Timo Tolkki’s Avalon – Return To Eden

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Por no variar, ya que la última reseña fue de Avantasia, vamos ahora con algo más del mismo palo. El finlandés Timo Tolkki ha sacado el nuevo álbum de su tan original proyecto de metal opera Timo Tolkki’s Avalon, llamado Return to Eden y como es de esperar –digo esto sin haber escuchado el álbum, ahora me pongo a ello y sigo con el resto de la reseña– supondrá un nuevo clavo en su ataúd. Cuando quiero puedo ser muy halagüeño, pero hay días que no apetece.

Tolkki volvió a la música e inició esta andadura dentro de las “metal ópera” tras sendos fracasos en sus dos anteriores bandas llamadas Revolution Renaissance y Symfonia         –pese a contar con el gran Andre Matos en la última–, y sin contar con que su última etapa de orate en Stratovarius no había sido especialmente lúcida. A lo que iba, que en 2013 abre este proyecto con un disco titulado The Land of New Hope, con ideas tan originales como las películas de sobremesa del domingo, pero que aún así tenía cierta miga y bastantes momentos interesante, con colaboraciones bastante sonadas, seguido por un Angels of the Apocalypse del que uno ya no sabía dónde esconderse de su hora de aburrimiento, producción horrífica –de verdad que no puedo dejar de resaltar lo lamentable que era, sobre todo en la batería–, batiburrillo de cantantes desaprovechados y emoción y alma nula, que descansará por siempre en el báratro del que surgió.

Pues bien, voy a darle al play y a comprobar si ha caído aún más bajo de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud o si me ha cerrado la boca contraviniendo mis legítimos y comprensibles prejuicios. Que no se me malentienda, yo a este señor siempre le he tenido en gran consideración con lo que hizo en Stratovarius y por sacar discos que forman parte de la historia del metal, así que si me cierra la boca no me quejaré.

La verdad es que su introducción instrumental, “Enlighten”, no tiene mala pinta, muy etérea, y “Promises” es un arranque de power metal neoclásico potente y ultrarrápido, con teclados y guitarras puramente Stratovarius de la década de los 90, que ya de primeras es mejor que todo el disco anterior junto. La producción se muestra a la altura de lo que se espera de un proyecto de este calibre, y a Todd Michael Hall, primero de los vocalistas que desfilaran por aquí, se le ve la garra de lejos. Mis respetos, ya podemos irnos a casa, no vaya a ser que la cague ahora.

Bueno, va, arriesguémonos un poco más. “Return to Eden” es un tema más melódico y con toques folk en el que se nos presenta a dos nuevos vocalistas, Mariangela Demurtas, de Tristania, que la verdad no me ha impactado mucho y Zachary Stevens, grandísimo cantante que formó parte de Savatage y la Trans-Siberian Orchestra, pero pese al dinamismo entre los vocalistas al final acaba haciéndose un poco cansina. Vaya, ya empezamos. Pero tranquilos, porque ahora llega el mirífico momento del milagro salvador, y ese milagro se presenta en la forma y figura de Anneke van Giersbergen. Huelga decir que sin ella, “Hear My Call”, salvo por algún detallito, no sería más que el típico medio tiempo baladero de turno puesto ahí porque tiene que estar. A partir de oír a Anneke ya me da igual que todo vaya hacia abajo, así que sigamos.

Now and Forever” se presenta como un buen ejercicio de metal melódico, muy en el rollo de “Hunting High and Low”, con un trabajo guitarrero a la altura de lo que fue Tolkki y unas líneas vocales trabajadas aunque tampoco fuera de lo común. No sube el nivel “Miles Away”, un medio tiempo con una cantidad de azúcar tan alarmante como deliciosa. Por desgracia, el tema se hace soso, y Zak no convence cantando bajo la égida del maestro.

Más power (velocidad luz) neoclásico en “Limits, del palo de la primera “Promises” –con un nuevo cantante, el para mí desconocido Eduard Hovinga–, abalanzándose hacia nosotros a toda mecha y sin respiro, pero esta vez sin tanto encanto y sorpresa, y un tanto más insípido y cargante. Qué mareo con estos cambios de calidad, pero adivinad quién viene ahora… Anneke, (¡bien!), en “We Are the Ones”, un tema mucho más lento y comercial, (¡buuuh!), con aura Nightwish (¡bien!), coros angelicales, (¡bien!), y un estribillo tan pasteloso, (¡buuuh!), que resta más que suma. El solo, muy trabajado, (¡bien!), y con elementos distintivos que permiten destacarlo del resto, permiten a la canción elevar un poquito el nivel… tanto como bienes tiene el texto.

Llega finalmente la balada del álbum, “Godsend”, con Mariangela, quien si antes no me convencía, ahora lo hace con creces con su voz cálida y arropadora, quizá incluso algo severa, en un tema intenso y apasionante, con una orquestación a la altura. Hovinga surge de nuevo en “Give Me Hope”, que pese al título ya nace sin inspirar mucha esperanza. Uno esperaría que Tolkki se despegara de su banda máter, pero no, aquí tenemos más Stratovarius. Y a mí no me engañas, pájaro, que me he tragado al menos treinta veces la stratografía de los noventa –lo admito sin pudor–, y el riff del minuto 1:07 es un plagio de un riff de “Tomorrow” del Episode. Para no creerlo.

¿Qué queda? “Wasted Dreams”, sobra directamente, se hace bastante pesada y cansina con su riff principal, y en lo único que destaca es la voz de Zak, y “Guiding Star”, nada que no hayamos escuchado un millón de veces, power sinfónico pomposo y a la vez con un ritmo rápido, contrastando con la voz cálida de Mariangela, queriendo dar un final épico a un disco que no lo es demasiado, pero en fin, se agradece el intento por al menos cerrar bien.

Aquí descansa Return to Eden, émulo de muchos, descubridor de muy poco. Power metal sinfónico que adolece de cierta intrascendencia, y que aunque me ha llegado a entretener, parece más bien un decorado de cartón piedra, aunque desde luego remonta por mucho aquel terrible Angels of the Apocalypse de hace unos años, algo que era, eso sí, más fácil que mear sentado. ¿Me ha resultado amena la escucha? Podría decir que sí. ¿Recordaré alguna de sus canciones dentro de una semana? Podría decir que no. Pero oye, me he divertido, que me quiten lo bailao.

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Una respuesta a “Timo Tolkki’s Avalon – Return To Eden

  1. Concuerdo con varias de las críticas. Pero Stratovarius no es la banda mater de Tolkki. Lassila la fundó, y él la desarrolló con sus composiciones. Ellos son los padres de la banda. No hijos. Con esto quiero decir que vas a encontrar patrones del viejo Strato en todo lo que hizo, hace y hará Tolkki aparte. Es su sello. Su personalidad.

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