Después de haber escuchado a conciencia su último trabajo «The Wanderer» y haberles visto en directo en su paso por Valencia hace unos meses, nos pusimos en contacto con Face the Maybe para que nos hablaran un poco de los discos que más les han influenciado. Aquí os dejamos con su interesante respuesta. De hecho, dos de los álbumes que mencionan se encuentran entre los favoritos de algunos de los redactores de Spreading the Sound.
Joan Carles Marí (batería): Pearl Jam – Ten
Me atrevo a afirmar que mis raíces musicales arraigaron entre el blues y el grunge. El primero de los estilos por una razón muy sencilla, ya que mis primeros recuerdos se ambientan en bares llenos de humo y música blues en directo, con su pasión, su rabia, su historia y su emoción.
El segundo de los estilos, el grunge, fue invadiendo primero mis oídos y en segundo lugar el corazón para finalmente ser, de forma inexorable, parte de mi. Seguidamente, a los 11 o 12 años entre los 5 amigos de toda la vida decidimos montar nuestro primer grupo de música y las primeras versiones grunge no tardaron en llegar.
Todavía recuerdo cuando mi prima me puso por primera vez Pearl Jam. Por razones que desconozco no me “mató”. En cambio, después de unos meses, aquella música, tal vez de la mano de Alice in Chains (me encantan), Soundgarden o Mother Love Bone volvió a hacer su aparición y ésta vez vino para quedarse.
Si me tengo que quedar con un disco, me quedo con “Ten”. El efecto que provoca en mi interior escuchar el primer disco de Pearl Jam no se puede explicar con palabras. Me encanta escucharlo entero, del tirón, reconociendo todos los rincones del camino. El viaje en el que me sumerjo es totalmente catártico, purificador, infinitamente emocionante. Tiene todos los ingredientes para elevarlo a la categoría de “sublime”:
-La portada, con la “piña” que simbolizan los miembros ya es toda una declaración de intenciones y afianza el mensaje de hacer “equipo” con la finalidad de llevar la música a su mejor estadio.
-Por otra parte las letras son interpretables de mil maneras pero al mismo tiempo crudas y directas. Hay depresión, suicidio, violencia y desesperación. Se trata de un disco oscuro y misterioso, con un trabajo de producción a mi parecer impoluto.
-Eddie Vedder consigue llevar al oyente hacia determinados momentos en que abunda ese carácter hímnico tan característico mientras que en otros es solitario y desesperanzadoramente minimalista.
-El “groove” de la base rítmica que forman Jeff Ament y Dave Krusen es sencillamente perfecto. No están todos los bombos ni todas las cajas medidos, sinó que tiene un gran punto “humano” de “no edición”, de “jam” y eso me pone mucho.
-Temas como “Even Flow”, “Why go” o “Porch” consiguen encender una mecha de empuje y motivación, temas como “Jeremy” me llenan de miedo y me enfrentan a mis fantasmas, mientras que otros como “Oceans”, “Black” o “Deep” consiguen hacerme llorar. “Release” y “Oceans” me dejan embobado mirando al infinito, intentando adivinar qué vinimos a hacer en éste mundo e himnos como “Once” o “Alive” me recuerdan porqué decidí comprarme mi primera batería. Por todas éstas y muchas más razones elijo “Ten” de Pearl Jam.
Tomás (voz): Jeff Buckley – Grace
Una vez hace unos 15 años leí que no hacía falta ser Jeff Buckley para ser un buen cantante. Me pilló tarde, igual que lo hicieron 5 discos de los 90 más dramáticos y no me fue difícil entender porque estaba destinado a ser el Cohen del grunge, máxima expresión lírica de la «generación Nevermind» y de su desengaño e ilusión.
Me compré «Grace» en Helsinki en 2008. La voz tenor reventaba la tormenta del amor : “Nacemos para vivir, nacemos para entender, nacemos para llevar un destino maldito y ser transformados por el dolor ”.
Inestable e inseguro como Cobain, cuando «Grace» reclamó su parte en la cima, el primero ya era mito por escopetazo. Es el disco que más he escuchado y estudiado. Tiene 3 versiones: «Hallelujah» de Leonard Cohen, «Lilac Wine» de Nina Simone y «Corpus Christi Carol» de Benjamin Britten. El resto son temas de culto tanto en interpretación como composición que abren el sueño de Buckley con «Mojo Pin» y lo matan con «Dream Brother».
