Al fin el esperado nuevo álbum del trío Daughter está en nuestras manos desde justo a mediados de este mes de enero y es que con los dos adelantos que nos entregaron a finales del año pasado, “Doing the Right Thing” y “Numbers”, a muchos se nos hizo la boca más que agua.
Simpatizante a medias de esto del casi mal llamado indie, Daughter es una banda de la que tengo conocimiento desde que di con los también asentados en la capital inglesa London Grammar hace justo un año y que adoro a pesar de ser menos rock de lo que estaría realmente acostumbrada a escuchar. ¿Pero no es en la bondad de la música donde encontramos verdaderas joyas con las que abrir los ojos cada día un poquito más? No huyas, da por hecho que Daughter también puede ser para ti.
Las primeras escuchas salvaron con cero dudas mis expectativas, todas las siguientes a modo de devoración no han hecho sino mejorar mi opinión de ‘Not To Disappear’. Primeras impresiones: contenido más oscuro, directo y sensual, letras más decadentes y tristes y sonido en general más espacial que envuelve sentimientos profundamente terrenales. Con estos ingredientes, difícil sería no resistírsele. Desgranémoslo un poco pues.
Empezando por el artwork, el desarrollo de ‘Not To Disappear’ tuvo sus raíces en uno de los trabajos de Sarah Shaw, una artista de Brighton, Inglaterra, de la cual la banda se declara fiel admiradora. La pintura en cuestión lleva por nombre ‘The world is spinning around’ escogida como portada de disco previo paso a la composición y que sirvió al guitarrista Igor Haefeli como fuente de inspiración. Y si prestamos un mínimo de atención, efectivamente en esa brillante abstracción damos con esa extensión oscura que contiene toda la materia existente.
A partir de ahí el álbum es una pelota de sonoridad llena de matices repartida en diez cortes de lentitud apreciable, tristeza, desolación y calor humano. “New Ways” es el tema que abre el LP y que fue también el que sirvió como primer peldaño en el proceso de creación del resto. De carácter abiertamente melancólico, se abre el diálogo principio de todo el álbum, el de la autocancelación, el de evitar el dolor, el de necesitar todo el tiempo algo de afuera con el que verse realizado. Pero claramente nunca nada será suficiente, jamás, y la agonía será siempre un ciclo que se va repitiendo tristemente cada día y el dolor será entonces permanente.
El segundo corte es mi preferido, “Numbers”, capaz de crear una atmósfera mágica al son de la percusión y los sintetizadores, donde la voz de Elena Tonra es de una sensualidad tan abrumadora que se contrapone a la frialdad de la letra la cual engrandece el miedo a sentir. Es una canción que está relacionada con “Alone / With You”, de sonido más electrónico que nos hace visualizar esa artificialidad de querer estar con alguien por el simple hecho de obviar el estar solo con el pésimo resultado de insatisfacción constante.
“Doing the Right Thing” es otro de mis predilectos, de esos cuya melodía se reproduce en tu mente a cada rato del día y que no hay manera que quedarse en blanco ni un segundo. De tema la demencia senil y el sufrimiento de aquéllos que lloran la indiferencia de un ser querido enfermo, aquí las guitarras son el plato fuerte, unos riffs sencillos pero de una carga sentimental con los que se te ponen los pelos de punta de inmediato. El papel de la pandereta es un detalle que aporta ritmo y sinuosidad. Si aquí no te mueves es que no tienes sangre.
“How” me resulta de una excesiva lentitud y quizás adquiere más interés hacia su segunda mitad. Con “Mothers” me pasa un poco lo mismo, la sección que a mí me resulta más de valor se da hacia el final de la canción con la parte de los sintetizadores. “No Care” es la más rápida de toda la selección y la voz de Elena se transforma, se vuelve más distante para abrazar la decepción de una relación que en realidad no lo era, de un corazón roto que olvida centrarse en él. Ligeramente se aprecian pinceladas a lo The Cure pero será en “To Belong” donde más guiños encontramos hacia la banda capitaneada por el magnífico Robert Smith y es que los ambientes que crean los riffs de guitarra podrían ser la versión triste de la grandilocuente “Push”.
También muy curesiana “Fossa”, es una canción dulcísima y melódica donde la protagonista se siente afligida y derrotada siempre por culpa del mal amor y de alguna manera te hace meterte en ese mismo papel y ese sentimiento es verdaderamente tangible. Tiene un fondo que se direcciona más bien hacia el post-rock, del mismo modo que la última, de título “Made of Stone”, lentitud y fuerza a la altura del cierre y que recoge el tema global de ‘Not To Disappear’: si el Amor existe, ni sé donde está ni mucho menos lo que es.
Menos folk que el anterior, «If You Leave» (2013), y más post en cuanto a ambientación, echo en falta quizás más puntos culminantes a modo de clímax pero aún así, se ve un trabajo mucho más maduro de una unidad que es innegable y una línea de conceptos a la mano de cualquiera. Está claro, si no sabes estar contigo mismo, no esperes que los demás lo estén por ti. Nosotros como sí sabemos estar con Daughter no podemos sino desearles más luz en su futuro tan prometedor alzando la voz con un «not to disappear«.
2 respuestas a “Daughter – Not To Disappear”