Canción de la semana: Hush

hush

Esta semana nos toca volver 50 años en el tiempo. Shh, calla calla, que me parece oirla decir mi nombre. Y así fue; varios miembros de Spreading nos encontrábamos en un local del barrio del Carmen, en Valencia. Ante mi petición, la legendaria canción cayó sobre la pista de baile y creo que el jaleo que se armó allí superó durante unos escasos tres minutos las pesadillas de ruido, humo y llamas de las Fallas.

Porque hay canciones que son atemporales. Aparecieron en un momento concreto y sumieron las mentes en un continuo sopor; las nuevas corrientes ideológicas y artísticas, las psicodelias vitales que se desprendieron de ellas -y del propio consumo- y el afán de un nuevo mundo musical por conquistar. Aunque volviendo al terreno musical, y esto es una cosa que a mí me encanta hacer, rastrear las raíces que darían al rock instaurado en los 70s y que ha llegado hasta hoy en día, no siempre es tan fácil. ¿A qué me refiero con esto? «Hush» creo que es una de esas canciones que moldearon la mente de muchos músicos que querían saltar a esa nueva orquestación rockera de canciones más largas, complejas y que supondrían una liberación lírica.

Y es curioso decir esto, ya que Hush parte desde una concepción musical a lo Elvis Presley (ahora que pienso, habría sido un temazo muy reconocido en la época si hubiera sido él el que la hubiera cantado), donde el victimismo del hombre hacia una mujer se convierte en una batalla verdaderamente épica, más allá de las peripecias de Ulises, Dante o Frodo. Grupos como The Animals o The Yardbirds ya comenzaban a sembrar todas esas semillas, por una senda paralela a los ya elitistas Beatles, que jugaban en ligas anacrónicas y que eran imposibles de rivalizar en cada cosa que hacían.

En esos universos que confluían a la vez, en esos hits de artistas desconocidos que salían y se hacían famosos en todo el mundo, había una mano casi oculta, a modo de demiurgo, que se encargaba de darle forma a la canción, aunque esto casi daría para otro artículo. Estos compositores como Jerry Leiber & Mike Stoller (Hound Dog, Jailhouse Rock) y productores como Quincy Jones (Frank Sinatra, Michael Jackson) o George Martin (The Beatles) estuvieron siempre a la sombra, pero fueron los verdaderos activadores de esa maquinaria musical. Uno de ellos, Joe South, fue el que escribió y produjo, entre otras canciones, «Hush» para Billy Joe Royal, un artista country medianamente conocido de Estados Unidos.

Y aunque la canción original conserva la mayoría de elementos que el resto de versiones (sobre todo la de Deep Purple, que la harían famosa) pasó ciertamente sin pena ni gloria. Pero cómo cuando Eric Clapton descubrió Robert Johnson al mundo, Ritchie Blackmore abrió esa caja de pandora musical con «Hush». Y fue, justamente un año después, en 1968, cuando en ese disco tan extraño de diferentes tonos de púrpura, «Shades of Deep Purple», Hush llegó a las radios de todo el mundo. «Hush» parecía entrar a formar parte de ese círculo de canciones como «Hey Joe» o «House of the Rising Sun», pero con un sonido muy diferente, en el umbral entre lo viejo y lo moderno. Algunos incluso han querido señalar que ese «nanana» es un rip-off total de uno de las partes finales de «A Day in the Life (quizás la mejor canción de los Beatles, aunque enigmática como sí misma). ¿Coincidencias que ambas fueron publicadas en el mismo año, a una distancia de apenas unos meses?

¿Qué opináis de la grabación original de «Hush» por Billy Joe Royal? Tiene una ambientación simple, de tienda de vinilos, de peinados y ropas 60eras, que me recuerda a las grandes ciudades americanas. No entiendo por qué no llegó a ser un éxito. Quizás sonó demasiado moderna, por las diferentes partes de la canción. Quizás se le hizo demasiado grande a Billy Joe que, recordemos, era un artistilla cualquiera de country; o le faltó fuerza en ese ascenso de las guitarras distorsionadas en el año 1967.  Lo cierto es que esta canción llevó a Deep Purple a su primer gran éxito, que aunque pasó desapercibido en Inglaterra, le abrió las puertas a las radios americanas. Pero la historia no acaba ahí: esta composición mixolidia que pasa a menor para arrancarnos esos «nananas» ha sido versionada por varios artistas, entre ellos, Thin Lizzy, Gotthard, Kill Dozer, Kula Shaker o el mismísimo Joe South. Yo lo tengo bastante claro. Por funky, psicodélica y enérgica me quedo con la versión de Crispian Mills, de Kula Shaker. ¿Cuál es vuestra favorita?

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