30. Northland – Newborn Star (andiros)
El folk metal es terreno más bien propio de mi compañero seruli, pero aun así en ocasiones me interno en él con la timidez del oído inexperto. En esta ocasión lo hice para dar con una banda nacional que no tiene demasiado que envidiar a muchas de las consolidadas internacionalmente. Northland tiene un sonido muy pulido, temas redondos y bien enlazados (con los inevitables clichés del estilo) y la epicidad que se requiere para practicar esta música. “Newborn Star”, extraído de su último larga duración, es una prueba perfecta de ello. En serio, la melodía que abre el tema es demasiado deliciosa y el desarrollo del mismo reúne todos los requisitos para cerrar el álbum por todo lo alto.
29. Periphery – Alpha (jessmorell)
Tengo que confesar que la primera vez que escuché la canción que lleva el mismo nombre que la cara A de ‘Juggernaut‘ (2015) no fue precisamente de mi agrado. ¿Qué era esa musiquita tipo videojuego que meten en su comienzo? Bah, estos Periphery se están flipando, pensé. Me resultó en su todo demasiado educolarada, pomposa y melódica para mi personal gusto e inclinación más oscuros, y por eso también es verdad que prefiero mil veces antes a TesseracT (a pesar de que el último disco me pareció algo flojo). Peeeeero… volví a ellos unos meses después y vi al fin la luz. Vale, es comercial, pegadiza y hasta empalagosa si queréis, pero el estribillo está tan bien logrado que sería falso negar que el tema es tan popero como brillante, todo a la vez. Por supuesto, esos riffs djent marca de la casa y las partes vocales harsh de Spencer Sotelo lo endurecen en su justa medida. Yo creo que «Alpha« es apto para todos los públicos, sinceramente.
28. Kamelot – Citizen Zero (seruli)
Kamelot lleva unos años sin dar todo lo que podrían, legando canciones regularcillas para sus estándares, muy lejanas de sus grandes obras maestras. Este año no ha sido una excepción, muchas canciones dan la sensación de “más de lo mismo”. Luego escuchas esta “Citizen Zero”, y te quedas con cara de… este álbum no ha sido un quiero y no puedo, sino un puedo y no quiero. Su ritmo marcial recuerda a aquella maravillosa “March of Mephisto” pero con suficientes argumentos para brillar por sí misma. Karevik da lo mejor de sí a las voces, las melodías son oscuras y pegadizas y la banda suena engrasada y en forma. Por un momento he pensado que estaba escuchando el “Black Halo” y eso, señores, es muy bueno.
27. Saycet – Volcano (andiros)
Si Carpenter Brut ponía la electrónica dura a la lista, Saycet, productor también de Francia, representa la otra cara de la moneda. Con un estilo inicialmente asentado en el IDM, ha ido evolucionando progresivamente hacia terrenos más propios del dream pop, con un mayor peso de la voz y estructuras algo más convencionales. Esto sin embargo no ha supuesto el dejar de lado la experimentación y la complejidad de las bases que construye. Si tuviera que elegir, probablemente su debut siga siendo el disco que más me gusta de su discografía, pero la voz de Phoene Somsavath me recuerda en “Volcano” que “Mirage” es un señor disco también a su propia manera, y que Saycet no ha perdido ni un ápice de calidad compositiva con los años.
26. Steven Wilson – Routine (raulsangonzalo)
«Routine«, una de las canciones más dramáticas y sentimentales de Steven Wilson, se ha convertido en una de las canciones más comentadas en la escena prog de este año. El propio Wilson reconoce que entre los cientos de temas que ha compuesto, éste ocupa un lugar muy especial. Porque ahonda en la cotidianeidad, en la psique humana, en la terrible rutina. Una canción muy emotiva, ya no sólo por la letra, unos versos simples que retratan el día a día, sino también por la instrumentación, las melodías que evocan harmonías como lágrimas y el toque tierno y conmovedor de Ninet Yateb. Una canción sincera que, aunque demasiado larga en mi opinión, no deja indiferente a nadie.
