En estos días en que mi rutina musical ha girado casi en exclusividad en torno al último disco de Alcest (que veréis reseñado por aquí muy pronto), ha sido inevitable que recordara cierto EP de una banda japonesa que guarda bastantes rasgos en común con los franceses. Parecidos en cuanto a la búsqueda de contrastes y las herramientas que utilizan para lograrlos, pero partiendo de influencias algo diferentes. Mientras que Alcest busca la crudeza desgarradora en el black metal, Envy lo hacen en el hardcore, y si Neige se refugia principalmente en las influencias de shoegaze para trasladarnos a su mundo de connotaciones oníricas, el grupo de Nobukata Kawai lo hace en el post-rock.
Al hablar con algunos amigos que son bastante seguidores de Envy, al referirse a los nipones siempre lo han hecho con un respeto casi reverencial, con un brillo en los ojos y un tono que parece que estuviéramos hablando de un mito. He escuchado su trabajo de 2010 «Recitation» y algunos temas de su último esfuerzo, pero más allá de eso siempre que me apetece escuchar algo de ellos acabo cayendo en el mismo EP, y no termino de profundizar en su discografía. Pero también es normal con un trabajo como «Abyssal«. La emotividad hiriente de «A Road of Winds the Water Builds» solo ya debería de bastar, los pasajes recitados sobre guitarras post-rockeras, esos gritos que duelen, con la batería añadiendo un deje de solemnidad… Pero a pesar de esos memorables diez primeros minutos, mi tema predilecto del disco es otro.
Delicadeza y salvajismo, los dos elementos que fundamentan el sonido de Envy coexisten a la perfección en «Thousand Scars«, demostrando que es en los contrastes donde reside su fuerza, y que las dos caras de su sonido son igual de necesarias. Una no se entiende sin la otra. Sin duda puedo entender porque hay tanta gente que valora tanto lo que logran los japoneses. No tardare en dedicarles el tiempo que se merecen.
Spreading the Sound 