El metal extremo sinfónico es un estilo que a más de uno puede chocar, pero que sin duda tiene su hueco dentro de una escena en constante evolución. La banda encargada de estamparnos en todo el morro la canción de esta semana es Fleshgod Apocalypse, formación oriunda de Italia con ya varios discos en su haber y cuya característica más reseñable es la de mezclar un death metal ultra técnico con el metal sinfónico, pero no limitándose a partes aisladas donde la orquesta brilla en solitario, sino tratando de buscar una mezcla ecuánime entre todos los elementos.
Fleshgod Apocalypse irrumpieron en la fiesta a finales de los años 2000 con ganas de darlo todo en la pista, lanzando en 2009 su primer LP, «Oracles», un álbum bastante distinto a los siguientes, con un death técnico más puro. «Agony» ve la luz en 2011, cuando la banda aúna la brutalidad de Behemoth y el sinfonismo de los Dimmu Borgir actuales, teniendo como resultado semejante bestia desatada. Mi único pero para este álbum es que los elementos orquestales pueden llegar a opacar en algún momento a la banda. Esta aleación de metales se lograría concretar mejor en su siguiente LP, «Labyrinth», pero yo me quedo con el anterior, del que sacaremos la canción de hoy, por sus melodías más trabajadas y ese factor sorpresa que tuvo en su momento. Bueno, ahora viene lo bueno… ya sabéis, si sois sensibles mejor volved en otro momento.
“The Hypocrisy” suena y todo el mundo parece derrumbarse. El infierno surge, la batería rompe todas las dimensiones –denle un premio al señor Paoli, no sé cómo consigue tocar así sin romper los parches– y la voz de Riccardi arde con más intensidad que un horno. Es un horno humanoide. El tema cuenta también con voces limpias a cargo del bajista Rossi, cuyo tono –el de su voz– es tan alto que casi parece una broma. Por último tenemos dos solos donde la batería deja por un momento de amartillar impíamente nuestros oídos, encargados de rebajar un poco las revoluciones y darnos un poco de limpieza. El tema acaba en seco, pero hay que tener en cuenta que cada tema está enlazado con el siguiente, por lo que es un parón calculado.
¿Os ha gustado? ¿No? Más suerte la próxima vez. ¿Si? Miraos a su discografía porque no tiene desperdicio. Y ya reseñaré, por cierto, su último álbum “King”, que salió a principios de año y que todavía no he podido escuchar con detenimiento. Hasta entonces, preparaos para el apocalipsis.