Después de despedirnos esta semana de Chris Cornell después de que nos abandonara de una forma tan trágica, era inevitable pensar en Eddie Vedder. Ya empiezan a circular memes que resaltan la triste realidad: de las cuatro grandes bandas de la escena de Seattle, es el único frontman que continúa entre nosotros. El grunge, un movimiento musical y cultural que lo cambió todo hace veinte años, y cuyo espíritu todavía continua vivo en muchos de nosotros, aunque no llegáramos a vivirlo en su momento. Y parece que en la historia de los que lo protagonizaron, llena de episodios amargos, todavía quedan desgracias por ser escritas.
Siendo sinceros, nunca he llegado a ser fan del todo de Pearl Jam. «Ten» me gusta, y he escuchado temas sueltos y algún disco más hace tiempo, pero nunca terminé de conectar con su fórmula. Sin embargo, aun recuerdo lo impresionado que quedé por la fantástica banda sonora que realizara Eddie Vedder para «Into the Wild» (Hacia Rutas Salvajes), la genial película de 2007 dirigida por Sean Penn sobre la vida de Christopher McCandless, joven que decidió emprender un viaje hacia Alaska en el que intentar vivir conforme a sus ideas, abandonando una sociedad alejada de las virtudes que que su corazón anhelaba y encontraba en autores como Thoreau.
«Society«, compuesta originalmente por Jerry Hannan, no solo captura a la perfección la actitud rebelde e inconformista de Alexander Supertrump, sino también la esencia de las inquietudes que agitaban a la generación de los noventa que encontró una salida en el grunge. Renegando de la superficialidad y hedonismo de los años ochenta, surgió una generación que buscaba su lugar en el mundo, que se hacía preguntas de difícil respuesta, que sentía un vacío que llevo a algunos a ser consumidos hasta la autodestrucción en una vorágine de drogas y alcohol. A día de hoy esas preguntas continúan más vigentes que nunca, los problemas que les preocupaban se han vuelto más grandes si cabe, y la mayoría seguimos lejos de haber encontrado nuestro lugar en el mundo. El grunge continúa teniendo sentido en el mundo que vivimos. Con el tiempo los mensajeros nos abandonan, pero las ideas perdurarán por siempre junto a su música.