Que su poesía influyó en mi manera de escribir las letras de Face The Maybe es un hecho , que lo hiciera el paseo por el requiem de su voz… es ambición. Mi tema favorito es «Lover You Should’ve Come Over»: desamor en porcelana. No obstante, el 10 del disco es «Hallelujah» que convirtió una canción olvidada en hito de la historia del rock.
Eimel Trejos (guitarra): Varios
Sinceramente no tengo un disco especifico que pueda nombrar como el mas influyente en mi carrera musical, sin embargo bandas como Guns N´Roses, Extreme, Mr Big, entre otros, abrieron el camino a la motivación de ser un guitarrista. Cada vez que escuchaba discos como «Appetite of Destruction» (Guns and Roses), «Pornograffitti» (Extreme) o «Lean Into It» (Mr Big) me ponían super alocado por mejorar en la guitarra.
Luego llegó Metallica y Dream Theater, dos bandas que me inspiraron al siguiente paso musical (componer mis primeros temas), una vez cumplido los 15 años mis padres me regalaron una guitarra eléctrica acojonante, nada mas y nada menos que la Washburn N4 (Nuno Bettencourt Signature). Excitado y motivado no dejaba de componer temas con muchos solos de guitarra y probar ideas que evidentemente estas bandas me habían influenciado.
Frederic Alexandre (bajo): Eric Clapton – The Cream of Eric Clapton
Mi elección no tiene nada que ver con las influencias que he adquirido durante los últimos años (especialmente desde el nacimiento de Face The Maybe a finales de 2009), que son las que de algún modo me han conformado como músico; de hecho, en la actualidad me es muy difícil considerar un disco como favorito debido a la cantidad de sabores que uno puede encontrar… Me pasa igual que con la comida, ¿cómo me voy a conformar con sólo un plato entre tantos?
Lo que sí puedo asegurar, son las tremendas vibraciones que me abrazaron desde bien pequeño, como criatura en su estado receptivo más básico (y más puro). Si hay un sonido que aún hoy puedo considerar el fundamento de mi amor con la música, es el de un álbum no demasiado conocido, no demasiado admirado… De hecho, se trata de un simple recopilatorio. Una selección de temas de uno de mis iconos más primerizos, Eric Clapton.
El recopilatorio, “The Cream of Eric Clapton”, fue lanzado en 1987, y como tantas otras joyas andaba circulando por el mercado tan ansiosas de ser reproducidas como sus futuros dueños de reproducirlas (o sencillamente descubrirlas); de algún modo una copia terminó en las manos de mi padre. Si hay una estampa que tengo bien clavada en el corazón es la de mi padre llevándome en coche donde gocé mis primeros veranos, escuchándolo una y otra vez.
Y me enseñó no sólo a disfrutar de la música, sino a escucharla: me hizo gracia cuando descubrí que era un recopilatorio. Con eso entendí que la fuerza de la música no distingue de versiones oficiales o últimos lanzamientos, que no es como cualquier otro producto material. No hay conexión más fuerte que la que puede hacer un niño con la música, y lo ves cuando perdura durante toda la vida.
Para no extenderme más, haré una breve reseña de la ristra de piezas maestras que componen este recopilatorio, un mestizo entre los sonidos de Cream y de Derek and the Dominos.
Arranca con ‘Layla’, sinónimo de “caña” para mi yo de 5 años, con uno de esos finales que difícilmente encontramos hoy, seguida de ‘Badge’, de sublimes y delicados arreglos, así como la subida que sirve de estribillo/puente entre sendos bloques de verso. ‘I Feel Free’, es una muestra de cómo el uso de voces puede hacer tantísimo honor a su título. Cómo no, no podía faltar la impepinable ‘Sunshine Of Your Love’, uno de esos temas que sólo se puede concebir entre la madrugada y el amanecer, o la oda al tan estereotípico estilo de vida con el que se casó parte del fenómeno del rock, ‘Cocaine’. Encontramos memorables versiones, ‘I Shot The Sheriff’ y ‘Knockin’ On Heaven’s Door’, con su finísima adaptación al reggae. ‘White Room’, un embrión de lo que sería el heavy metal, de colores únicos. Pero si puedo destacar una de las piezas de este collage, es ‘Let It Grow’, o lo que es para mí, una mezcla tan intensa como la que pueda surgir entre la melancolía y la esperanza.