La banda que ocupa la entrevista de hoy ya ha aparecido en varias ocasiones en Spreading the Sound. Tras haber reseñado en 2014 su último trabajo «II. En el Nimbo» y haber dejado constancia de unos cuantos de sus directos en forma de crónicas, era cuestión de tiempo que antes o después contactara con Morgana vs Morgana para esta sección.
El resultado de preguntarles por los cinco discos que más les han marcado en lo personal y musical ha sido una lista interesante, basada en álbumes de rock y metal de calidad indiscutible y fundamentales para entender el contexto que los rodeaba. Si sois seguidores de los valencianos seguro que os ayuda a entender las raíces del sonido que los caracteriza.
Raúl Pagola (bajo) – Soundgarden – Badmotorfinger (1991)
Siempre es complicado tener que elegir un solo disco ya que después de tanto tiempo es lógico tener unos cuantos dentro de tus favoritos.
«Badmotorfinger» de Soundgarden es uno de ellos y sin duda de los primeros, si no el primero, en ser una influencia personal y en consecuencia una influencia para Morgana.
Conocí este disco a través de su single «Jesus Christ Pose» y ya desde su inicio me dejó descolocado, una canción que posteriormente me he repetido infinidad de veces y que gracias a estas líneas que estoy escribiendo estoy volviendo a escuchar y a disfrutar. «Badmotorfinger» es un disco impresionante de principio a fin donde Soundgarden como grupo suenan excelentes, metálicos y agresivos como nunca más han vuelto a serlo, y cada uno de sus componentes brillando con luz propia.
Para mí el mejor disco de su carrera y uno de mis favoritos en mi discografía personal.
Zagg #3 (guitarra) – Pantera – Cowboys from hell (1990)
Aunque ya por aquella época hacía mis pinitos con el grunge que venía y que iba a explotar unos años después, mi ascendencia metalera siempre estuvo ahí. Aún estaba por llegar el «Black album», pero en esa época cada año salía como mínimo un discazo. ¡Grandes los 90!
Recuerdo cuando escuché por primera vez el single «Cowboys from hell» y la entrada con esos riffs brutales de Dimebag Darrell. BRUTAL. ¡Aún hoy se me ponen los pelos de punta! Tralla de la buena en esa época, en la que yo no paraba de experimentar para poder acercarme a esos sonidos con mi guitarra ‘baratuna’ Squier stratocaster, que más que sonar chillaba como si la fueran a degollar. Tardé bastantes más años en lograrlo. Y aún hoy lo sigo buscando.
Ese disco tiene ya 26 años, y le da 10 patadas a muchos de los que se editan a día de hoy. Tracks como «Domination» con ese doble bombo apoteósico. La voz y los riffs heavys de los buenos de «Heresy». Y como no, una de las mejores baladas heavys de todos los tiempos: «Cementery Gates». Y así hasta el final. Un disco redondo que me dejó absolutamente flipando. Compré el disco en formato cassete, hasta que pude tener el CD. Aún lo tengo. Y siempre estará ahí.
¡Viva el METAL!
Vicente Merodio (batería) – Temple of the Dog – Temple of the Dog (1991)
¿Elegir un disco que signifique mucho para mí? Sí claro, lo tengo muy fácil, «Temple of the Dog«, sin ningún tipo de dudas. ¿Qué significa este disco para mí, por qué lo tengo tan claro? Pues por varios motivos:
– Ese disco significó el nacimiento de una de mis bandas preferidas, Pearl Jam, que se formó al poco de la grabación del disco.
– Fue compuesto casi en su totalidad por Chris Cornell, uno de mis artistas favoritos, inspirado por la muerte de un amigo y como homenaje a éste. De hecho el disco empieza con la canción «Say Hello to Heaven» ¿Bonito, verdad?.
– Me parece de una madurez musical sublime y fuera de lugar, sobre todo si tenemos en cuenta que allá por el 90 los miembros de Temple of the Dog, nombre del grupo homónimo al disco, eran todos unos veinteañeros.
– El disco consagra a Cornell como uno de los mejores cantantes rock de todos los tiempos, además de como gran compositor y letrista. Para mí sin duda su mejor obra a pesar de los grandes y fabulosos trabajos con Soundgarden.
