Tras una actuación en el Be Prog! My Friend que me dejó ligeramente desencantado, mi adicción a Caligula’s Horse se redujo considerablemente… al menos por una -breve- temporada. Esa sensación no fue culpa de los australianos, que estuvieron más que correctos, sino de unas expectativas desmesuradas. La banda liderada por Jim Grey y Sam Vallen han sido para mi uno de los grandes descubrimientos del año, y «Bloom» uno de los discos que más he escuchado, por lo que terminaron por convertirse en uno de los artistas que más ganas tenía de ver en directo.
A esta espina se sumó que el esperado primer adelanto de su nuevo trabajo no caló en mi. Me pareció innecesariamente complejo, y que carecía de la chispa de accesibilidad que hacía tan grandes sus últimos singles. La consecuencia de esto fue que «In Contact» salió y no mostré el menor interés en escucharlo. Craso error. Parece mentira que a día de hoy continúe cometiendo de vez en cuando la misma equivocación. No se pueden tener prejuicios desconextualizados respecto a un disco por una sola canción. Más en bandas como esta, de fórmula tan ecléctica y ambiciosa. Y aun más si lo que se traían entre manos era un álbum conceptual, como toda banda de progresivo que se precie termina haciendo antes o después. Ellos ya experimentaron con ello en su segundo trabajo, y les ha sentado bien recuperar el formato.
Que Jim Grey nos hablé en el contenido de sus letras sobre temas que giran en torno a ciudades no es nada nuevo, pero en «In Contact» Caligula’s Horse lo ha llevado al siguiente nivel. 10 temas divididos en cuatro bloques -«To the Wind«, «The Caretaker«, «Ink» y «Graves«-, siguiendo la historia de un pintor, un músico, un poeta y un escultor. Además incluye como bonus una nueva versión de su tema «Atlas». Un arco argumental que gira en torno a una ciudad, diferentes personajes y tramas que se entrelazan, y la revolución y el arte como motores de la historia. Puede sonar a clichés -no hace mucho que los mismos Dream Theater usaron algunos de estos elementos para crear un álbum que para muchos es mejor que caiga en el olvido-, pero los australianos tienen una visión clara, y muy propia, de lo que quieren hacer.
Son muchas las bandas de la nueva hornada de progresivo con la que guarda características en común: el sonido denso y épico de Leprous, la delicadeza y elegancia de Agent Fresco, el virtuosismo desbordante de Haken. Pero a pesar de ello no suenan a ninguna de ellas, y con este nuevo trabajo han potenciado algunos de los rasgos que definían su sonido, logrando así desmarcarse apostando por lo que los hace diferentes.
Esa complejidad que nombraba antes al hablar del single de adelanto está omnipresente en todo el disco, pero por suerte su finalidad no es sacar músculo, sino servir a la visión musical por la que han optado en «In Contact». Desde el oscuro y largo tema inicial, «Dream the Dead«, se puede observar esto, haciéndose patente conforme avanza el tracklist. Solos de guitarra que derrochan técnica y musicalidad, estructuras progresivas que necesitan crecer poco a poco, recordando a sus dos primeros trabajos, pero un sentido de la melodía heredado claramente del «Bloom». Y una apuesta absoluta por patrones rítmicos de séptima cuerda de tendencia meshuggera. Pero ojo, que esto no os haga echar a Caligula’s Horse rápidamente al saco del djent, pues su sonido va mucho más allá.
En los temas que juegan más con las melodías como «The Hands Are the Hardest«, con voces y punteos delicados, brillan con luz propia haciendo gala de una elegancia natural. Demuestran que son unos músicos de altísimo nivel, pero que tienen como máxima prioridad servir a la canción. «Songs For No One» es un verdadero himno, larga pero de estructura simple, sabiendo mantener la atención del oyente ante cada detalle, una pieza de orfebrería progresiva de calidad indudable que además cuenta con un videoclip que merece la pena, muy llamativo visualmente. El momento en el que Jim deja su voz en un fino falsete al cantar «Bring me home again» logra ponerme siempre la carne de gallina.
We reach for the longest shadow
We reach for the hidden hurt
We reach for the night like we are old light falling to Earth
«Fill My Heart» comienza con una melodía realmente cautivadora, que se desarrolla en un dramático tema que contiene el que probablemente sea el mejor solo del disco… lo de probablemente es porque la calidad que poseen todos le deja a uno indeciso. En el enfoque solista de Sam se observa un ligero cambio, especialmente en la selección de notas, que hace pensar que se haya dejado influenciar por la nueva generación de guitarristas que tiene como estandarte más visible a su compatriota Plini. Pero la esencia es la misma a la que nos tiene acostumbrados, siguiendo firmemente los pasos de referentes como Petrucci.
Una de las grandes sorpresas que encierra el disco es «Inertia and the Weapon of the Wall«, un interludio de spoken word que contribuye a darle profundidad a la atmósfera de álbum conceptual. Además va seguida de un cañón de tema como es «The Cannon’s Mouth«, que aun así creo que habría ganado más si fuera más directa, pues en mi opinión da demasiadas vueltas en algunas partes, desluciendo la potencia que revisten los riffs.
Pero si hasta aquí lo que nos han ofrecido ya es de sobresaliente, lo mejor aun está todavía por llegar. «Graves» es indudablemente una de las canciones más memorables que vas a escuchar este año, es de esas que te hacen sentir parte de un verdadero viaje musical y emocional, que juegan contigo sorprendiéndote continuamente conforme se desarrollan, y que reservan hasta el último segundo la magia necesaria para tenerte hipnotizado. Y para volver a escucharla una vez termina sabes que tienes que dedicar quince minutos de atención absoluta, pero vale la pena. Os dejo a vosotros descubrir lo que encierra, pero estad atentos a la espectacular colaboración que contiene de cierto saxofonista noruego.
«In Contact» es de esos discos que te demuestran que la complejidad no es incompatible con la emotividad, pues apostado por el camino más difícil y una fórmula más intrincada, Caligula’s Horse han forjado un disco lleno de belleza y significado, y en el que suenan a ellos mismos más que nunca. Un álbum que demuestra que la discografía de la banda solo va a más, y que podemos contar con que su nombre estará entre los que dejen huella en la generación actual de bandas de progresivo.
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