2014. Después de haber estado enganchado a su tema “Mirrormask”, vuelvo a caer en las redes de Dabin a través del remix que realiza Feint de uno de los temas del EP “Bloodless”. Con un estilo que se movía en el terreno del dubstep más melódico, es a través de este disco que me doy cuenta de tenía delante a un músico con potencial. “Bloodless” es un buen trabajo en el que, sin desmarcarse demasiado de lo que podríamos encontrar en otros artistas similares, sí que tenía algo que lo hacía diferente. Temas como la canción homónima o “Embers” poseen la fuerza suficiente como para que todavía me los ponga en bucle de vez en cuando.
Desde entonces le seguí la pista, dejando este caer sus nuevos temas con cuentagotas. Primero fue su tema junto a Daniela Andrade (cantante con la que ya había colaborado y volvería a colaborar), “Touch”, en el cual optaba por un dubstep más marcado, quedando algo forzado en su fórmula pero mostrando uno de los recursos que lo hacen diferente del resto de productores: la inclusión de la guitarra eléctrica. El gusto que tiene para incluir los punteos y melodías de su stratocaster en algunas de sus canciones (y directos) hace especialmente atractiva su propuesta. Meses después llegaría la joya de su discografía, la colaboración definitiva, un tema insuperable. Pero de “Hold” ya os hablaré más adelante.
Y después de el año pasado colaborar con Koven en el tema “Revenant” y algunos remixes, Dabin se centraría en el que iba a ser su álbum debut. Y es precisamente de este trabajo, publicado hace unas semanas, del que vengo a hablaros. “Two Hearts” promete lo que transmite su título: un viaje emocional, por momentos empalagoso, con un giro estilístico de Dabin al aspecto de su sonido que se siente más cómodo. Pero no opta por la vertiente melódica buscando el confort, sino que toma la decisión sabiendo que es así como consigue brillar más, sintiéndose como una evolución natural. “Two Hearts” es un disco de electrónica asequible, no demasiado innovador, pero en cierto sentido ambicioso. Se palpa que va más allá de una simple colección de canciones.
“Two Hearts”, corte inicial, nos introduce lentamente y con la voz de Mree en la atmósfera general que caracteriza al álbum. Y al acabar llega la (no) sorpresa del disco cuando “Hold” empieza a sonar. Al principio me sorprendió, pero al rato me pareció lo más lógico, ya que encaja totalmente en la dinámica del álbum y es un corte que tiene demasiado potencial como para no aprovecharlo. Melancólica y evocadora, la instrumentación sirve de colchón para que la voz de Daniela brille al máximo con un resultado sobresaliente. Mree reaparece en “Sanctuary”, tema motivador que te llena de buenas vibraciones.
“Hazy” es el primero de los únicos tres temas que no cuentan con ninguna colaboración. Un tema con una forma de fluir que me recuerda a Tokimonsta y en la que Dabin nos regala unas cuantas notas y arreglos a la guitarra. “What it Was” con Jenni Pots cumple correctamente dando paso a la que es mi parte favorita del disco. “Helium” es una transición a piano y sintetizadores con narración de Lexi Norton que consigue sumergirte realmente en el disco. “The Fall” supone una vuelta a las raíces más agresivas de Dabin pero manteniendo el espíritu de su sonido actual, me encanta. Y “Lilith” mantiene esta línea más densa y oscura con colaboración de Apashe y Madi, igualmente brutal.
“Worries” nos trae a un viejo conocido en lo que se refiere a colaboraciones con Dabin, Koda. Un tema que comienza calmado y sobrio pero que no tarda en desembocar en una tormenta de enérgicos sintetizadores. En las primeras escuchas fue de mis favoritas, pero ha terminado por desinflarse poco a poco. “I Still Feel You” es el último de los temas del disco sin participación de otros artistas, muy sólido. “You & I” es la encargada de cerrar con delicadeza, con unas espléndidas melodías vocales de Jenna Pemkowski y Dabin jugando discretamente a las seis cuerdas.
Dabin Lee no va a revolucionar ni mucho menos la electrónica, pero con “Two Hearts” ha demostrado que tiene claro lo que quiere decir con un álbum perfectamente cohesionado y sin altibajos que no convencerá a los outsiders al género, pero hará las delicias de los oyentes habituales.