Avantasia – Ghostlights

avantasiaghostlightsd

Hay una cita ineludible que normalmente se me presenta casi anualmente. Me refiero al lanzamiento de un nuevo trabajo por parte del señor Tobias Samment, bien sea con Avantasia o con Edguy. En esta ocasión el asunto se presentaba tormentoso, debido a un «The Mystery of Time» bastante flojillo, el más flojo de Avantasia, y siendo este «Ghostlights» su… sucesor espiritual, por decirlo en el modo pomposo que seguro le habría gustado a Sammet. Por suerte, lo que aquí me he encontrado ha sido su mejor álbum desde «The Scarecrow», y con un plantel de artistas que supera al anterior, aunque dejando a un lado cada vez más, eso así, el power metal que caracterizó a esos magníficos «Metal Opera». ¿Es este un gran problema? Pues no, oigan, vayamos al tierno ajo y verán cómo no.

«Mystery of a Blood Red Rose» es el single, cantado solamente por Tobi, y ostentando, por cierto, el dudoso honor de ser una de las diez finalistas para representar a Alemania en Eurovisión… esto puede ser bueno o malo, según el prisma, yo ahí no me meto. Como decía, es el single, y además la primera canción, por lo que recae en ella la gran responsabilidad de dejar al oyente con ganas de más o con ganas de mandar el álbum a tomar viento fresco. Pues bien, sin duda consigue lo primero, y es que es un tema pegadizo, de estructura sencilla y con coros gancheros (según él se tardo una eternidad en grabarlos, lo cual no me explico, porque tampoco son para tanto), con un rollo muy a lo Meat Loaf, con quien tenía pensado cantarla, aunque no pudo ser.

Seguidamente llega el temazo, tanto por grandeza como por duración, que es “Let the Storm Descend Upon You”, donde el plantel de cantantes comienza a desplegarse en todo su esplendor con Jorn Lande, el más rutilante lucero del firmamento (perdón por la fantochada), Ronnie Atkins, cantante gran banda de heavy/power Pretty Maids, y un tal Robert Mason, desconocido para mí, del que solo he podido averiguar que es el nuevo cantante de Warrant. Es esta la canción más larga del álbum, y de sus últimos álbumes, y también una de las más impresionantes y contundentes, con una estructura sin cambios bruscos y que se desarrolla poco a poco pero con convicción, y que, aparte de en su majestuoso estribillo, llega a su apogeo con la brillante línea de Jorn acompañada por el teclado antes del solo a cargo del genial Oliver Hartmann.

Llega ahora «The Haunting», con Dee Snider (vuelve a brillar el plantel), y los fanáticos de Avantasia no podrán sino decir: “Esto huele a ‘The Toy Master’ del Scarecrow, o quizá a ‘Death is Just a Feeling’ del Angel of Babylon”, y nenes, no es que huela, es que atufa, tanto por el parecido de todas las canciones, la ambientación oscura, acorde a la voz (todo hay que decirlo, Toby es un genio eligiendo a los cantantes), y por el parecido de las voces, salvando las diferencias, de Dee Snider, Alice Cooper y Jon Oliva. Pero es que ese tufillo no apesta, no espanta, es bueno, el mal rollo de la canción es inmejorable, los coros están muy bien puestos y coreables, y Sammet solo se mete en una ocasión a estorbar (lo digo con cariño) la soberbia interpretación de Dee. Todo correcto.

Geoff Tate se encarga de la siguiente, “Seduction of Decay”, pero no os preocupéis, que pese a haber perdido bastante talento desde sus años mozos, el tío hace gran papel. La melodía es insinuante y sinuosa (menudo trabalenguas), el ritmo poderoso, el bajo aguerrido, el estribillo oscuro y seductor, y todo en conjunto hace que salgamos con una bonita sonrisa. Y a todo esto, ¿alguien se está preguntado dónde se ha metido Kiske? Pues ya viene, y viene, obviamente en la canción más power del álbum, la homónima «Ghostlights», con la que se podría hacer un pararelismo con «Where Clock Hands Freeze» del anterior álbum. Melodía pegajosa y rápida, batería igualmente a todo trapo, pocas sorpresas musicalmente hablando, y un Kiske como siempre más allá de las nubes, totalmente fuera de nuestro alcance, humildes mortales que se deleitan con su angelical canto.

