Leprous – Malina

Leprous-Malina

El quinto trabajo de los noruegos es toda una declaración de intenciones, después de disfrutar de su asombroso directo en el Be Prog 2017, no me queda ninguna duda de que Leprous son la banda del momento dentro de la música moderna, ya han conquistado el inquieto trasero de los más selectos y ahora van directos al yugular del tranquilo y pacifico oyente medio, ¿Lo conseguirán? ¡No me cabe la menor duda de que sí!

El álbum arranca de una manera tímida y muy sutil con “Bonneville”, que poco a poco va ganando en intensidad. Una curiosa presentación de disco, que con las repetidas escuchas te das cuenta que es un resumen casi perfecto de lo que vamos a encontrarnos en este “Malina”. Rápidamente “Stuck” hace acto de presencia. Segundo adelanto del disco y uno de los más accesibles, quizás demasiado simple en algunos momentos, pero tremendamente efectivo. Es una lástima que en su presentación en vídeo hayan decidido cortar ese maravilloso outro, en el que Einar ejecuta uno de sus falsetes más conseguidos. Ese característico comienzo con sintetizadores da paso a “From the Flame”. Nunca llegará el día en que suene el estribillo de este tema y no lo cante, resulta tan adictivo que asusta.

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Con estas tres primeras canciones Leprous nos muestran otra faceta. Una faceta que se acerca por momentos al pop y al rock alternativo, alejándose del metal más pesado y esas bases rítmicas tan machaconas y características. Leprous están jugando en otra liga, y les sale condenadamente bien. Pero no todo esta perdido para los fans más antiguos, “Captive” vuelve a recuperar esos intrincados pasajes rítmicos tan originales. Con “Illuminate”, uno de mis temas favoritos del álbum, vuelven a la estructura single. Un tema donde los teclados y las melodías marcan la tónica a seguir. Y es que este es uno de los grandes aciertos de “Malina”, conseguir sonar ligeros, accesibles y cercanos sin perder ni un ápice de lo que les llevo a la fama. Siguen sonando grandiosos, técnicos y tremendamente progresivos, pero ahora abordan los temas con mayor suavidad y dinamismo, lo que les abre muchísimas puertas y oportunidades de experimentar… y por que no decirlo, de coquetear con otro tipo de público, el tipo de publico capaz de catapultarles al estatus de leyenda.

Uno de los arpegios más enternecedores del álbum abre “Leashes”, un tema relajado que nos prepara el terreno para uno de los bombazos del disco. “Mirage” sin duda posee uno de los estribillos más memorables de la carrera de Leprous. Ese intro con un juego de redoble es indicativo de que van a por todas. Las guitarras se van hilando en un enrevesado ritmo imposible de seguir, mientras que Einar entona notas que para un mortal cualquiera son absolutamente inalcanzables. Un impresionante pasaje final donde el bajo desempolva un ritmo de lo más djent acaba con toda esta locura, y a ti solo te queda preguntarte en que momento aprendieron estos muchachos a componer semejante temazo.

Llega el turno del tema homónimo del álbum, que es una completa vuelta de tuerca de lo descrito anteriormente. En esta parte final del álbum nos encontramos con una sucesión de temas que difieren en muchos puntos unos de otros. Leprous se alejan de la propuesta más comercial del inicio del disco y van intercalando aquí temas más rápidos y complejos, con otros más sencillos (en su propuesta, no en su interpretación) y minimalistas. Así pues, “Malina” es uno de esos temas, donde casi como un guiño al “Coal” la relajada voz de Einar nos va conduciendo por múltiples estados y sentimientos, es increíble la capacidad que tiene su voz para transmitir emociones. Una canción única cuya inspiración vino de una curioso encuentro que tuvieron en Georgia, donde deambulando por un mercado se encontraron con unas mujeres vendiendo frambuesas, estas repetían una y otra vez la palabra “malina”, que viene a significar frambuesa en varias lenguas eslavas. De echo, si enfocas bien la mirada, en la portada se puede ver una mujer encapuchada portando una cesta… ¿Llevará frambuesas?.

Volvemos a encontranos ese contraste en “Coma”, tema de apenas cuatro minutos de duración donde Leprous desatan toda la energía contenida, y en la que la base rítmica se lleva todas las alabanzas. “The Weight of Disaster” es posiblemente la canción mas oscura del disco. La utilización de acordes disonantes y atmosféricos chocan con las positivas melodías vocales, lo que impacta por lo bien que casan y lo conseguida que está la confrontación. Llegamos así al desenlace con “The Last Milestone”, toda una oda a la melancolía. Una nota grave, continua, inquietante abre el tema, diferentes capas de cuerdas se van fundiendo con la voz de Einar, cuyo falsete adopta aquí un tono semi-operístico muy bonito. Los teclados dejan espacio para que de forma delicada, el violín brille en un solo cargado de sensibilidad . Sin duda, una de las maneras más preciosas e intimistas de acabar un álbum.

Leprous lo tenían complicado, muy complicado, pues con “The Congregation” alcanzaron para mí su cima compositiva, y ellos mismos también lo sabían. Han optado pues por jugar una baza que puede resultar peligrosa, pero que ellos han sorteado con una pasmosa facilidad. Dando mucha más importancia a los teclados, los sintes y la voz consiguen un sonido más orgánico y directo, pero los Leprous de siempre siguen estando ahí, su gran técnica y sus tempos fraccionados siguen siendo la raíz de todos sus temas. La única diferencia es que ahora están disimulados, ocultados sabiamente bajo estribillos y melodías increíblemente pegadizas. Han conseguido que canciones tremendamente complicadas y llenas de contrastes resulten fácilmente asimilables. Y eso señores, no está al alcance de todo el mundo.

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