Canción de la Semana: I Could Hear the Water at the Edge of All Things

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La mayor parte del tiempo que escucho música, me gusta sumergirme al máximo en la experiencia, ser parte activa en el proceso. Desgranar cada segundo, cada instrumento, cada melodía. Conocer el contexto en el que fue creada, las inquietudes de los músicos que la compusieron, la finalidad de lo que querían transmitir. Cuando dedico horas a disfrutar de un determinado artista, cuya obra me llena, intento saber todo lo posible de la misma, y en el proceso de inmersión, absorbo y convierto en mías sus canciones. Y es en esta última parte de la experiencia de escuchar música en la que reside la verdadera magia.

Pero obviamente, no siempre me encuentro en esta predisposición de oyente activo. A veces simplemente quiero que la música sea la puerta que me permita cerrar los ojos, dejarme llevar de forma pasiva, desconectar y, sencillamente, volar. El post-rock, el ambient o el trip-hop son perfectos para alcanzar esta sensación, la de viajar a otros mundos, o de hacer más llevadera una realidad muchas veces más dura o pesada de lo que desearíamos. Y es que el poder de la música (sanador muchas veces) también reside en esto. En la simple y llana conexión emocional.

Es aquí, en lo citado en el último párrafo, donde entran artistas como Hammock. Plasmando imágenes complejas a través de las más sencillas melodías. No puedo evitar recurrir a la expresión, ya repetida en unos cuantos artículos de un servidor, de «decir tanto con tan poco». Melancolía, profundidad, incertidumbre… su música refleja esas sensaciones ambiguas y agridulces a las que no podemos escapar en determinados momentos de la vida, pero revestidas de una gran serenidad. Esto encontramos en el lienzo intangible que es «Oblivion Hymns«, su séptimo trabajo de estudio.

Hammock es un dúo americano que se mueve entre el ambient y el post-rock, con una propuesta que me resulta muy original en unos géneros en los que resulta muy difícil serlo. Su fórmula va más allá del formato típico del post-rock, dando peso especialmente en este último trabajo a la instrumentación de cuerda, logrando elaborar unas atmósferas realmente celestiales. En el corte que he elegido, «I Could Hear the Water at the Edge of All Things«, también participa al final un coro de niños. Un tema que, dentro de la nostalgia que desprende, te arropa con una reconfortante sensación de calidez.

Os remito a la entrevista que realizamos el año pasado a Eric Baule, al cual debo agradecer el descubrimiento de Hammock. Recomiendo su lectura, seguro que entre los 14 artistas que recomienda encontraréis alguno de vuestro interés. Por ahora  me dedicaré a deambular por los distintos planos de Oblivion. Si me queréis acompañar en este viaje errante  entre las capas de sonido de Hammock, sois más que bien recibidos.


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