Spreading the Sound

La verdad es que nunca me he considerado fan del sonido de los ochenta, siendo la decada con las producciones que menos me gustan a nivel general. Sin embargo ironicamente me encuentro disfrutando cada vez más de los proyectos que miran a esta época para no solo inspirarse, sino beber de estos años como influencia principal. Ejemplos son productores como Carpenter Brut o Perturbator, el último disco de Ulver o la misma banda sonora de la serie Stranger Things. Los ochenta vuelven a estar de moda bajo la forma del género conocido como synth-wave o retro-wave.

Hablando de lo mucho que nos gusta este estilo fue como mi compañero @thepot3 me descubrió hace poco al trío The Black Queen. Puede que este nombre como tal no os diga nada a la mayoría, pero seguro que cuanto menos despierta vuestro interés sabiendo que está integrado por miembros de los recientemente separados The Dillinger Escape Plan o Nine Inch Nails. Así, Joshua Eustis (Telefon Tel Aviv, Puscifer, Nine Inch Nails) y Steven Alexander (técnico de sonido de TDEP y Nine Inch Nails) se encargan de la parte instrumental mientras que Greg Puciato ocupa el puesto ante el micrófono.

Pese a que no he llegado a sumergirme demasiado en la discografía de The Dillinger Escape Plan, los registros más melódicos de Puciato siempre me parecieron impecables. Y con alguno de los estribillos que se marcó con su otro proyecto Killer or Be Killed terminó de convencerme de su talento. Así que un disco como este «Fever Daydream» me pareció una oportunidad perfecta para disfrutar de esta faceta suya más alejada de los gritos. ¿El resultado? Una colección de melodías vocales y capas de sintetizadores de tendencia ochentera realmente brillante.

«Ice to Never» fue el segundo tema de presentación que lanzo la banda en 2015 después de «The End Where We Start», ambas posteriormente incluidas en «Fever Daydream», que vería la luz en 2016. Un tema enérgico, oscuro y sugerente, con una atmósfera sombría y pegadiza que me recuerda en muchos sentidos a los Nine Inch Nails del «Pretty Head Machine», pero todo más refinado y menos ruidoso. Un tema que muy probablemente os infectará y obligara a escuchar el disco entero. Larga vida al synth-pop caballeros.