Esta entrevista supone una vuelta de tuerca al formato que veníamos siguiendo hasta ahora. Para los que no lo sepáis, en Spreading the Sound hemos estado realizando a diferentes bandas nacionales la sencilla pregunta, pero muy difícil de responder, de cuáles son los discos que más les han marcado personal y musicalmente. Para el músico que nos ocupa hoy, David G. Álvarez, guitarrista de Angelus Apatrida, hemos decidido darle un enfoque diferente.
No creo que haga falta presentar a los ángeles sin patria, una de las bandas de metal nacional que está consiguiendo más repercusión a nivel internacional, algo que no debería de extrañarnos viendo la evolución y calidad de su discografía. Con «Hidden Evolution» (2015, Century Media) han logrado ir un paso más allá, demostrando que su sonido continúa expandiéndose aun perteneciendo a un género tan cerrado como el thrash metal. Con este disco harán además sus primeras giras por Sudamérica y Asia, anunciadas recientemente.
Siendo conocedores de que los gustos de David van más allá del thrash y del metal más convencional, le hemos invitado a que nos hable sobre esos cinco discos que sus seguidores no se esperarían que le hayan marcado. Si tenéis curiosidad continuad leyendo para ver su respuesta.
1. Faith No More – Angel Dust
Faith No More han pertenecido durante una época de mi vida a ese baúl de grupos que, aunque ya sabes lo grandes que son y conoces sus hits, por alguna razón sin aparente motivo, nunca has indagado en ellos. Estando harto de llevar siempre lo mismo en el Ipod, reciclé un poco y añadí un par de álbumes suyos.
Creo que mi crítica en este disco no puede ser todo lo objetiva que quisiese, pero no hace falta muchas escuchas para darse cuenta de lo enorme que es este disco. Supongo que en la época sería un soplo de aire fresco, pero cuando lo oí entero me dio la sensación de ser un disco actual. Me gusta mucho la producción, con ese toque natural, guitarras más que correctas y un bajo con presencia comandando los temas.
Si tuviera que destacar un tema sería «Caffeine» (en palabras de Mike Patton, un día sin café es horrible).
2. Tool – Lateralus
Quien me conoce ya sabe lo que me toca la «patata» esta banda, pero me gustaría recalcarlo en esta lista por una sencilla razón: la primera vez que lo oí me pareció (con perdón de la expresión) ¡una «sober»ana mierda!
De repente este grupo estaba despuntando, en boca de todos, y yo oía el disco y me sentía como una vaca mirando al tren pasar, impasible musicalmente, hasta que un día conectó algo en mi cerebro y oídos y ya nunca he parado de oírlo. Realmente no sé definir las razones de tal enganche, quizás es porque escucharlo es un viaje sonoro brutal.
Con «Lateralus» aprendí muchas cosas acerca de escuchar un disco:
1) Tiene que ver mucho el momento en el que te encuentres musicalmente (sea como oyente en general o músico) para asimilar «x» discos.
2) Dale una segunda oportunidad. Cuando el mensaje es denso puede ser duro en la primera escucha.
3) Vuelve a oír tus viejos discos, el oído y el gusto crece y cambia, y redescubres cosas que no habías oído en anteriores ocasiones.
4) Un concepto y artwork bien cuidado puede darle un toque de magia a tu obra.
No puedo destacar ninguna canción, pero sí decir que me gusta oírlo en la combinación que los fans denominan «The Holy Gift» (el tracklist sería 6,7,5,8,4,9,13,1,12,2,11,3,10).
3. U2 – Acthung Baby
En mi casa siempre ha habido muy buen gusto en lo musical. Era habitual en una mañana de fin de semana oír The Beatles, Depeche Mode, Rem, Pink Floyd… La música no fue ninguna imposición en mi familia, pero era inevitable contagiarse. Mi padre me enseñó lo mucho que se puede querer a una banda, ponerla en el día a día de tu vida y mejorarla. Lo considero el mejor fan de los Beatles de la historia. Sabe tantas cosas de ellos y trasmite tal devoción en sus palabras que realmente llega a dar asco (risas). Pero para su «desgracia» no consiguió pegármelo. Sin embargo, U2, que eran muy habituales en casa, tuvieron un efecto muy importante en mi adolescencia.
