Canción de la Semana: Rosetta’s Waltz

VengelisRosetta

La canción de esta semana nos lleva a mirar a los astros, al espacio, al límite infinito del ser humano. Evangelos Odysseas Papathanassiou, archiconocido como Vangelis, de quien sobran las presentaciones, se adentra de nuevo en una de sus más grandes pasiones, la astronomía, para servirse del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko y de la misión espacial Rosetta, para deleitarnos con la magia y sonidos del espacio.

Porque podríamos hablar de las memorables soundtracks de «Blade Runner», «Antartica», «Motín a bordo» o «1492: La Conquista del Paraíso»; porque también podríamos discutir sobre las conversaciones entre Dalí y Vangelis sobre ese sobrenatural y bosquiano «666″ de su primer grupo, Aphrodite Child; porque también podríamos enfadarnos al saber que no logró pasar las pruebas necesarias para entrar en Yes, aunque eso le sirvió para hacer camino con el propio Jon Anderson en solitario; porque se podrían hablar de tantísimos universos creados por Vangelis -universos sonoros de los que se hizo eco el propio Sagan para ilustrarnos su Cosmos– que seguir hablando de él sería ensombrecer la leyenda.

El comienzo de esta historia es fascinante. Como anteriormente he señalado, Vangelis ha sido siempre un entusiasta de pro en los campos de astronomía, y han sido ya con varias obras con las que se ha acercado a estos campos estelares. «Albedo 0.39» o «Mythodea» son ejemplos de ello.  Así, en uno de los seguimientos del programa espacial del Rosetta (ESA), pudo entablar una conversación con el astronauta André Kuipers, lo que le sirvió de inspiración para componer acerca de la misión.

Una idea que se materializó en tres temas («Arrival», «Rosetta’s Waltz» y «Philae Journey») y que al final ha resultado en la composición de un álbum completo, «Rosetta», que llegará al mercado el próximo 23 de septiembre. Como precursor de una música inspiradora, mágica y cautivadora, generadora de ideas y de emociones, junto a Mike Oldfield y a Jean Michael Jarre -y grupos precursores de la escuela alemana como Tangerine Dream y el disco «Phaedra»- la música de Rosetta nos llega a los oídos como la mezcla de esos teclados y sonidos electrónicos, harmonías muy positivas y ciertos carices neo orquestales. Y no es de extrañar que el propio Vangelis afirme que las cosas que en un futuro serán simples y descriptibles, son las que a día de hoy nos fascinan y nos hace volar a esos mundos mágicos que se esconden en los rincones del universo. Y así podemos describir «Rosetta’s Waltz», como el asombro de un primitivo Sapiens ante la magia del fuego, como el asombro de un moderno humano mirando al cielo, con la música de Vangelis, llenando de misterio y magia nuestro espíritu.

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