Es sorprendente lo mucho que puede cambiar el valor que tiene el nombre de una banda para uno mismo con el paso del tiempo. Un día es ese grupo que empieza a hacer ruido, el que encuentras como parte de carteles que te resultan interesantes, ves su logo frecuentemente por redes sociales… pero no le has dado una oportunidad. Y un día, de repente, pasa de ser esa agrupación que simplemente te suena a haber dedicado horas y horas escuchando su música. Lo que hacen representa algo para ti. Y llega ese inevitable momento en el que te preguntas: ¿cómo he aguantado tanto sin escucharles?
Esto podría extrapolarlo en mi caso a bandas grandes como Gojira, pero para el caso de hoy no necesitamos salir de la península. Porque los andaluces Catorce llevan orbitando a mi alrededor durante los últimos dos años; pero no ha sido hasta hace apenas unas semanas que me decidí a sumergirme en su particular universo musical. Estuve tentado de escuchar “Atlas” en varias ocasiones, pero nunca llegué a darle más que algunas escuchas a temas sueltos. Craso error. Ha tenido que ser con su segundo larga duración, “Agua. Naufragio. Equilibrio.” que finalmente he acabado haciendo caso a mi instinto, que me avisaba de que me estaba perdiendo a un grupo con algo que decir y aportar a la escena nacional. Y vaya si es así.
El momento que viven actualmente Jaime Ladrón (voz y guitarra), Jose Miguel Ocón (bajo y coros) y Luis Manuel Terán (batería) es, sin duda, de inspiración. Más allá del nuevo trabajo de Catorce, juntos grabaron en colaboración con el vocalista Kantz el primer disco de su otro proyecto, De la Cuna a la Tumba, girando con él en varias fechas en la península. Tener otra opción en la que poder explotar su creatividad ha llevado a que el nuevo álbum del trío suponga un cambio de dirección respecto a “Atlas”, como he podido apreciar al desgranarlo estos días.
De “Atlas” apenas conocía el himno “Iconoclasta”, la acústica “Marzo” y “Caminantes”. Tras mis primeras escuchas a “Agua. Naufragio. Equilibrio” decido que es hora de echar la mirada atrás y ver la evolución que había seguido su sonido. Y es el citado viraje estilístico lo que provoca precisamente que cueste escucharlo varias veces para poder apreciar la calidad que encierra, pues es, tanto a nivel compositivo como de producción, un disco muy diferente. “Atlas” es un disco en el que se entregan mucho más a su lado hardcore, incluso metal, por momentos. Eso ha quedado ahora recogido en la rabia de De la Cuna a la Tumba, lo que permite a “Agua. Naufragio. Equilibrio.” explotar la vertiente más melódica de su sonido.
Voces prácticamente pop en las que los registros gritados quedan relegados a un segundo plano muy ocasional, guitarras dinámicas y mucho más maduras y técnicas, con estructuras muy variadas que hacen fluir los temas con naturalidad y manteniendo siempre el interés, y un bajo y batería que logran llenar una fórmula más que sólida que funciona a la perfección con solo tres miembros. Esta sería una buena forma de resumir su sonido actual.
“Océana” tiene los requisitos para terminar convirtiéndose en un corte clásico de la formación. Abre el disco de manera a la par evocadora que intensa, con un estribillo brillante y encerrando uno de los mejores riffs del disco. De mis favoritas.”Farsalia” ha sido elegida como primer single, y puedo entender por qué. Me encanta el riff inicial y cómo lo repiten dándole vueltas, variando la batería y con un bajo que logra que no se eche en falta una segunda guitarra. En ambos cortes se puede apreciar el cambio de estilo, tanto en la aproximación en la voz como en el enfoque más técnico de la instrumentación, algo que se puede observar en la mayoría de los temas.
“Le Mal Du Pays” comienza guiada por el bajo y una sugerente batería, teniendo la guitarra el rol de llenar el espacio con sus acordes, con un resultado bastante evocador. Es en temas como “Nuevacosta” donde se hace más palpable la evolución técnica, me resulta especialmente meritorio que Jaime pueda compaginar ese punteo de tintes math-rock con sus labores al micrófono. “Einstein-Rosen” tiene un desarrollo de guitarra que me encanta. Uno de los puntos fuertes del álbum es lo dinámico y vivo que es todo, creciendo y transformándose, pero en perfecta coherencia, creando temas redondos y muy interesantes. Las letras también suman al resultado, complementando muy bien a la música. “La Ingravidez” es para mí otro de los momentos álgidos, me encantan las melodías vocales, el sonido de las guitarras y la vibración general que transmite.
Otro aspecto de “Agua. Naufragio. Equilibrio.” que me parece muy destacable es la producción. Por un lado resulta muy enérgica y orgánica, resultado directo de que en parte haya sido grabado en directo, y por otro lado me encanta el toque que le da el reverb general, especialmente en las guitarras, endulzándolas de forma que puedan sonar intensas pero manteniendo ese carácter tan post que las define.
El carácter más bien desenfadado de “Yo, Sputnik” no termina de convencerme, pero se ve compensado con la fuerza que encierra “La Herida”: ¡menudos riffazos! “La Democracia del Invierno” y “El Este (Batalla Pt. 2)” (el título de esta última en referencia al tema que cierra “Atlas”) se encargan de poner punto y final a un trabajo emotivo y elegante que conjuga post-hardcore, post-rock y rock alternativo con un gusto muy propio. Es un álbum en el que Catorce realmente no pretenden revolucionar ni cambiar la escena, pero sí que consiguen remover algo en sus oyentes con la incuestionable honestidad de sus canciones. De igual forma que grupos como Viva Belgrado, el valor de lo que nos ofrecen va más allá de lo meramente musical, y esto es algo que solo se entiende al escuchar el disco. He confirmado que Catorce son un grupo con mucho que decir, y después de escuchar “Agua. Naufragio. Equilibrio.” seguro que vosotros también sois capaces de apreciarlo.
4 respuestas a “Catorce – Agua. Naufragio. Equilibrio.”