Aprovechando que hace unas semanas os hablamos del segundo trabajo de De la Cuna a la Tumba, «Algo sin Nombre«, he decidido rescatar algo de su debut, sobre el que no escribimos en su momento. Estos días he estado escuchándolo en bucle, y la verdad es que me parece un disco muy inspirado y original, de duración breve pero conformado de principio a fin por canciones repletas de fuerza. La combinación de la parte instrumental de Catorce -además de las contribuciones de Jaime al micrófono- con una tendencia más intensa musicalmente, y la voz de Kantz de Tenpel, encajan simplemente a la perfección.
El estilo vocal de Kantz es lo que me tiró para atrás en su momento, y es ahora precisamente lo que me tiene más enganchado a la banda. Moviéndose entre registros que van desde gritos a partes casi habladas, y unos estribillos en los que sabe estallar con melodías que se te quedan clavadas, son el complemento ideal para los riffs de tendencia post-hardcore y las guitarras post-rockeras de las que se acompaña. Podría destacar prácticamente todas las canciones del disco, desde el inicio con «Los Callados» a «Huesos», corte que define -literalmente, porque en la letra se cita el nombre del grupo- el estilo de la banda. Otros de mis momentos favoritos son el estribillo de «Modo Vuelo» a dos voces, realmente memorable, o la parte final de «El Sinsueño», repitiendo el mantra de «reune a la manada«.
Todos estos temas están recogidos en directo en su DVD «Cenizas y Cintas de Vídeo«, que todo fan de la banda debería de ver sin lugar a dudas. Y si no eres seguidor sería un buen punto de partida. En un formato humilde pero con un enfoque bastante creativo -con detalles como conectar los temas entre sí a través de secciones en spoken word recitando pasajes de varios autores- consiguiendo transmitir la idea de lo enérgicos que deben de ser sus directos.
Precisamente el vídeo de la canción que protagoniza el artículo está extraído de ese directo. «Catalizador» es mi canción favorita del disco, y creo que de la banda. Me parece sobresaliente y emotiva de principio a fin, desde las guitarras ambientales iniciales y la melodía posterior al explosivo estribillo, con esos acordes enormes que lo envuelven todo, revistiendo a la voz de Kantz, que se diluye en ellos creando una de esas estrofas de las que dejan huella. Cada golpe de caja de la batería sirve a la canción con esa pegada que tanto caracteriza a Luís, y el bajo de Jose Miguel es el encargado de ensamblarlo todo, permitiendo que Jaime pueda desmarcarse con sus punteos detallistas manteniendo el hilo conductor.
De la Cuna a la Tumba es sin duda una banda que tiene mucho que aportar a la escena, y que aun siendo un proyecto paralelo para miembros de otros grupos, ha venido para quedarse. Espero que pasen pronto por Valencia y poder disfrutar en vivo de unas canciones que han conectado profundamente conmigo.