Pongo la historia de este disco para reivindicar que no hay que avergonzarse por mantener las raíces ni tus primeros pasos musicales. Cuando estás en el colegio tiendes a hacer lo «popular», ya sabes, tienes que jugar bien al fútbol, ser un buen estudiante pero no pasarte de empollón por si te miden el lomo, empiezas a fumar porque es «cool»… pero en la música no lo acabas de tener claro. Oyes un refrito entre canciones de radio facilonas, bandas sonoras de películas del momento, e incluso lo aderezas con algo de Paco Pil (risas). Vamos, que ni siquiera sabes si realmente eres fan de la música.
Cuando me enganché a los irlandeses, me sorprendió mucho «Acthung Baby» porque venían de una fórmula labrada con el «Joshua Tree». En vez de estancarse como muchas otras a base de más de lo mismo, estos tíos miraron hacia delante, mutaron totalmente y parieron una obra maestra. Me encanta el disco entero y su historia. Lo difícil que fue para ellos llevarlo a cabo que casi les cuesta la separación, cómo se mudaron a Berlín en busca de resucitar el espíritu de la banda…
Desde el principio de «Zoo Station», el feeling de «Mysterious Ways», el Whammy de «Even Better Than The Real Thing», la magia de «UltraViolet»… y «The Fly» aún me pone los pelos de punta.
Metallica, Van Halen y Pantera fueron la piedra angular de mi universo musical, pero si con un disco sentí que por fin me gustaba la música, fue con «Acthung Baby».
4. Terrorizer – World Downfall
Allá por el 2003 empecé a usar internet, y una de las cosas que más hacía era buscar mucha música. Leía foros, páginas, webzines en busca de nuevas bandas. Una de las que más nombraban los fans del metal extremo eran los míticos Terrorizer. Este disco lo ponían como una obra maestra y me interesaba saber el porqué…
No me sorprendió mucho de primeras, la producción era diferente (acorde a la época en la que se grabó) y no acababa de engancharme ninguno de los temas. Aun así lo dejé en el reproductor y mientras curraba lo ponía en aleatorio. Le empecé a pillar el gusto cuando aparecía el tema «Ripped To Shreds». Eso llevó a «Storm Of Stress» y así, en cuestión de dos semanas, me lo escuchaba del tirón.
No me considero «megafan» de lo extremo, pero al menos este disco me abrió las puertas para muchas más cosas dentro del género. ¡Cuando quiero «tralla» lo pongo en casa a todo trapo!
5. The Heretic – Chemistry For The Soul
El menos conocido de la lista, pero muy importante para mí y el resto del grupo. The Heretic fueron una banda de death metal de nuestra ciudad. Lo tenían todo, guitarras con buen gusto, voz brutal, buena instrumentación en general y en directo eran increíbles. No llevaban ninguna estética en especial, eran ellos, tocando, y no hacía falta más.
Nos pilló este disco con unos 18 o 19 años. Recuerdo que cuando lo oí por primera vez pensé en voz alta: «Joder, en este país también se puede hacer un gran disco de metal». No me malinterpretes… Pensé eso porque estábamos siempre flipando con lo que había fuera y prestábamos poca atención a lo de aquí. Y de repente unos tíos de Albacete estaban sacando algo brutal. No sé cuántas veces lo habré oído, cuántas veces lo habremos puesto en la furgoneta… y no nos cansamos de él en absoluto. Una de las cosas que más destacaría es el tracklist, creo que el orden de los temas y la progresión que llevan hacen que puedas entender todo el álbum como una gran pieza.
Cada vez que nos hacen algún comentario en plan «… y míralos, son de Albacete», me acuerdo mucho de The Heretic, porque fueron un buen espejo donde mirarse y porque pese a quien le pese, en Albacete se facturaba y se factura buen metal.
Cristóbal (batería y que en paz descanse) grabó nuestra primera demo allá por el 2000, nos hizo el sonido en varias ocasiones y era un tío de 10, grande en todos los sentidos. Como curiosidad, Javi, bajista de la banda, tiene ahora un proyecto llamado Nexus 6 en el que participan Guillermo, Jose y Victor. ¡Echadle una oreja!
2 respuestas a “Entrevista: 5 discos que no te esperas que marcaran a David de Angelus Apatrida”