, Arnór ha limitado su registro gritado a únicamente un tema. No me parece mal movimiento, ya que está explotando su mejor faceta y la que le da más personalidad a la banda. “The Autumn Red” muestra fraseos al micrófono en la línea de “Destrier”, con un final que sí que se podría considerar un poco similar a algún tema de Leprous.
“Citadel” es un interludio que conecta con “See Hell”, primer adelanto del disco. Cuando lo publicaron hace ya unos cuantos meses estuve enganchadísimo, me parece un verdadero temazo, pero en el contexto del álbum, y en comparación con las ideas que recogen muchos de sus compañeras de tracklist, me parece una canción demasiado básica. Pero ojo, sigo pensando que es un single demoledor. “Let Fall the Curtain” es una pieza delicada basada en piano, voz, y una atmósfera en la que da gusto perderse.
La melancolía que impregna “Bemoan” contrasta con “Angst”, un tema casi mathcore, con ese riff de tapping y un Arnór que termina por desencadenarse y ofrecernos su registro más bestial. La introspectiva “Death Rattle” nos muestra el lado más íntimo y oscuro de la formación, con un resultado magistral. “Mono No Aware” es un cierre perfecto, que comienza en la línea de su predecesora, lenta y repitiendo uno de los fragmentos de “Dark Waters” al micrófono. La cohesión del disco en su conjunto es insuperable.
No entiendo aún como a la primera escucha cuando salió “Destrier” me dejó un poco frío. Cuesta un poco de tiempo y ganas, pero si tienes la voluntad de sumergirte en sus composiciones, te puedo asegurar que te vas a encontrar uno de los mejores discos de 2015. Si tuviera que poner algún pero, lo que me parece difícil, sería que a costa de asentar su fórmula y encontrar un estilo propio, han tenido que sacrificar parte de la magia de “A Long Time Listening”, que era mucho más imprevisible y voluble. Aun así me parece que han sabido elegir una línea evolutiva más que adecuada. Sin duda son una banda que va a dar que hablar. Imprescindibles.
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