Ne Obliviscaris – Hiraeth/Sarabande to Nihil

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Hoy es un día brillante. Desde vuestra perspectiva, dependerá del día y el momento en que estéis leyendo esto, pero para mí es brillante. Buen día, por tanto, para escribir una reseña de un grupo al que le estoy dando muchas reproducciones últimamente, recibiendo a cambio la refrescante sensación del trabajo bien hecho… de un trabajo bien hecho… de su trabajo… musical. El grupo en cuestión es Ne Obliviscaris, provenientes de Australia, y el trabajo musical viene en forma de EP. De dos, concretamente, “Hiraeth” y “Sarabande to Nihil”, porque en Spreading somos así de chulos y nos gusta hacer las cosas a lo grande. O por matar dos pájaros de un tiro, porque en Spreading no nos gustan los pájaros. ¡Malditos pajarracos presuntuosos!

Resulta que los tenía ahí muertos de la risa, -los EPs, no los pájaros, pájaros no tengo ninguno, porque como he dicho los odio- ambos del año 2015, gozando de estilo y sonido similar, llamándome para escucharlos juntos, porque ¿para que iban a salir el mismo año si su idea no era que se escucharan juntos? Y cada vez que los veía decía –venga va, ahora me los pongo–. Acto seguido recibía una llamada, de un ser humano o de la naturaleza, y los pobrecitos permanecían enterrados entre roídos huesos de power y vetustos restos de heavy. Nunca más, porque en este brillante día –o entre este día y el mes que viene, dependiendo de lo que me cueste escribir… actualización: ya va un mes y medio– yo libraré de su inmerecido ostracismo a Ne Obliviscaris, a los que quizá llame Ne cariñosamente a partir de ahora por abreviar un poco.

Pues bien, Ne ya había producido con sus anteriores “Portal of I” y “Citadel” ese efecto en mí que solo produce la buena música o una potente patada en ese sitio que os imagináis: me deja paralizado por mucho tiempo y con evidentes efectos secundarios. Los descubrí, he de admitirlo, durante mi fiebre Persefone/Nami. Y sí, ciertamente si tuviera que mencionar a una banda similar a los australianos, mencionaría a Persefone. Pero eso no importa aquí, porque si bien los Ne beben de esta y otras fuentes, han sabido sacar su propio sonido, y eso es algo digno de ser alabado hoy en día. El uso del violín o lo enrevesado de la estructura de sus canciones, que sin embargo llegan a entrar con la facilidad con que me entra a mí el buen jamón ibérico a cualquier hora del día y en cualquier parte de la casa, son parte de sus señas de identidad.

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Mi maestro me dijo una vez que para empezar algo lo mejor es empezar, de modo que vamos a empezar. Con “Hiraeth”. “Within the Chamber of Stars” abre las puertas de forma tan bella como augura su título. La voz de Xenoyr no aparece hasta pasados los tres minutos de la preciosa y delicada introducción, y a partir de ahí las melodías se hilarán en un delirante camino sin dejar ese lado delicado de la introducción, y dando protagonismo equitativo a todos los instrumentos. Podemos notar algo que se ha ido puliendo poco a poco, y es que algunas líneas de violín a cargo de Tim Charles sobretodo en el “Portal of I” parecían algo inconexas y colocadas arreu, pero ciertamente aquí todo sirve a un propósito y el violín no se queda descolgado, sino que es una parte más de la banda, que no sería la misma sin él.

Felo de Se”, nos abruma con ritmos más vertiginosos que su predecesora en su comienzo, pero también tiene sus partes bellas, que no reposadas, y sus miles de contorsiones, arriba, abajo, arriba, abajo, cambio, giro, vuelta, talón, punta. “Beyond the Hourglass” por su parte nos devuelve a un mundo más tranquilo donde admirar cada nota con tranquilidad y sin que un torbellino te arrastre al inframundo. Melodías esta vez más centradas en el violín que se conjunta con una base rítmica para saciar al gourmet más exquisito, el cual, enfrentado a tal monumento, no le quedará sino fregar el suelo de lágrimas derramadas. Tenemos algunos momentazos como cuando surge la voz limpia de Charles y se le queda a uno el culo tan prieto que ni cien horas de gimnasio, o las melódicas líneas de bajo que en varios puntos rebasan la excelencia, o la facilidad que tienen las voces guturales de resultar pegadizas junto al violín… Perdonad que comente solo lo más importante, porque si hay que seguirlo todo al detalle estaríamos aquí tanto rato que se me acabarían las metáforas estúpidas y empezaría a hablar normal.

Siguiendo con “Sarabande to Nihil”, este cuenta con otras tres composiciones que se acercan más a lo que nos ofrecían en el “Portal of I” . “Upon the Tongue of Eloquence” empieza dándolo todo, como si entre su anterior EP y este no hubiese pasado nada, pero no pasan de la ortodoxia hasta los tres minutos y pico, cuando ya cogen el cincel y empiezan a tallar un temazo atípico y con su propia personalidad, creando una base melódica sobre la que los ángeles bailarán dejando un poso a inhumano, un crescendo de más de cinco minutos que no cansaría ni aunque lo hubiesen alargado diez más. “When the Black Hands Dance” es más visceral, Xenoyr lo da todo rasgando la garganta, y los riffs de guitarra y la base rítmica crean una batalla sin tregua. Aparece por ahí también la voz limpia de Charles, claro que sí, pero sin ordenarle un alto el fuego a la ametralladora. Cuando sí disfrutaremos de algo de calma es en el solo, de lo mejorcito que podrás encontrar en este EP, y es decir mucho.

Ah… el tiempo pasa volando y no se detiene a no ser que uno le dispare como a esos malditos pájaros. “All the Scarlet Tears” es el tema que cierra, y lo hace curiosamente siendo el más corto, cuatro tiernos minutitos frente a la abrumadora decena que dura el resto. Sinceramente, no sé si me habrán malacostumbrado, pero no veo que este tema esté a la altura del resto, que sea el perfecto epílogo a un par de EPs perfectamente perfectos en toda su perfección. Sí, es muy bueno, la melodía encandila, pero se hace bastante sencillo al trabajar sobre una misma base con una estructura más típica. Claro que en cuatro minutos es lo que hay, y quizá querían darle ese toque, así que no hay problema.

Y ya acabamos que es tarde y hay que irse a la cama y completar el ciclo día/noche. El caso es que si sois de los que le da hueva escuchar música y prefiere solo oírla, podríais haberos ahorrado este tochazo y haberos ido antes a dormir. Siento avisar tan tarde. Si sois de los que os gusta saborear los detalles, de los que disfrutan con mil y un temas en una misma canción, esta banda es la vuestra, y estos EPs son un buen punto de partida si no los conocéis. Todo aquí sigue la línea de su anterior LP “Citadel” y se adecua con sutileza al conjunto, creando un conjunte que fluye con genio y sin sonar pretencioso. O demasiado pretencioso, porque un poquito es inevitable. ¡Zarabandistas, a bailar!


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