El pasado sábado 11 de febrero estuvimos en el Chu Fast Two Prog, segunda edición del festival de prog celebrado en Valencia. En este caso fue organizado por On Fire y Crossroads Agency. El lugar escogido fue la sala Loco Club, en pleno centro de Valencia, y allí nos dimos cita a las 21h.
Pese a ser altas, las expectativas fueron superadas en todos los aspectos. Vayamos banda a banda.
Tavistock (andiros)
Entramos en la sala y los primeros riffs de «Thirsty» empezaban a sonar. Era la seguda vez que veía a los locales Tavistock en directo, así que a diferencia de cuando los escuché como teloneros de Northland, en esta ocasión sabía a lo que iba: por poco más de media hora ibamos a viajar a principios de siglo, a la época en la que bandas como System of a Down, Korn o Slipknot llevaban el metal a nuevos territorios. Un revival del nu metal en toda regla. La banda liderada por Serj Tankian me parecen la influencia más clara, pero los dejes más extremos de su sonido o la más que cuidada estética me hacía pensar inevitablemente en los de Iowa y sus máscaras.
Cuando los vi en Matisse interpretaron también temas de su primera etapa, cuando cantaban en castellano, pero esta vez apostaron el set completo por su repertorio más reciente. En cuanto a las diferencias principales que vi, más allá de la indumentaria del cantante que junto al resto de la banda ayudaba a sumergirte en la atmósfera orwelliana de sus letras, fue el sonido general de la banda. Esta diferencia no la noté tanto en la acústica de la sala sino en su mayor compenetración, mostraban más empaque, estando muy coordinados. Una guitarra que brillaba tanto a la rítmica como en los solos, un bajo que hacía caminar los temas con soltura y un batería que era todo un portento. Sin duda el elemento que más sobresale de la banda. De la voz me quedo sobre todo con el registro más abrasivo y ruidoso acercándose el micrófono y cantando al estilo del Serj Tankian más loco.
Noté una evolución palpable en la banda (en la anterior ocasión ya me gustaron), que estuvieron sobradamente a la altura de abrir el festival en una sala que ya al principio prometía que iba a estar repleta de melómanos hasta los topes.
1. Thirsty
2. Agnostic Human
3. Paper Universe
4. Revolution of Apprentice
5. Goldstein
Noah Histeria (chusobosch)
Vinieron con fuerza, habían estado presentando su todavía no publicado segundo trabajo (primer larga duración) por distintos lugares de la geografía española, y el fin de gira tenía lugar en casa. Participaron hace dos años en la primera edición, pero aquella actuación fue instrumental ya que su vocalista Juan se encontraba viviendo fuera de España.
Con 45′ por delante, los de Játiva salieron a por todas. No sabía si iban a tocar el nuevo disco completo o si el repertorio iba a ser mixto. Arrancaron con «43 días», uno de los temas nuevos, mostrando en lo que se han convertido los Noah, una banda de progresivo sin miramientos, en la que bajo y batería golpean con fuerza mientras guitarra, teclados y voz tejen las armonías. Música densa, con muchas capas, pero agradable y fácil de disfrutar desde un primer contacto. Sin apenas pausas entre tema y tema sonó la ya clásica «Noah» para rápidamente volver a los cortes del nuevo LP. Con «Hautefaye» y «Djemil» continuó la presentación de los temas nuevos. Mucha progresión, emotividad y matices. Las partes más flotantes se alternaron con grooves poderosos en una amalgama de riffs, acordes, punteos, sonidos de sintetizador molones… todos ellos en su momento y lugar adecuados. Y llegó «Coloso». Tema épico donde los haya, contaron con la colaboración de Daniel de los también locales Deathproof, quien participó en la grabación del disco aportando las voces más extremas. El contraste de ambos vocalistas fue espectacular y añadió un componente de show al concierto. Tras una breve vuelta al pasado con «Que no te escondes», cerraron su actuación con la también nueva «Shiro», que no sé si también cerrará el disco, pero hizo que el repertorio sonase cohesionado y dio una sensación de cierre a la actuación.
En resumen, pudimos disfrutar de un concierto COLOSAL, con todos los detalles cuidados al máximo y en el que los setabenses supieron sacar partido al tiempo de que disponían. Un par de temas de su primer EP acompañaron a una amplia selección de cortes inéditos que sirvieron para calmar, solamente un poco, el ansia que sentimos los seguidores por escuchar su nuevo trabajo.