25. Dracula – Masquerade Ball (seruli)
Ver que uno de tus artistas favoritos se vuelve día a día más anodino no es nada estimulante. Así se puede entender más mi alegría frente a un discazo como “Swing of Death”. Jorn Lande nunca ha sido un gran compositor, para qué engañarnos, pero como cantante la cosa cambia a mejor. A mucho mejor. Y aquí ha colaborado con el guitarrista Trond Holter para sacar su disco más variado e impresionante hasta la fecha. “Masquerade Ball” es una pequeña gran muestra de lo que encontramos en el álbum. Partes acústicas y eléctricas de gran nivel, una gran imaginación y teatralidad a la hora de componer –no hay que olvidar que esto es una obra conceptual y hacer algo así nunca es fácil-, y una interpretación vocal de Jorn como de costumbre magistral. Ya sabía yo que al final se dejaría de bodrios repetitivos y sacaría algo interesante –aunque con ayuda de otro compositor–, que no solo de colaboraciones se vive. Así se hace, como Dio manda.
24. Jakub Zytecki – Yellow (andiros)
Jakub Zytecki ha sido uno de los grandes descubrimientos que me llevo este año, tanto a nivel musical como, especialmente, guitarrístico. No solo desborda técnica y buen gusto, sino que además tiene una forma muy original de enfocar sus composiciones. Me parece que es el guitarrista de la generación actual dentro del progresivo que ha heredado lo mejor de John Petrucci, lo cual se puede apreciar tanto en su labor con su banda Disperse, como en su debut en solitario. “Yellow”, canción que cierra el disco, condensa en 8 minutos su capacidad para crear riffs interesantes, atmósferas que te evaden de la realidad, y uno de los mejores solos de guitarra que he escuchado este año. Y si eso no es suficiente, además el hombre se defiende muy bien al micrófono. No puedo esperar al año que viene y degustar el tercer disco de su proyecto principal.
23. Leprous – Rewind (jessmorell)
Leprous practican uno de ese tipo de progresivo con el que más disfruto, oscuro hasta las entrañas, y es que no podemos dejar pasar el hecho de que procedan de Noruega y hayan cruzado sendas con Emperor o Ihsahn. ‘The Congregation‘ (2015) es un álbum digno de mención y mérito que todos deberíamos saborear en alguna ocasión porque no aburre lo más mínimo. Muchos temas sobresalientes, a título personal quizás me quedaría con «Rewind» más que nada por el riffazo que se pegan hacia el final del tema, una explosión musical para los oídos que desearías no terminara nunca.
22. Lamb of God – Embers (chusobosch)
Después de su época más oscura han vuelto Lamb of God. Ha llegado un punto en el que les escuchas y sabes de sobras que son ellos, su sonido se reconoce a la legua. No aflojan el ritmo tampoco. Llegado este punto es muy sencillo estancarse y repetirse, pero no. «VII: Sturm und Drang« nos devuelve a estos gigantes de Virginia con muchas ganas de recuperar el trono. Buenos temas y buen ritmo de escucha, pero me quedo con «Embers». Sólo por el hecho de que colabore Chino Moreno de Deftones en la parte final ya es mi favorito del disco. Toda una demostración de que los polos opuestos pueden ser compatibles, vaya que sí.
21. Intervals – Libra (andiros)
Intervals es una banda que conocía de nombre desde hará un par de años, por pertenecer a una escena que conozco bastante, pero sin haber llegado a darle una oportunidad. Ha tenido que ser su último disco, en el que han vuelto al formato instrumental con Aaron Marshall reinventando su sonido, el que me convenciera de que eran una banda que merecía la pena tener en cuenta. “Libra” resume todo lo que me gusta del álbum: un riffage dinámico y melódico, que se te queda grabado en la mente y no puedes evitar tararear, melodías de corte jazzístico, y un desarrollo en los temas que deja respirar la música, estando todos los elementos en su justa medida. “Libra” además contiene un solo invitado de Plini (y qué solo). Spoiler alert: no va a ser la última vez que veáis al guitarrista australiano en esta lista.
Partes anteriores:
3 respuestas a “50 canciones de 2015 que no puedes dejar pasar (Parte III)”