Si hay un artista que ha tenido año tras año su espacio en la página de manera constante desde que comenzará el viaje de Spreading the Sound, ese ha sido Seven Lions. Pero no podía ser de otra forma, porque el prolífico productor de electrónica se encarga de mantenernos siempre el suministro de nuevas composiciones. Con el cambio por bandera y reinventándose siempre pero manteniendo las señas de identidad de su sonido, no ha sacado dos EPs iguales. Atrás han quedado ya sus raíces en el dubstep más melódico y progresivo que le consolidó una buena base de seguidores, para posteriormente sumergirse tanto en terrenos más mainstream y olvidables como en otros más experimentales. Pero las vibraciones que siempre han caracterizado su música continúan latentes elija el género que elija.
«Where I Won’t Be Found» es el nombre de su nuevo disco, que en este caso cuenta con una duración de 31 minutos y está integrado por ocho temas, por lo que como en su anterior trabajo se aproxima más a un álbum corto que a un EP. ¿Y qué nos ofrece Jeff en estas ocho nuevas composiciones? Después de lanzarse a explorar el espacio, fracasar intentando conquistar el invierno, y resurgir de sus cenizas en un cálido y místico verano, me preguntaba cual sería la siguiente temática en envolver su música. Y parece que, sencillamente, ha decidido perderse.
Lo dije ya en anteriores artículos sobre él pero no está de más recordarlo. Seven Lions ha sido un artista muy importante en mi proceso de apertura musical, ya que fue el que rompió definitivamente mis prejuicios respecto a la electrónica. Eso provoca que con cada lanzamiento, al margen de que su evolución actual lo aleje de los sonidos con los que conectaba más, sienta una cierta ilusión por ver hacia que derroteros se dirige. Además recuerdo cuando leí en una entrevista que él venía del metal, y que su banda favorita era Opeth. No puedo evitar sentir que ese poso se siente en su música, pues por mucho que se acerque al EDM más convencional, siempre hay algo que lo diferencia y termina por atraparme.
«Freesol» fue adelantada como single… y la verdad es que me pareció un tema extremadamente genérico y olvidable. No sé ni si llegué a terminar la segunda reproducción. Sin embargo al escucharla en el contexto del disco me ha parecido literalmente otra canción, que no estará entre sus mejores temas, pero muestra a la perfección dónde se encuentra Jeff creativamente en este momento. Una electrónica relajante y melódica llena de detalles interesantes, con momentos de bajo marcado sin llegar a ser dubstep. El tema homónimo es de los mejores, unas lineas vocales místicas e hipnotizantes de Neonheart que se compaginan con una instrumentación en segundo plano hasta que llega al drop que juega sampleando la voz. Es un corte marca de la casa, que compagina una estructura de tema de electrónica típico pero con el mayor cuidado a los detalles y profundidad que marca la diferencia.
«Slow Dive» es de mis favoritas, de los pocos temas con vocalista masculino de Seven Lions que ha conseguido calarme (aunque la voz sea lo menos brillante precisamente). Instrumentalmente se mantiene en la vertiente más ligera que es constante en todo el disco, optando por estructuras que no llegan a estallar. De primeras esto puede defraudar, ya que sus crescendos eran una de sus mejores señas de identidad, con unos drops que estallaban y se desarrollaban de una forma más interesante y creativa que con el productor de dubstep promedio. Pero si ha renunciado a ellos no es por poner el piloto automático en un formato más sencillo y asequible, sino por dar más importancia a las capas y texturas y explorar nuevas estructuras, como el toque más percusivo y envolvente de «Slow Dive».
No hay ninguna pieza reminiscente de su época de dubstep, ni tampoco ninguna que me haga chirriar los dientes por empalagosa o comercial como en «The Throes of Winter», sino una progresión de cómo dejó el estilo en «Creation». Illenium me parece el artista al que más se acerca en este trabajo, pero a diferencia de este sin repetirse y mostrando un mayor dinamismo en los temas. Sin compartir estilo, la producción y algunos detalles me recuerdan al trabajo más reciente de Flume.
En cada lanzamiento Seven Lions consigue seguir resultando pegadizo y asequible, creando una música evocadora a la vez que festiva, bailable al mismo tiempo que inquieta. «Sun Won’t Rise» resulta casi un interludio, un momento de paz que te hace creer que está creciendo pero se mantiene al mismo nivel en sus casi tres minutos. En él colaboran Rico & Miela, que repiten en «Without You My Love«, optando una vez más por desarrollos anticlimáticos, con build ups que no encuentran un clímax como tal. Mentiría si dijera que me gustan más que momentos explosivos como el de «Worlds Apart», pero me alegra que mantenga la curiosidad creativa que tanto le caracteriza.
«Steps of Deep Slumber» es la única instrumental, algo que contrasta con su anteriores trabajos mucho menos vocales. Resulta refrescante y espacial al mismo tiempo que rítmica con ese momento de bombos a negras. Cumple una función muy necesaria en el tracklist, pero no está a la altura de temas pasados como «The Journey» o sobre todo «Leaving Earth». He echado en falta en este disco un momento tan trip-hopero y natural como el tema que cerraba «Creation». «Silent Skies» es un final atmosférico y calmado, rico en matices y en esta ocasión dejando libre la música en un drop moderado y acertado.
«Where I Won’t Be Found» no es su mejor disco, no nos muestra al mejor Seven Lions, pero sí que resulta interesante y un paso más en su evolución. Y así quiero que continúe, sin saber por dónde va a salir y si me gustará más o menos. Pero que no paré el flujo de novedades, que siempre son bien recibidas.
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