Para mi, los reyes absolutos de la noche sin duda alguna. Vale que llevaba esperando este concierto años. Vale que es la banda del cartel que más ganas tenía de ver. Y si, su último disco me ha encantado, lo que me hacía ir ligeramente en modo fanboy. Pero al margen de esto, y con la perspectiva de las semanas transcurridas, fue sin duda toda una experiencia de concierto. Lo de banda instrumental se lo aplicaron hasta las últimas consecuencias. Sin necesidad de dirigirse al publico, vinieron, vieron, y vaya si vencieron.
El setlist giro en torno a sus dos últimos trabajos, siendo una elección inmejorable teniendo en cuenta el tiempo que tenían para tocar. Abrieron con «Topsy’s Revenge«, segundo tema de su magnífico «187 Steps to Cross the Universe». Pensaba que iban a empezar a tope, pero la verdad es que esa canción fue la elección perfecta, porque pese a que el evocador y algo calmado inicio no sea muy intenso de primeras, consigue crear el clima perfecto para que te sumerjas de lleno en su música… y eso fue lo que pasó. No tardo en llegar la cara más técnica y potente de su sonido, cuerda rota de guitarra mediante. Un solo tema y ya estábamos rendidos ante sus dedos mágicos.
El sonido en las partes distorsionadas disto bastante de ser perfecto, se hacía un poco de bola. Pero eso no fue impedimento para que disfrutáramos de su actuación, la descarga de adrenalina cubrió esos defectos. La batería, eso sí, sonó espectacular todo el concierto. Resultaba hipnotizante verle tocar. «17 Years to Hatch an Invasion» fue la primera de su último álbum, «Circadia«, en sonar. Me gustó mucho en directo el papel del piano en directo, la forma en que Ander compaginaba el rol y como se entrelazaba con tappings y guitarras post-rockeras, resultó muy efectivo. «Man Made Lightning» nos devolvió a su anterior álbum, y le sucedió «Green Architect«, de mis favoritas de las nuevas. La melodía del principio me recuerda a los mejores Scale the Summit, y la forma en que se desarrolla (incluyendo un curioso puente de piano) resulta más que interesante.
Con «Intermareals» y el meshuggeo que se marcaron nos dejamos las cervicales. Pero aun con todo lo dicho, se reservaron lo mejor para el final. Tocaron «Colorado Springs«, un tema en el que Jardín demuestran que si son tan buenos no es solo por sus malabarismos técnicos, sino por su gran sentido de la melodía. Inesperadamente la enlazaron con la última parte de «Talking with Planets«, con un Ander desatado entre el público cerrando de una forma apoteósica. Más épico imposible.

9. Traspasa mi piel

Systemia (andiros)
No lo tenían nada fácil, el peor horario y una sala medio vacía, pero aun así salieron con energía y ganas de comerse el escenario. Y vaya si lo hicieron los valencianos. Poco sabía de Systemia al margen de a Jose Broseta y su poderosa voz por su labor como cantante de Ópera Magna. Que hacían un estilo de metal progresivo influenciado por Dream Theater y Symphony X (de hecho de los primeros me contaron que tocaban una versión, y la camiseta del cantante eliminaba cualquier duda sobre lo segundo). Solo eso ya era motivo suficiente para estar atento a lo que tenían que mostrarnos. Además escuché su tema «El Despertar» y terminé de quedar convencido.
Los elementos que más destacan de la propuesta de Systemia son evidentes desde el principio. El chorro de voz de Jose Broseta en primer lugar. Pese a que no soy demasiado fan de este tipo de voces tan cercanas al power metal, he de decir que con el hago una excepción. Quedé igual de impresionado que cuando lo vi con Opera Magna. En segundo lugar, e igual de obvio, el impresionante trabajo como solista de Juan Miguel Roda. Que llevara colgada la guitarra de John Petrucci no era ni casual ni gratuito, pues la hacía sonar de manera impoluta con sus mastodónticos solos.
El resto de la banda también merece una mención por su labor, especialmente la sección rítmica. El teclado brillo cuando correspondía, pero la mayoría del tiempo quedo inaudible detrás del resto de instrumentos, una lástima. De su actuación me quedo especialmente con el cierre con «El Despertar» y la ejecución general de los músicos, sobresaliente. Supieron poner un buen final a esta segunda edición.
9. El despertar

3 respuestas a “Crónica: Chu Fast Two Prog, Loco Club, 11/2/2017”