Luces, sombras, vínculos y barreras que superar. Con su último trabajo los murcianos Le Mur nos invitan a ser el brote que rompa, a vivir sin miedo a ensuciarnos, y morder cuando haga falta. Después de un EP debut en 2015 que nos convirtió en seguidores de su fórmula, y habiendo comprobado la fuerza de su directo, estábamos expectantes. Y tras un exitoso crowfunding hace ya unos meses que podemos disfrutar de su primer álbum, «El Brote«.
He de decir que, pese a que tenía muchas ganas de escuchar nuevo material del cuarteto murciano, mis expectativas no eran excesivas. ¿Por qué? Pues porque su propuesta, pese a encantarme, se mueve en un terreno en el que es difícil evolucionar y ofrecer algo que rompa con lo creado hasta el momento. Es fácil para bandas de este estilo caer en el uso de los mismos recursos y terminar por resultar repetitivas al final. Sin embargo este no ha sido el caso, y debo dar gracias a la ausencia de hype, pues consiguió que «El Brote» me resultara sorprendente y adictivo desde las primeras escuchas.
Por ello lo que consiguen Le Mur cuando escucho su música me parece que tiene mucho mérito. Sus influencias son claras, el rock y metal alternativo de los 90 y 2000, y compositivamente y a nivel de producción «El Brote» camina en esa dirección. Es por ello que no suena fresco ni aporta nada excesivamente innovador. Sin embargo llevo desde que lo publicaron escuchándolo en bucle de principio a fin, porque no hace falta reinventar el juego para hacer música de enorme calidad. Y Le Mur reflejan en sus temas una honestidad y visceralidad que me cala profundamente. No hay trampa ni cartón, directos y sin miramientos, con un sonido que plasma fielmente lo que se puede esperar de ellos sobre un escenario. 33 minutos, 9 canciones similares estilísticamente pero variadas, y ni un segundo de más ni de menos.
La evolución de todos los miembros es clara desde los temas de su EP. La batería de Marcelino retiene la sencillez y pegada tan efectiva que le caracteriza, con un sonido muy natural. No será la caja más viva ni los platos con más brillo, pero sin duda son los más adecuados para la producción que buscaban. Carlos dibuja al bajo líneas llenas de groove que resultan realmente pegadizas, especialmente la del tema homónimo. Pero son Pedro y Elsa los que pegan el salto más marcado. El primero especialmente, por la cantidad de riffs memorables que tiene el disco, en algunos momentos recordándome a Audioslave y en otros con un groove poco convencional que resulta refrescante. Y Elsa, si ya sabíamos de la capacidad técnica de su voz, lleva al extremo sus registros en este disco, logrando que nos creamos las letras con la sinceridad que transmite ante el micrófono.
El apartado artístico del disco esta muy cuidado, comenzando por el propio título de las canciones, teniendo todas el nombre de una planta, dotando así al álbum de una cierta coherencia conceptual en el mensaje que se quiere transmitir. «Loto» es cruda, lineal, un tema introductorio que te prepara para la intensidad que te espera. «Diente de León» por otra parte tiene un tono más desenfadado que la convertía en la candidata perfecta para ser el primer adelanto. Mención especial al dinámico riff principal. «El Brote» es de mis favoritas, de la que destaca la mencionada linea de bajo -es de esas que se quedan clavadas en el subconsciente- y el estribillo, así como la sección de guitarras espaciales a lo Havalina. Además me encanta como recuperan al final la sección que habían tocado antes instrumentalmente, con Elsa cantando encima unas melodías brutales para cerrar la canción.
«Hiedra» es el corte más lento y emotivo, mientras que «Llegan» es lo contrario, contundente y directa a la yugular, con un trabajo a la voz y guitarra sobresalientes. La letra de «Llegan» está extraída de «Y el Hambre y los Ciegos» de Héctor Arnau, que le sientan genial a la canción. «El eco es el mensajero herido del chasquido de las pistolas«. «Crucifera» sigue en la línea más dinámica, con una letra realmente incendiaria, mientras que «Crisantemo» supone algo de calma, regalándonos Le Mur un corte realmente brillante, otro de mis momentos favoritos del disco. Aunque «Posidonia» no se queda para nada atrás, con esas guitarras cargadas de efectos que dan unos contrastes deliciosos al álbum. «Hierbanegra» supone un cierre a la altura, pero para cuando termina ya es demasiado tarde. Las espinas te han infectado, y no puedes evitar volver a escucharlo desde el principio.
Le Mur han logrado demostrar con «El Brote» que lo que prometían con su EP es ahora mismo una realidad, que han encontrado definitivamente su sonido, y tienen una propuesta y mensaje claros y que merece la pena escuchar. Esperemos que tanto este disco como su fichaje por Nooirax les de el impulso necesario para llevar su música a nuevos oídos.
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