Esa sorpresa que hacía falta viene con la extraña «Draconian Love». ¿Qué tiene de extraña? Principalmente que la voz de Herbie Langhans, grave y… ¿sensual?, no es ni de lejos el tipo de voz que esperarías en un proyecto como este, ni siquiera la canción, que aún siendo oscura y mística, es comercial con ganas. La repetición reiterada del estribillo junto a esos eh, eh, eh, me espantan sobremanera. En fin, experimentos rarunos al poder. No sé si es una buena canción o no… le daré el mérito de haberme dejado tan confuso.

“Master of the Pendulum” destaca por ser de las más heavy/cañeras del lote, donde le toca el turno a Marco Hietala de desatar el poder de los péndulos. ¿Qué? No es tan raro… ¿no lo hizo ya Alice pero con los juguetes? Hay algo que también contribuye a que la canción resalte aún más, y es que viene antes de la peor canción, “Isle of Evermore”, la única canción en la que canta una mujer, Sharon del Adel, quien ya colaboró con Avantasia en los «Metal Opera». Respecto a esta, solo decir que hay baladas como esta, más sosa que la gaseosa, casi rayando el plúmbeo nivel de «Sleepwalking» en su anterior álbum, y baladas como la que se casca Lande poco después, “Lucifer” llenas de clase y poderío, y con un piano maravilloso y una interpretación vocal que hiela la sangre glóbulo a glóbulo.

El desastre de la balada se arregla con la siguiente “Babylon Vampyres”, que pese a su nombre explícitamente estúpido es un power bien hecho y es la más divertida del lote, llegando a su culmen en el estribillo más cantable del disco. Y la cosa habría haber acabado aquí perfectamente, pero aún se alarga un poquito. En “Unchain the Light” vuelven Atkins y Kiske en un tema más power, con buenos teclados, un solo de alucine, un estribillo bien trabajado donde Kiske y Sammet se pasan la patata y la manejan de maravilla, y con la voz de Atkins más rasgada marcando el contrapunto.

La última, “A Restless Heart and Obsidian Skies”, es otra balada… parece que ha querido arriesgar al final del álbum, que tonto no es el hombre. Pero bueno, por mucho que ya llevemos varias casi seguidas, no puedo quejarme si canta el gran Bob Catley, vocalista de Magnum, y otro motivo por besar la tierra que Sammet pisa, quien, al igual que el también grande Eric Martin en «What’s Left of Me» del anterior álbum (¿se nota que este disco va en la misma línea que el anterior o no?) realiza uno de los papeles más sentidos. ¿Es este el colofón perfecto? Sí, pero amigos y amigas, la fiesta nunca acaba hasta que se pira el último, y así, “Wake Up to the Moon”, relegada a bonus track sin motivo de peso, es para mí el término perfecto, pues además de contar con uno de los estribillos más emotivos del álbum, tiene sin duda el mejor solo. Si esto es un bonus track yo me llamo Juan… pista: no me llamo Juan.

Y con esto y un bizcocho, acaba la nueva obra de Avantasia, directa desde la fantástica Avalon. Y es que el señor Sammet podrá recibir las críticas que quiera, que si de ópera rock no tiene ni el rock, que si es muy blandete, que si el pan y la leche están muy caros… pero miren, lo que demuestra nuestro Tobi es que sabe cómo llegar a sus fans, y que cuando quiere puede sacar calidad de debajo de las piedras. Y no digamos lo de atraer a grandes personalidades del mundo de la música, que eso ya ni se cuestiona. Pues ale, a seguir pastando buen rock.


2 respuestas a “Avantasia – Ghostlights

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s