Hay dos tipos de personas. Las que oyen Brasil y piensan en carnavales, sambas y bossa novas. Y las que oyen Brasil y piensan en Angra. Yo soy de los segundos. Lo bueno es que Angra a su vez siempre me hace pensar en el otro conjunto de cosas, pues si algo saben es reflejar en el metal la cultura y el folclore musical de su país. Afirmar que son la mejor banda de metal de su país no sería arriesgado. Afirmar que son la mejor banda de metal de Sudamérica no sería arriesgado. Afirmar que son la mejor banda de metal del mundo no sería… vale, ya paro. ¿Ya están las expectativas en lo alto? Pues vamos al grano.
La canción elegida, «Carolina IV», del «Holy Land» (1996), es una de mis favoritas de la banda (¿qué sentido tendría si no?) Narra la historia de uno de los barcos utilizados por los conquistadores Portugueses en sus correrías por el nuevo mundo. En este contexto, Andre Matos, anterior y primer (y mejor) vocalista de la banda, los guitarristas Kiko Loureiro y Rafael Bittencourt, el bajista Luís Mariutti y el batería Ricardo Confessori, se agenciaron la indumentaria de cuentacuentos y allá que se fueron a hacernos vivir una maravillosa experiencia vicaria con miles de matices y melodías.
Diez minutos de pura magia, desde el comienzo con el ritmo de percusión maracatu, los coros en portugués junto al contrapunto de Matos, pasando por los derroches de imaginación en todos los pasajes (percusión brasileña junto a unos riffs bien heavys en 4:40; influencia de música clásica a partir de 5:26, etc.), además de la pasión que le imprimen todos los músicos. Un poco de todo en una canción que resume lo que es Angra.
En la noche más oscura, en el día más aciago, la música de Angra te purgará el alma y demás esencias espirituales de toda tristeza. Te lo digo yo.
All I see floats with the wind
All the miracles of the water
Are the miracles never seen
Muy cierto, la mejor banda sudamericana