Llevaba tiempo sin escuchar a Tom Day más allá de mis temas favoritos, y por lo que veo en estos casi dos años de desconexión respecto a su trayectoria musical me he perdido unas cuantas novedades. Desde su EP de 2014 «Without Words» han sido varios los lanzamientos también en el formato de corta duración, como «Chapters» o su EP junto a la cantante Lauren Lethlean (con la que ya había colaborado anteriormente), ambos en 2015. Este año también lanzaría «Dusk», conformado por 4 temas, y el single que nos ocupa en este artículo. Estos últimos días el cuerpo me ha estado pidiendo un poco de la electrónica ambiental del compositor australiano, y encontrarme con tanta música pendiente de escuchar no es algo de lo que me vaya a quejar.
Ritmos sosegados, sutiles capas de sintetizadores, melodías de piano y una batería de sonido sorprendentemente orgánico para estar hablando de un productor de electrónica. Nostalgia, paisajes pintados en distintas tonalidades de grises, paseos introspectivos, todo esto serviría para describir las sensaciones que transmiten las composiciones de Tom Day, pero envueltos de un deje de luminosidad. El citado elemento de la batería es el que siempre me ha llamado más la atención de su sonido, que podemos encontrarlo en algunos de sus mejores temas como «Who We Want To Be» o «Going Home». Desde luego consigue darle un toque muy distintivo y una mayor sensación de realidad a su personal aproximación a géneros como el down-tempo.
Sin embargo esto no serviría para describir «Descending«, ya que su estilo ha evolucionado desde entonces, tomando en este single una forma bastante diferente. La primera impresión que me ha causado al escucharlo ha sido que sonaba como si Ólafur Arnalds hubiera compuesto un tema coqueteando con el estilo de Burial. Quizás no sea la forma más acertada de describir el tema, pero resume a la perfección mis primeras impresiones. Melodía evocadora de piano y un violín sobre un sintetizador ambiental que se desarrollan de forma lineal para continuar en una segunda parte con base rítmica más marcada (pero nada que ver con la que comentaba en el párrafo anterior) y más capas de sintetizadores. Un tema largo y emotivo con una estructura de loops repetitivos en el que Tom Day puede presumir de haber arriesgado saliéndose de su zona de confort y haber salido victorioso con el resultado. Ha resultado una compañera perfecta para finalizar mi lectura de Fahrenheit 451, la atmósfera que crea encaja a la perfección con el poético estilo de Ray Bradbury. Me pondré al día con Tom Day, puede que reseñe por aquí algunos de los trabajos que no escuché en su momento.