– El disco se graba en los 90, pero es más tarde cuando empieza a tener repercusión, coincidiendo con la irrupción en el mundo entero del movimiento grunge liderado por Nirvana en primer término, pero auspiciado por las otras 2 grandes bandas de Seattle, Pearl Jam y Soundgarden y como ya he comentado, miembros de estas dos bandas grabaron éste genial disco homónimo. Casualmente Morgana nos formamos en 1992, coincidiendo con el lanzamiento del «Nevermind» de Nirvana y la expansión del grunge como estilo musical y movimiento social. ¡Como para no tener en cuenta este discazo!
-Gracias a este disco aprendí que la rebeldía, dureza y rabia a la hora de crear canciones no tiene por qué estar reñida con la elegancia, la dulzura y la maestría a la hora de entender y hacer la música.
-Y por si fuera poco el disco me lo regalaron mis compañeros de Morgana allá por el 95 y desde entonces lo conservo con especial cariño.
Creo que son motivos suficientes como para considerar que este disco tiene mucho significado para mi ¿Verdad?
Carlos Pagola (voz) – Iron Maiden – Seventh Son of a Seventh Son (1988)
Con unos seis años de edad ya me manejaba con una cadena Hi-Fi y un plato. A mi izquierda había un mueble repleto de vinilos con el coleccionable «Historia de la música Rock» y discos de la época que llegaban al estante según se editaban. Desde Slade, Kiss o Rolling Stones hasta Parálisis Permanente, Las Vulpes, Derribos Arias o Siniestro Total. Un amplio abanico de estilos que iba descubriendo semana a semana. La constante fue siempre con guitarras y con actitud, pero no fue hasta finales de los 80 que descubrí la verdadera dimensión de la música para mí. En 1988 Iron Maiden dio a luz su obra «Seventh Son of a Seventh Son«, su contenido me fascinó. No era el primer disco de Maiden que había en casa porque mi hermano ya llevaba un tiempo escuchando heavy metal, pero descubrir la historia de un hombre que nace bajo una profecía y que la banda nos cuente su vida desde su nacimiento hasta su muerte con esa épica y misticismo que Maiden transmite de manera rotunda fue un momento especial.
Una obra completa de la que no destaco ningún tema porque es el conjunto lo que me atrapó, Dickinson narrativo y sublime y los tempos adecuados a cada parte que estás contando.
Me hizo entender que un disco podía ser algo más que un conjunto de buenas canciones, un disco puede narrar historias, transmitir ideales, incluso hacernos mejores. En definitiva, un disco puede tener un mensaje, puede ser un arma.
Javier Cortés (guitarra) – The Who – Quadrophenia (1973)
Qué recuerdos de adolescencia, dieciséis, diecisiete años tendría más o menos. Por aquel entonces, y antes de que nada de MvsM sucediese, ya estaba iniciado en la música británica de mediados de los 60 en adelante. Todo había empezado con a penas quince años cuando escuché el «This is the Mordern World» de The Jam, y de ahí fui hacia atrás en el tiempo buscando las raíces del movimiento mod y sus derivadas.
Fue en ese momento cuando descubrí ese gran disco que cambia tu modo de disfrutar y entender la música, «Quadrophenia» (1973) de The Who. Después vendrían más discos de ellos que igualmente disfruté y adoré durante mucho tiempo.
«Quadrophenia» me influyó inicialmente como músico, como guitarrista, ¿quién no querría tocar con la energía de Pete Townshend? Pero ha sido posteriormente cuando el disco me ha influido mucho más, ya no tanto en la forma de tocar, sino en cómo construir algo conceptual con la música, de principio a fin, una historia. Un desarrollo musical y narrativo en el que cada canción da paso a la otra y, aunque siendo diferentes, contribuyen a un conjunto global que tiene sentido. Por no hablar de la longitud de los temas, sin importar el concepto comercial de radio-fórmula, o de los efectos e instrumentos atípicos para el rock como el cuerno inglés, los sintes, el piano o el banjo…Todavía cuando escucho «The Real Me» (segundo corte) se me ponen los pelos de punta con ese bajo (Entwhistle) y batería (Moon) espectaculares, ¡y eso que soy guitarrista! O 5:15 con los vientos y el piano haciendo de las suyas, con un Roger Daltrey increíble a la voz. Y para los grupos de post-rock instrumental, óiganse «The Rock», más de seis minutos con una estructura brillante.
Qué lista más interesante!